Capítulo 17

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“Recuerda que supuestamente nuestra AMISTAD no está pasando por su mejor momento”. Recalcó aquella palabra levantando una ceja sin dejar de mirar a Castle. Estaban en el ascensor de la comisaría. “Así que no estés tampoco muy juguetón. Eso, déjalo para esta noche…” Susurró antes de salir del ascensor cuando las puertas se abrieron en su planta. Lo cierto es que estaba nerviosa. Tener que volver a enfrentarse a aquel caso le revolvía las tripas y le hacía temblar. Suspiró de camino a su mesa tratando concentrarse en el caso para acabarlo cuanto antes. Richard tardó un poco en reaccionar y después siguió a la inspectora.

Ryan y Espo se giraron al oír el ascensor y se sorprendieron de ver a Castle allí, y más de verlo con Beckett. Sabían que desde lo del disparo no habían vuelto a tener buena relación y aquello les sorprendía de sobremanera. 

“¡Castle! ¡Qué alegría verte! ¿Cómo tú por aquí?” Espo le tendió la mano y Castle se la apretó sonriéndole. 

“Eso, ¿qué te trae nuevamente por aquí?” Ryan también le estrechó la mano. 

“Bueno, la capitana me ha pedido mi colaboración para el caso que estáis llevando ahora”. Miró de reojo a Beckett. La había notado tensa desde que habían salido del ascensor, y algo le decía que no era por tener que disimular su relación. Había algo más, probablemente relacionado con el caso del francotirador. “Así que de momento aquí estaré hasta que demos con el asesino”. 

No dio tiempo a que ningún detective pudiera abrir la boca. En cuanto Castle acabó aquella frase, la capitana Gates salió de su despacho y saludó al escritor. 

“Bienvenido de nuevo señor Castle. Gracias por su colaboración”. Torció la boca en una mueca de desagrado por haberse visto obligada a tenerlo de nuevo allí. “Recuerde que esto es una comisaría y no una guardería, ¿está claro?”. Richard asintió divertido al verse enfrentado de nuevo a la capitana. “Bien. Los detectives le pondrán al día del caso. Espero que lo resuelvan cuanto antes. Tengo al alcalde presionándome todo el día para que acabemos con él cuanto antes”. Se encerró de nuevo en su despacho dando un portazo.

“Veo que a esta aún no habéis conseguido cambiarle el mal humor..” Sonrió mirando a Ryan y a Espo. 

“Ya sabes cómo es: La Dama de Hierro!”. Los tres rieron como en los viejos tiempos. 

Beckett, que había permanecido en un segundo plano hasta entonces, se levantó de su silla y se sentó en la mesa mirando a la pizarra. “Chicos, ya habéis oído, a trabajar! Ryan, Espo, ¿habéis averiguado algo más sobre las víctimas? ¿Alguna conexión? ¿Algún movimiento que implique que estaban metidos en algo?”. Los miró esperanzada. 

Ambos detectives negaron. “No hay nada de eso ni en sus cuentas ni en sus trabajos. Eran dos personas totalmente normales, con una casa, un trabajo y una vida. Seguimos sin saber por qué el francotirador los eligió a ellos”. 

“Entonces habrá que volver a los dos sitios desde los que se efectuaron los disparos. Hay que repasar todas las cámaras de esas zonas para ver si conseguimos encontrarle, ver su cara”. Dirigió su mirada a la pizarra de nuevo tratando de buscar algo más por dónde seguir investigando. 

“Ya estamos mirando lo de las cámaras. Nos llevará un poco de tiempo, pero seguro que conseguimos verlo”. Espo cogió la carpeta con los datos del caso y se dirigió a la sala en la que estaban buscando aquellas imágenes. 

“Bien, Ryan, volvamos a los lugares desde los que actuó. A ver si se nos ha pasado algo”. Se levantó cogiendo la chaqueta y miró a Castle. “¿Te vienes o prefieres buscar en las cámaras?”. Se cercioró de que Ryan estuviera ya camino del ascensor y le dedicó una pequeña sonrisa al escritor. 

“Eh… no, voy con vosotros”. Se encaminaron los tres al ascensor, en silencio. 

