AGNI: EL DIOS DEL FUEGO

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Hay pocos elementos tanto destructivos y beneficiosos como el fuego. Agni, dios del fuego, es la encarnación de ambas cualidades, con una cabeza de cada uno.

Aunque la fuente de su origen garantiza debate, ya que hay muchos cuentos de su origen que va desde dos palos simples que se frotan entre sí en un ritual, a la energía cósmica que hizo todas las cosas en el principio de los tiempos.

Agni es un Dios fundamental e importante con muchos deberes para el panteón hindú. 

Hijo de Pritiví,  es el hermano gemelo de Indra, Dios de los cielos y las lluvias, el principal de los guerreros. Por el contrario, Agni es el principal de los sacerdotes, que actúa como mensajero entre los mortales y dioses. En cada ritual hindú y cada oración se realiza frente a un fuego de algún tipo, por lo que Agni lleva las palabras y sacrificios, viaja entre la Tierra y el Cielo. Él es bienvenido en cada hogar y muy querido por los fieles. Protege a los hombres y los hogares de estos.

Monta un macho cabrio, y se dice que del emanan siete rayos de luz. Agni través de sus llamas, proporciona calor y la luz, pero también limpia las impurezas. El humo de sus piras crea el aire y mantienen los cielos en lo alto. El sol, fuente de fuego mismo, aporta energía que da vida a todo el mundo, y sus lineas son relámpagos el cielo durante las tormentas.

A pesar de su bondad y de servicio, Agni tiene dos caras. Una de ellas es la cara de bondad y pureza, que volvió hacia la gente y dioses. Su otra cara, sombría y resuelta, guía al Dios del Fuego, para jugar su papel en el ciclo cósmico de la creación y la destrucción, para quemar y ennegrecer todas las atrocidades del mundo hasta convertirlas en cenizas.


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