XVII

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ARIANNA

—Coño Cameron, pero pítale al de adelante. —Le grito para que se espabile. Llevamos una media hora esperando en un atasco. Como Dallas debe ser mi chófer, le obligué a que me llevara al centro comercial, pero para eso teníamos que llegar al centro de la ciudad.

—Lo intento, ¿vale? —Sisea obviamente irritado. —Y si no haberte buscado un chófer mejor.

—No me vengas con... —La bocina del coche trasero me corta la frase. —Avanza de una vez. —Espeto cambiando mi mirada a la ventanilla.

Está lloviendo, pero no hay tormenta, algo que agradezco. No estoy de muy buen humor que digamos. Hoy me he levantado -por suerte sin resaca- y lo primero que fuí hacer fué darme una ducha, pero la estúpida de Ashley me dejo sin agua caliente. Después, Logan discutió conmigo por haber estado anoche todo el rato con Cameron, y yo le contraataque con la rubia puta. Y para rematar; estamos en este maldito atasco bajo la lluvia. Hoy no es de mis mejores días, eso está claro.

Media hora después llegamos al centro, y lo primero que hacemos es comprar un maldito paraguas. Caminamos por las calles bajo el paraguas, una al lado del otro, en completo silencio. Cameron está enfadado conmigo. No le culpo, he descargado todo mi mal humor con él.

—Hey Cam, no te enfades. —Murmuro sin mirarlo. —Hoy no es un buen día ¿sabes? —Bufo siento su mirada neutra sobre mí. —Lo siento. —Aparta su mirada y sigue caminado, hasta que para en seco.

—Skittles... —Murmura y se relame los labios pegando sus manos al escaparate. En este hay una bolsa de Skittles gigantes y un anuncio de que están en promoción. Una idea pasa por mi cabeza.

Entro a la tienda y le pido a la dependienta que me dé varias bolsas de Skittles y otros dulces. Salgo y le entrego la bolsa a Cameron. Este la abre y me mira sorprendido, pero eso no impide que empieza a comer como si la vida de perdiera de ello, cosa que me causa risa.

—¿Quieres? —Habla con la boca llena extendiendome la bolsa, de donde saco un paquete de M&M's. —¿Porque los has comprado?

—No sé. —Me encojo de hombros. Verdaderamente no lo sé. —Parecía que tenías hambre.

—¿No son los chicos los que tienen que regalar cosas en la primera cita? —Paro en seco al oír su pregunta.

—Esto no es una cita. —Digo algo insegura. No lo es, ¿Verdad?

Touché. —Asiente algo confundido llevándose un puñado a la boca. Cerdo.

Después de mirar cientos de tiendas, aburrir y llenar de bolsas a Cameron, reír mucho y cuarenta paquetes de Skittles; llegamos a casa de los Grier. Todos, sin excepción alguna, están en el salón. Miro a mi hermano y sonrío al apreciar que se lleva bien con los chicos, pero me doy cuenta de que las aguas siguen sin estar tranquilas entre nosotros. Mahogany me agarra de el brazo y me lleva a la cocina con la excusa de que tenemos que hablar de cosas de chicas, a lo que todos asienten sin ningún tipo de interés.

—¿Que pasó con Cam? —Mueve las cejas insinuante. Aquí empieza su interrogatorio.

—¿Te refieres a que pusiste una canción lenta justo cuando estábamos bailando?—Hago notar mi sarcasmo enmarcando una ceja.

—Oh vamos, solo intentaba avivar las llamas.—Me codea en modo de complicidad.

—¿Llamas?— Pregunto incrédula.—Mahogany, entre Cameron y yo no hay na-da.

—Pues eso no lo parecía anoche...—Murmura recargando su barbilla sobre sus manos.

—¿Que dices?—Frunzo el ceño, obviamente sin enterarme de nada.

The Viner Girl || MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora