Capítulo 31

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"Cariño... Quiero que esta noche te vayas a casa a dormir". La miró a los ojos con seriedad y antes de que ella pudiera hablar, levantó la mano y puso un dedo en sus labios. "No, no digas nada. No admito un NO. Te vas a ir a casa, vas a darte un baño de esos que a ti te gustan y después vas a dormir en tu cama, como Dios manda. No puedes seguir durmiendo aquí. Te vas a acabar destrozando la espalda y mírate amor... Estás más delgada en esta semana. Sólo me preocupo por ti...". No dejó de mirarla a los ojos en ningún momento mientras le hablaba. Ella se mantenía callada, tratando de evitar su mirada, mirando por la ventana. "Kate..." Él la llamó y ella finalmente le miró a los ojos. "Mañana es el funeral de Josh y sé que quieres ir". Vio como Beckett lo miraba seria, pero con un ápice de culpabilidad. "Sí, tu padre me lo ha dicho. Y lo entiendo. Ve. Pero después de haber descansado en casa, en tu cama. Por favor...". Le dio un suave beso en la mano.

"No quiero dejarte solo." Fue rotunda en aquella frase, pero él negó con la cabeza.

"No voy a estar solo Kate. Alexis vendrá a dormir aquí. Y tu padre se irá contigo a casa. He hablado con él mientras estabas en cafetería. Él tampoco va a aceptar que te quedes así que o te vas a descansar por las buenas, o te vas por las malas". Levantó su mano para acariciarle la mejilla sin dejar de mirarla a los ojos.

Kate suspiró y asintió bajando la mirada y girando un poco la cabeza para sentir más el contacto de su mano en su piel. Era cierto que necesitaba ir a casa y descansar en condiciones."Está bien. Pero en cuanto acabe en el funeral, me vengo para aquí y no pienso separarme de ti". Lo miró con una pequeña sonrisa y lo amenazó tiernamente con un dedo.

"Eso ya lo veremos". Le sonrió Castle y le agarró de la mano tirando suavemente de ella para que se reclinase un poco sobre él. "Ven y bésame, anda. Que yo no puedo incorporarme más". Le dijo meloso.

Ella le sonrió con ternura y se acercó suavemente a él, entrelazando sus dedos. Rozó sus labios y le besó lentamente, saboreando cada rincón de su boca. Ambos sonrieron con cierta picardía.

"¡Qué ganas tengo de que te recuperes del todo!". Rió un poco ella separándose suavemente, sin desenlazar sus manos.

"Vaya, así que, ¿le parezco irresistible inspectora?". Ella asintió y volvió a acercarse para besarlo. "Mmm... No dejes nunca de besarme". Le dio un beso rápido antes de que ella se separase.

"Siempre te besaré". Recalcó la palabra "siempre" recolocándole bien un pequeño mechón de pelo que se le había colocado en mitad de la frente impidiéndole ver bien. Se sonrieron con complicidad.

"Kate... quiero pedirte que mañana, después del funeral, vayas a casa de nuevo". Kate frunció el ceño mirándolo seria. "No para que te quedes allí". Corrió a explicarse él. "Quiero que busques algo. Una grabación, una cinta con una conversación grabada. Debe de estar entre los efectos personales de tu madre". Suspiró. "Cuanto antes la encontremos, antes acabaremos con todo esto. Es la prueba definitiva para meter a Bracken y a los suyos en la cárcel".

Beckett se había quedado callada. Torcía los labios en señal de que estaba pensando. No sabía cómo había llegado Castle a sabe que la prueba definitiva era esa maldita grabación, pero si existía, dudaba que estuviera entre las cosas de su madre. Ella las había revisado una y otra vez, y jamás había encontrado nada. Lo miró con cierto miedo y después agarró su mano bajando la mirada hacia sus dedos que acariciaban la palma de la mano del escritor. Se mantuvo en silencio un buen rato. Tanto que Castle incluso llegó a pensar que había hecho mal sacando aquel tema en ese momento. Justo cuando él fue a decir algo para disculparse por haberla hablado de aquello, ella levantó la mirada, le besó la frente y se levantó despacio soltando su mano. Comenzó a caminar por toda la habitación, de un lado para otro, con sus propias manos entrelazadas por detrás de su espalda. Estaba pensando dónde podría estar aquella grabación. Y también pensaba en su madre, en los años que llevaba intentando hacer justicia y en la de veces que casi había acabado muerta por seguir investigando. Suspiró parándose en la ventana y apoyando su cabeza en el frío cristal. Si no hubiera sido por Richard, ella jamás habría llegado tan lejos en aquel caso. Y probablemente, habría acabado muerta de no ser por su querido escritor. Sonrió ligeramente pensando ahora en él y en la especial relación que tenían.

Castle la miraba en silencio. No quería interrumpirla. Sabía que necesitaba ese momento para ella. Apretó los labios, giró la cabeza mirando hacia el techo y cerró los ojos intentando descansar un poco. Le molestaba el costado, aunque no dijera nada para no preocupar a Kate. Suponía que era normal después de un disparo y de una cirugía.

En ese momento, una de las enfermeras autorizadas a entrar en la habitación apareció con una pequeña bandeja donde llevaba lo necesario para hacerle la cura a Castle. "¡Hola!". Saludó con una sonrisa la enfermera. Demasiado sonriente para el gusto de Kate, que al oírla entrar había volteado rápidamente la cabeza para ver de quién se trataba. "Vengo de nuevo a hacerte la cura". Le informó a Castle que había abierto los ojos también al escuchar como la puerta se abría. La enfermera miró a Beckett. "Si quiere puede salir. Esto podría ser demasiado desagradable". Kate se acercó a la cama desde donde Richard la miraba con una pequeña sonrisa, preocupado por cómo estaba y qué era lo que rondaba por su cabeza después de la petición que él le había hecho.

Sin embargo, en la cabeza de la inspectora sólo estaban, en ese momento, sus celos. No le caía nada bien la señorita que día sí y día también acudía a curar la herida del escritor, su escritor. Se colocó junto a Castle por el lado en el que no tenía el disparo y le agarró la mano con cariño. "Esta vez prefiero quedarme Mariah". Le contestó con cierta brusquedad, que no pasó desapercibida por nadie. Castle la miró a los ojos con una media sonrisa al darse cuenta de sus celos, y Mariah comenzó la cura sin decir nada más.

-FIN DEL RECUERDO-

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