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Arianna

Cameron, sentado frente a mí, en el sofá, se debatía entre inspeccionarme con la mirada o mantener la vista en sus pies. Me crucé de brazos, eso molestaba.

-¿Qué tal el vuelo?-Nos preguntó Bryant amablemente mientras nos daba unas latas de refresco.

-Bastante bien, aunque la señora de al lado parecía un perro roncando.-Sierra río al recordarlo.

-Grabé un vine.-Añadí chasqueando la lengua.

Bryant me miró con una sonrisa.

-Ari, ¿has crecido?-Mi miró de arriba abajo.

-Sip.-Me puse en pié de un salto.-Tres centímetros desde el año pasado.

Él y Sierra rieron, pero Cameron solo me miraba con algo de descaro. Sonrío al notar su mirada y me paso la mano por el pelo.

-¿Se te perdió algo, Cameron?-Cuestioné desafiante.

Entrecerró los ojos en mi dirección y se relamió los labios.

-A ti.-Contestó de la misma forma.

Rodé los ojos sin disimular. No sé cortó un pelo en mirarme, pero yo tampoco lo hice. No me avergonzaría más ante él. Esto era tan como cuando nos peleábamos por ver quien era el mejor.

Bryant y Sierra miraban de Cameron a mí. Hasta que tocaron el timbre y Bryant se levantó como si de un resorte se tratara y fue a la puerta gritando un innecesario "¡Yo abro!". Se le oyó hablar con alguien y en cuestión de segundos filas de cajas empezaron a pasar por la puerta. Bryant fue corriendo a indicarnos nuestros cuartos y les dijo a los de la mudanza que pasaran las cajas verdes al mío y las violetas al de Sierra. Los dos quedaban abajo, uno frente a otro, mientras que el de Cameron y Bryant era en el segundo piso.

-¿Tantas cosas?-Cuestionó Cameron apoyado en el umbral de mi puerta con las manos en los bolsillos de su jean negro.

-Soy una chica, Cameron.-Fue lo único que contesté mientras seguía organizando adornos y ropa por aquí y allá.

Su presencia no se largaba, pero me mantuve impasible.

-Bryant dice que vamos a cenar al Oriental Smart, nos vamos a las nueve porque hemos quedado con los chicos.-Anunció. Cuando me giré a verlo vi que estaba de brazos cruzados y mirando un cartel dentro de una caja detrás de mí.-¿Todavía lo conservas?-Se acercó sin preguntar y sacó el cartel para removerlo frente a mis ojos. No articulé palabra alguna y me quedé mirando el cartel del mi primer show en MagCon.-Vaya que ha pasado tiempo...

Observé como acariciaba la hoja y la volvía a dejar en la caja, con el rastro de una sonrisa nostálgica en sus labios. Se levantó otra vez y se dirigió a la puerta.

-Eran buenos tiempos...-Murmuré esperando que no me oyera, aunque dado a que giró a verme, si lo hizo.

-Sí, lo eran.-Se me quedó mirando por unos largos e intensos segundos y desvió los ojos a otro lugar, como si hubiera recibido un escalofrío.-Si necesitas ayuda estaré en la sala.

Escuché sus pies descalzos perderse en el suelo de madera oscura hasta que sus pisadas desaparecieron. Me llevé una mano al pecho; el corazón me latía demasiado lento y profundo, casi doloroso. Observé la pila de cajas y suspiré. Sería una larga tarde.

...

El vestido de rayas se me subía unos pocos centímetros a cada paso que daba, y ya estaba cansada de tener que bajármelo. Arremangué las empuñaduras de mi chaqueta vaquera y miré a Sierra caminado a mi lado ¿Cómo podía estar tan tranquila? Oh, cierto; ella no estaba a escasos segundos de un reencuentro inexplicable con mis mejores amigos los cuales no veía desde hace meses y del que sabía que no podía salir nada bueno.

The Viner Girl || MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora