RAVANA: EL REY DEMONIO DE LANKA

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El poder no viene sin sacrificio. Cuanto mayor sea el sacrificio, más es el poder inconmensurable. Ravana, el rey demonio de Lanka lo sabía. Durante años él adoraba, mostrando su devoción a través del aislamiento, la oración, el ayuno y la penitencia ante el altar de Shiva. Sin embargo, desde hace años se encontró con el silencio.

En su búsqueda de la inmortalidad, sacrificó su propia vida. Él cortó su propia cabeza. Agonía y dolor se encontraron con él, ya que volvieron a crecer como las iba cortando. Fue recibido no por la muerte, sino por el rechazo. Shiva el Destructor no lo quería. Ravana era implacable, no se rindió. Nueve veces más su cabeza fue ofrecida, y en su décimo sacrificio, finalmente Shiva fue saciado.

Para el rey demonio, Shiva concedió una bendición. En lugar de la inmortalidad, él ganó la invulnerabilidad contra los que él considera como amenazas: Dioses y demonios. Ravana no podía ser destruido. Un maestro de combate, un estudioso genio, un líder sin igual, y ahora invencible, Ravana acumuló un ejército de demonios y monstruos para conquistar el mundo. Nada podía detenerlo. El Rey Mono, Hanuman lo intentó, pero Ravana luchó contra sus ataques. Los ejércitos del Rey Demonio conquistaron todo, dejando a Ravana para gobernar desde un trono de oro.

Sin embargo el crimen de raptar a la princesa Sita marcaría su derrota.

Vishnu, en su sabiduría y gracia, no permitiría el dominio de Ravana. Por Dioses y demonios Ravana no podía verse perjudicado, solo por los mortales... 

Así que Vishnu renace en Rama, un simple hombre, esposo de Sita. Ahora entrenado como un guerrero y siendo el ejemplo de perfección, Rama llama al Rey Demonio a la batalla. Con su orgullo raspado como contra una piedra, Ravana reúne a sus hermanos monstruosos, sus aliados conquistados, y su formidable ejército para responder burla de Rama. Su rivalidad sacudirá el mundo.



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