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Los días pasaban cada vez más y más. Cameron y yo continuábamos en ese bucle de amor-odio, pero todo parecía un maldito deja-vú. Me había dado cuenta que era como si el tiempo hubiera vuelto un año atrás, y nosotros estuviéramos reproduciendo todo lo que habíamos vivido. Todo lo que nos había echo enamorarnos uno del otro. Aquello me empezaba a sacar de quicio. Porque yo sabía la inquietante verdad; me estaba enamorando con aún más fuerza de Cameron Dallas, mi exnovio. La primera persona que había amado, la misma que rompió mi corazón.

Yo solo tenía la certeza de que la historia se repetiría. Todo se repetiría. Y eso quería decir que yo saldría perdiendo, con el corazón aún más destrozado que antes. Estaba jodida.

Nash y Sierra habían empezado a salir, aunque su relación se mantenía en privado. Aaron y Cameron era como uña y carne, y yo parecía la mugre en mitad de ellos dos.

Quería decir, Aaron se empeñaba en que Cameron y yo deberíamos de dejarnos de juegos absurdos y volver a estar juntos como pareja. Pero creo que ninguno de los dos estaba interesado en eso.

La sorpresa llegó el día que Cameron por la mañana, después de haber dormido conmigo, me pidió aquello.


–Mañana llega Chris.–Nada más decir aquello me quedé helada. Pero mucho más lo que dijo después.– Me gustaría que me acompañaras a verlo ¿Vendrías?


En aquellos momentos no supe que hacer. Creo que no lo había entendido bien.


Recordaba a Christian, claro que lo hacía. Era su primer y mejor amigo, el mismo que se había ido tres años atrás, el hijo de la mujer que fue Cameron a visitar un año atrás, el mismo que por el que mi exnovio había llorado. Yo no lo conocía, no sabía como era. Solo sabía de él basándome en lo que me había contado Cam. Aquel chico fue su salvación cuando era un adolescente y no tenía ni un solo amigo. El que procuró que Cameron no hiciera nada estúpido y aprendiera valorarse. Estoy segura de que sin aquel chico, Cameron y yo no nos conoceríamos. Él no sería un chico famoso, y quizás -y sonará aterrador- ni siquiera estuviera en este mundo.

Al parecer Cameron no era solo el que estaba eternamente agradecido hacia Chris. Muy en el fondo, o tal vez no tanto, yo también lo estaba.

En aquel momento acepté algo vacilante, pero lo hice.

Así que ahora estaba en el coche de Cameron, en camino a Chino Hills.

Me rascaba las manos con una picazón que reconocía como nerviosismo. La realidad era que yo ahí no pintaba nada. Yo ya no era pareja del chico que conducía a mi lado con una bonita sonrisa. Él y yo solo compartimos el mismo techo, y bueno, algunas cosas privadas que no tenían porque salir a la luz.


–¿Por qué querías que viniera yo?–Le inquirí sin problemas.


Habíamos desarrollado cierta comunicación entre nosotros en los últimos días, hasta parecía que fuéramos amigos, cuando en realidad no llegábamos, pero sobrepasábamos la línea de la amistad.


–Fuiste tú quien me acompañó el año pasado.–Dijo sin apartar la vista de la carretera.–Creo que Chris debería conocer a quien me consoló mientras él no estaba.


No contesté y me dediqué a observar por la ventanilla.

A principios de octubre y el verano no parecía tener fin en California. Sin duda esto no tenía nada que ver con Philadelphia.


Un rato después llegamos a Chino Hills, la urbanización donde vivía Cameron antes. Nada más aparcó en el porche de su casa, una cabeza se asomó por la puerta de entrada. Cam bajó primero y cerró la puerta tras él. Suspiré al ver que su madre bajaba el escalón de la entrada e iba corriendo a recibir a su hijo. Con cuidado desabroché mi cinturón de seguridad y abrí la puerta. No estoy segura de si quería pasar desapercibida, pero estaba más que claro que estaba en el punto de mira. Al cerrar la puerta, Gina levantó su cabeza para mirarme. No parecía sorprendida, ni resentida porque su hijo y yo ya no estuviéramos  juntos. La vi sonreír de la misma manera que sonreía Cameron. Soltó a su hijo y se aventuró ha abrazarme a mí. Al principio me costó responder a aquello, pero poco después le devolví el gesto, totalmente confundida.


The Viner Girl || MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora