CAMAZOTZ: EL MORTAL DIOS DE LOS MURCIELAGOS

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En la oscuridad que se esconde, paciente como la noche en todo su silencio. Por debajo de lo invertido de sus campos pesca a su presa. Sea animal, mortal, o Dios no importa, el sólo se satisface del repiqueteo insaciable en las venas con sangre hirviendo proveniente de otra criatura. Pero nunca hay suficiente. Nunca habrá suficiente para el.

Así es Camazotz, el Dios Murciélago, cuya forma bestial coincide con la de sus criados nocturnos, se esconde en la oscuridad, esperando el momento sólo para alimentarse.

 En una ocasión anterior, cuando los héroes gemelos, Hunajpú y Xbalanqué se aventuraron al Xibalbá, tropezando a ciegas en la oscuridad de la Casa de los Murcielagos, dieron a  Camazotz la derrota de un Dios. 

Al verse rodeados por un enjambre de murciélagos correosos, chillando y batiendo con frenética energía, los héroes gemelos se encogieron y se escondieron en sus cerbatanas, esperando el amanecer para iluminar el camino a la salida. 

Paciente, como siempre, Camazotz esperó. Hunajpú, incapaz de resistir, levantó la cabeza de sus escondite para comprobar si había luz. Camazotz saltó, deslizándose a través de la oscuridad como una daga a través de la piel, y arranco la cabeza de Hunajpú de un solo tajo.

 Victorioso, presentó su premio como trofeo a los otros dioses del Xibalbá. Los Ajawab del Xibalba celebraron la derrota de los heroes jugando a la pelota con la cabeza de Hunajpú. Sin embargo, en la luz del día, Xbalanque formó una nueva cabeza para su hermano con la coraza de una tortuga y los dos se escaparon mientras Camazotz estaba ausente. 

 Largo tiempo tiene Camazotz colgado de su percha, ha esperado, siempre vigilante, siempre paciente, por el momento preciso.. Ahora que la luna se ha levantado, y la noche ha llegado, Camazotz ha desaparecido en la oscuridad. Cuando  sea visto aproximándose, solo habrá sangre en sus colmillos...

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