Se adentraron en un edificio medio abandonado. Desde el tercer piso se había realizado el primer tiro. La habitación estaba prácticamente vacía. Sólo había una mesa de madera con un saco de tierra encima. Ahí se habría apoyado el francotirador para realizar el disparo. Había un gran ventanal desde donde se veía perfectamente la calle por la que a diario caminaban miles de neoyorquinos, sin ser conscientes de que en cualquier momento, su vida podría acabar.
Ryan y Castle se pasearon por la habitación fijándose bien en cada rincón. Intentaban buscar alguna pista que les dijese quién estaba tras los dos muertos. Beckett había empezado también a buscar cualquier cosa que se les hubiese podido pasar: pelo, sangre, huellas… Miró por la cristalera y se quedó quieta, observando a la gente pasar. Desde que a ella le habían disparado, se sentía muy pequeña y vulnerable. Sentía que en cualquier momento, podrían volver a dispararla. Su respiración empezó a acelerarse y apretó el puño tratando de controlar sus sentimientos. En ese momento, sonó su móvil. Lo sacó con rapidez del bolsillo y contestó la llamada con fuerza, disimulando el mal rato que estaba pasando. 

“¡Beckett! Sí, estamos aquí… ¿¡Qué!? Joder… ¿Algún herido o fallecido?... Vale, gracias Espo, estamos allí en 15 minutos”. Colgó la llamada y guardó el móvil en el bolsillo de su abrigo. “Tenemos que irnos” Informó a sus compañeros. “El… francotirador ha vuelto a actuar. Esta vez algo ha salido mal, porque ha disparado pero no ha alcanzado a nadie, gracias a Dios”. Miró a Ryan y a Castle que la miraban atentos. “Espo está ya allí tratando de averiguar desde donde dispararon para saber si le podemos pillar. ¡Vamos!”. Cogió aire con fuerza y con pasos decididos salió de aquel edificio seguida por el escritor y el detective. 

Llegaron rápido al lugar en el que habían resonado los disparos. Todo allí era un caos. La gente estaba nerviosa, hablaba alto, iba acelerada… Temían que el francotirador siguiese en su posición y pudiera disparar en cualquier momento. La policía trataba de calmarlos, sin éxito. Todo aquel alborotó hizo que Beckett se pusiera nerviosa también, pero como siempre, se obligó a sí misma a disimularlo, incluso cuando bajaron del coche y Castle acarició levemente su espalda. 

Ryan y Castle caminaron con decisión para entrar en aquel edificio que había sido disparado, pero Beckett no los seguía. Se había quedado parada, bloqueada. En su cabeza se repetían una y otra vez las imágenes del día en que ella fue alcanzada por un francotirador. Su cuerpo comenzó a temblar ligeramente e instintivamente se apoyó un poco en el coche y apretó los puños con fuerza. Sentía unas ganas terribles de llorar, pero no iba a dejarse vencer por esos sentimientos. Tenía que superarlo. Aunque el hombre que la disparó a ella aún siguiera suelto, ella debía seguir con su vida. Y eso es lo que haría. Cogió aire con fuerza aunque seguía apoyada en la puerta de su coche. 

“Beckett… ¿vienes?” La voz de Ryan la sacó de sus pensamientos, los miró a ambos que la esperaban en las escaleras del edificio y asintió. Se tragó las lágrimas y tratando de aparentar segura y decidida caminó hacia ellos. Pero su mirada estaba apagada y Castle lo notó de inmediato. Esperó a que Ryan entrase y agarró la mano de Beckett suavemente. 

“Ya están ellos dentro. Nosotros podríamos ir investigando este lugar, quién trabaja aquí y a quién querrían disparar…” Quiso convencerla para irse de aquel sitio. No quería verla así. 

La inspectora se soltó de su mano con cierto enfado, no con él, sino con ella misma por no poder controlarse. “Estoy bien Castle, ¡vamos dentro!”. Caminó siguiendo los pasos de Ryan y se acercó a Espo para que le informara. Castle, decidió no presionarla. De sobra sabía que necesitaba tiempo para asimilar los sentimientos que se agolpaban en su cabeza y en su corazón. Tarde o temprano, acabarían haciéndola explotar, y él estaría ahí con ella. 

Cuando Te VeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora