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Me dejé caer en un puf amarillo que había en el cuarto de Christian y él se sentó al borde de su cama. Había cajas por todo el cuarto y estaba la cama deshecha.

—¿A qué se debe tu interrogatorio?—Inquirí frunciendo los labios.

Chris juntó sus manos sobre su regazo y me dio una sonrisa cómplice.

—Arianna Morgan Packet, 19 años, nacida en Filadelfia. Entre las veinte personas más influenciales del mundo. 9 millones de seguidores en Vine, 6 millones en Instagram y 5 millones en YouTube. Modelo de baja estatura.—Recitó dejándome fría. Se miró las uñas y luego a mí.— Pero de todo eso, lo único que me interesa es que eres la ex de mi mejor amigo. Y que aún lo quieres...

No contesté de inmediato. Estaba en un pequeño shock al ver que Christian sabía más cosas de mí que yo de él ¿Cuánto sabría de mi vida personal? ¿Acaso Cameron le había hablado sobre mí? Había escuchado de Chris y su influencia sobre Cameron, pero no sabía realmente nada sobre él. Me sentí como una estúpida en esos momentos.

—Vale, vale, espera un momento...—Me llevé las manos a la cara y bufé abatida.—¿A qué quieres llegar con todo esto?

—Quiero que Cameron sea feliz.—Respondió perseverante.—Y estoy seguro que él es feliz contigo.

Aparté mis manos y lo miré con detenimiento. Mis retinas empezaron a escocerme de una manera horrible y las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento.

«No otra vez» deseé en lo más profundo de mi ser.

Me levanté prácticamente de un salto y lo señalé con mi mano, desesperada, resistiendo las lágrimas.

—Tú...no me puedes decir eso.—Musité empezando a derrumbarme internamente.—Yo no puedo volver con él ¿lo he entiendes? Nos hemos echo daño mutuo. No quiero volver a salir herida, no.

Chris se puso en pie con la intención de tomarme de los hombros pero me alejé rápidamente. Levantó sus manos como símbolo de paz y me indicó que me sentara. Le obedecí.

Christian y yo no nos conocíamos, pero algo dentro de mí se sentía tranquilo al compartir espacio con él. Sentí como si pudiera contarle lo que fuera y que me ayudaría. Era el objeto de caridad, como había descrito Cameron.

—Tranquilízate.—Me pidió con un tono calmado.—No tienes porque volver a sufrir, ninguno de los dos.

—Pero es que...tú no lo entiendes.—Las lágrimas saladas y calientes corrieron por mis mejillas hasta detenerse en mi barbilla y caer al suelo.—No quiero hacerle más daño a Cameron; no quiero hacerme más daño a mí.

Chris tuvo una mirada de circunstancias y luego se lanzó ha abrazarme como si fuéramos amigos de toda la vida. No respondí realmente a su abrazo, pero no retuve más las lágrimas y lloré en silencio.

El dolor característico en el pecho seguía ahí, pero llevaba más de un año acostumbrada a él.

—Mira, me vas a escuchar muy bien, y luego me dejarás ayudaros a los dos.—Murmuró pasando una mano por mi pelo como consuelo. Me miró con seriedad y una pequeña sonrisa se extendió por su rostro, reflejado de esperanza.—Voy a conseguir que los dos volváis a ser felices, juntos.

~*~

Me alisé la ropa y volví a salir al patio, con Christian siguiéndome. Los dos manteníamos sonrisas impecables y sin duda no parecía que habíamos estado trazando un plan y yo había llorado minutos antes. Me envió una mirada seria antes de que cada uno fuera por su lado. Divisé a Cameron sentado en una silla bajo un árbol y suspiré para ganar fuerzas. Caminé en su dirección y él alzó la mirada de su móvil para mirarme.

—¿Dónde estabas?—Me inquirió.

—Christian me enseñó la casa.—Mentí.

—Ah.—Se limitó a contestar y un silencio incómodo nos inundó. Tosió falsamente y conectó sus ojos a los míos.—¿Necesitas algo?


A tí , pasó fugazmente por mi cabeza.


—No conozco a nadie más que tú aquí.–Repuse.


O Christian tenía un oído de perro o me había puesto un micrófono. Noté su expresión de "no la cagues" metros más allá y como volvía a hablar con una señora rechoncha. Miré a Cameron y él volvió a su teléfono. Con un arranque de valentía aparté sus brazos y me senté sobre su muslo izquierdo. Cam enarcó una ceja divertido y, en vez de replicar, pasó sus brazos por mi cintura y apretó sus manos sobre mi abdomen.


–¿Y esto a qué se debe?

–No había más asientos.–Contesté apartando la mirada con algo de vergüenza por la situación.

–Ah, ya veo.


Chris sonreía pícaro al otro lado del patio. Disimuladamente levanté mi dedo del medio hacia él por incitarme a hacer esto. Una de las manos de Cameron me giraron hacia su torso con ligereza. Me sonrió con su característica dulzura.


–¿Me vas a besar ya o qué?–Solté a modo de queja.

–Como la señorita diga.


Entonces ya nos estábamos besando por millonésima vez. Y un nuevo plan acababa de dar por iniciado.


Lo siento antigua Arianna, pero el corazón quiere lo que quiere.

The Viner Girl || MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora