XXXVI

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ARIANNA

-Ahora si que me voy a quejar.-Exclamé mientras él solo me arrastraba de la mano.-Esto es ilegal.

-No, no lo es.-Siguió caminando sin importancia alguna. De momento se detuvo y me miró pensativo.-Por lo menos no tanto como entrar a discotecas con carné falso y beber alcohol.

-Touché.-Asentí y sonreí con superioridad reanudando la marcha.-Pero si mal no recuerdo tú eres el que más bebe, Camarón.

-Pero yo soy mayor.

-Todavía no tienes veintiuno.-Repliqué picando mi uña en su estómago sin detenerme.

-Solo espera un año, dos meses y tres semanas y ya seré mayor de edad.-Gruñó un poco.

Reí por lo estúpido que sonaba. Cameron deslizó la barra metálica de la entrada y los dos nos encontrábamos ya dentro de la recreación del Coney Island de Brooklyn, pero en Los Angeles. Estaba claro que esto era allanamiento de morada a un parque temático y corrupción a la sociedad. Creo.

De todas las cosas que habíamos echo con anterioridad, esta era la única por la que realmente me preocupaba.

Aquí deberían haber cámaras, alarmas, guardias, la base de la CIA, un Chinatown, el hermano gemelo de Aaron y un perrito caliente gigante que lanzase láser arco iris.

Espera, ¿Qué?

Estos chicos me están pegando la idiotez. Seriamente.

-La policía nos meterá en Guantánamo.-Lloriqueé.-Yo no quiero ir a la carcel, el color naranja es demasiado feo para llevarlo puesto.

Cameron me fulminó con la mirada para que me callara. Le hice caso y mentalmente empecé a maldecirle. Pero con cariño, eh.

-Tampoco es tan malo.-Murmuró un rato después mientras pasábamos entre los juegos.-No tienes ni idea de lo que le hacen a los pobres chicos blancos y sexys -como yo- en las duchas.

Los dos nos estremecimos notoriamente.

Estaba apunto de susurrarle que unos metros más allá había algún trabajador del parque cuando el aumentó el paso directamente hacia aquella silueta.

Choqué mi mano con mi frente, mental y físicamente.

-¡Dallas!-Saludó el chico que parecía ser el guardia de seguridad.

Wut.

-¡Barbosa!-Contestó Cam dandole un abrazo como saludo.

Yo, un poco -demasiado- confundida, me quedé medio que en shock mirándolos. Esto era demasiado raro.

Los dos empezaron hablar en susurros mientras me miraban. Ejem, se creen que soy tonta, ejem.

-Hola Arianna, soy Andrew.

Le miré raro. Luego posé mis ojos en Cam y él rió.

-Si, hay dos Andrew.-Seguí mirándolo como si fuera un monstruo de tres cabezas.-También hay dos Jack, no te sorprendas.

Cameron me dio una palmas ira en la cabeza, haciéndome reaccionar.

-Hola.-Saludé esta vez algo aturdida.

-Supongo que ya has conocido a Ferrer.-Asentí.-Puedes llamarme Barbosa, no hay problema.

Asentí con una sonrisa y él encendió una linterna. Barbosa nos hizo un gesto con la mano para que lo siguiéramos.

Cameron volvió a entrelazar nuestros dedos con decisión. Los dos parecíamos haber perdido la vergüenza de mostrarnos afecto el uno al otro. Y eso me gustaba.

The Viner Girl || MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora