0.06

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Me desperté algo temprano. Su brazo estaba envuelto en mi cintura y nuestras piernas enredadas bajo las sábanas, como todas las mañanas desde que empezamos este juego tonto, en el que uno de los dos saldría herido.

Me di el placer de contemplar su rostro dormido. Ni en mil años diría que Cameron no era uno de los seres más bellos que había visto en mi vida. Sus facciones eran como los trazos de una obra de arte, al igual que su cuerpo. Y me dolía, porque yo sabía que nada de eso me pertenecía ya. Y debía olvidarme cuanto antes de todo él, o la que perdería sería yo.

Sus párpados empezaron abrirse lentamente. No me preocupé en que el notara que yo estaba despierta y contemplándolo. Sonrió al verme, y por inercia yo también lo hice.

—Buenos días.—Besó mis labios.—¿Hoy es 7?

—Supongo.—Me encogí de hombros, ignorando la indirecta.

Cameron me miró como esperando que dijera algo. Sabía perfectamente que quería, y no se lo iba a decir. No ahora. Me hice la que no tenía idea de que pasaba hoy. Sentí como suspiró.

—Ah...—Se quedó en un silencio incómodo.—Creo que me voy, tengo cosas que hacer.

Se levantó y dejó las sabanas en su lugar. Besó fugazmente mi frente y se fue de mi cuarto sigilosamente.

Me giré a mirar el techo de mi cuarto. Tapé mi cara con la almohada y solté un pequeño chillido amortiguado por esta.

No tengo ni la más mínima idea de que regalarle a Cameron.

~*~

Normalmente no tengo problemas en hacer regalos. Suelen ser muy originales y como muestra de mi cariño. Pero ahora...

—¡No sé qué hacer!—Gemí tomando mi cabeza con completa frustración.—Es que no quiero darle algo que delate mis sentimientos, pero tampoco quiero regalarle una mierda ¡Esto es tan complicado!

—Ari, céntrate.—Mahogany me tomó de los hombros y me zarandeó.—¿Qué le gusta a Cameron?

¿Qué le gustaba a Cameron? Obviamente lo sabía. Sabía su tienda favorita, su animal favorita, su color favorita, su canción favorita. Sabía todas sus preferencias. Pero, ¿Qué realmente le gustaba? Quizás la música, o el paintball. No lo sabía. Cameron era un libro abierto, ¿pero qué era lo que en realidad importaba para él?

—No lo sé, Lox, no lo sé.—Me quejé como una niña pequeña.

Mahogany me observó con cuidado y se sentó a mi lado en el banco del centro comercial. Oh, no. Ahora era ese momento en que me daba una charla sentimental.

—Arianna, cariño, fuiste novia de Cameron ¡Debes saber lo que le gusta!

—¡Y lo sé! Pero...pero no sé qué es lo que más le gusta sobre todo, lo que le apasiona.

Masculló algo que no entendí y me miró con una sonrisa de obviedad.

—Quizás deberías preguntarle.

Já. Se había vuelto totalmente loca. De remate.
¿Cómo siquiera se atreve a decirme eso? Por favor. Todos sabíamos la poca sutilidad que poseía, y seguro que la acababa cagando.

—No puede hacer eso.

—Lo sé, por eso se lo preguntaré yo.—Se levantó y sacó su móvil para rebuscar el contacto de Cameron.—"Cam, ¿qué es lo que más te gusta en este mundo?"—Leyó en voz alta al escribirlo.—Todo tuyo.

The Viner Girl || MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora