Capítulo 67

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"Lo sé... Pero yo no pienso dejar que nada te pase Kate". Le miró un instante con sinceridad en la mirada y después volvió a centrarse en la carretera. Comprobó, una vez más, que los guardaespaldas les seguían de cerca.

Kate soltó el aire despacio y dejó un par de caricias suaves sobre la mano de Richard. "Si te pasara algo a ti, no me lo perdonaría jamás. Esta es mi causa...". Susurró tragando saliva. "No quiero que por mi culpa te pase nada malo, ni que sufras. Ni tú, ni tu madre ni Alexis". Continuó agarrando su mano y apretándosela con ternura.

"Kate, no va a pasar nada. ¿Has visto los gorilas que llevamos detrás?". Señaló su coche con la cabeza sin dejar de mirar a la carretera. "Además, nadie sabe que veníamos para aquí. Pillaremos de improviso a McCalister y no le quedará otra que colaborar. Además, así, también salvaremos su vida". La miró un instante y la vio con la vista perdida a través del parabrisas. "En cuanto los hombres de Bracken averigüen quién tiene la información, vendrán a por él". Paró unos segundos para dejarla pensar y después, continuó. "Les llevamos ventaja y podemos jugarla a nuestro favor". Apretó su mano con cariño y después se la soltó para poder cambiar la marcha del coche.

"Tienes razón". Cogió aire despacio y miró las indicaciones del GPS que Castle había colocado con las instrucciones necesarias para llegar a la casa. "Es la siguiente salida...". Comentó y volvió a perderse entre sus pensamientos.

Al cabo de 10 minutos, paraban el coche frente a una bonita casa de dos pisos y un pequeño jardín. Había un coche parado en la puerta. Apuntaron la matrícula por si acaso. Bajaron del coche y observaron la casa. Parecía que no había nadie. Se colocaron los chalecos antibalas debajo de las chaqueta y se acercaron a la puerta, llamando al timbre esperando que alguien les abriera.

Llevaban casi dos minutos esperando obtener respuesta de dentro cuando Beckett se dio cuenta de que la puerta estaba medio abierta. Frunció el ceño y se llevó la mano directamente a la cintura, donde tenía su pistola.

"Castle...". Habló bajo y le hizo un gesto con la cabeza para que mirara la puerta. Éste le hizo caso y abrió los ojos al ver que la puerta estaba abierta. Kate le miró, dejó sin sacar su pistola y se agachó a su bota. De ella, sacó su segunda arma y se la tendió a Castle. "Utilízala sólo si es totalmente necesario...". Le avisó mientras desenfundaba la suya y la sujetaba firmemente.

"Gracias...". Castle agarró la pistola que ella le había tendido y echó un vistazo hacia atrás. Vio a los guardaespaldas mirarles esperando algún movimiento o alguna orden. "¿Qué hacemos con ellos?".

Beckett los miró y respiró hondo. "Si entran, probablemente tengamos más problemas. Nosotros nos cubriremos las espaldas mutuamente. Diles que esperen ahí". Castle asintió y les indicó por señas que les esperaran ahí. "¡Vamos!". Abrió despacio la puerta y ambos se adentraron en la casa.

A pesar de ser completamente de día, la casa permanecía en la más absoluta penumbra. Todas las persianas de la estancia estaban bajadas, casi por completo. Les costó acostumbrarse a la falta de luz y Beckett sacó la linterna que siempre llevaba, apuntando a todas partes con ella y con su pistola. Comprobaron que estaban en el salón de la casa y que allí no había nadie. Castle miraba a todos lados, atento a cualquier movimiento sospechoso. Pero no había nada. Miró a Beckett y ésta asintió con la cabeza indicando que comenzarían a recorrer la casa en busca de McCalister. Avanzaron por el primer piso, comprobando todas y cada una de las habitaciones. No había ni rastro de nadie. Subieron despacio al piso de arriba donde empezaba a haber algo más de luz. Registraron todas las habitaciones también. Salieron al pasillo de nuevo mirándose interrogantes. No sabían qué hacer ahora. De repente, los ojos de Castle se abrieron de par en par. Miraba una puerta cerrada.

"Beckett...". Hablaba en voz baja. "Esa habitación no la hemos mirado...". Señaló una puerta negra, bajo la cual se colaba un suave halo de luz y se notaban ciertas sombras. Parecía que hubiera alguien en ella.

Beckett dirigió la mirada a esa puerta y respiró hondo. "Ponte detrás de mí". Ordenó y se encaminó a la puerta. Comprobó que estaba cerrada del todo, pero no con llave. Sigilosamente, agarró el pomo de la puerta y lo giró notando cómo ésta cedía y se iba abriendo poco a poco. La abrió del todo apuntando al interior tanto con la pistola como con la linterna. Vio la silueta de un hombre."¡Policía! ¡Quieto! ¡Las manos donde pueda verlas!". Gritó entrando completamente seguida en todo momento por Castle, quien también empuñaba la pistola y apuntaba hacia el interior.

El hombre de dentro de la habitación se dio un susto tremendo y en un acto reflejo, llevó sus manos a su cadera donde tenía una pistola, la cogió con rapidez y apuntó hacia los intrusos.

Beckett y Castle habían reconocido al hombre. Estaba algo más viejo que en las fotos que ellos habían visto, pero era él. Ambos seguían apuntándole con la pistola. "McCalister, soy la detective Kate Beckett. Sé que me conoce. Por favor, baje el arma...". Habló ella en un tono más calmado. Él miró a Castle dudoso y ella miró al escritor también, de reojo. Después volvió la vista hacia el expolicía. "Él es de confianza. Él es Castle".

Poco a poco, tanto McCalister como Beckett fueron bajando las pistolas y después les imitó Castle quien no le quitaba la vista de encima a antiguo compañero de Montgomery. Cuando los tres tuvieron las armas bajadas, McCalister dejó la suya sobre una mesa y sólo entonces, el escritor y la inspectora se fijaron en lo que había en aquella sala. Ambos fruncieron el entrecejo y no pudieron evitar que sus bocas se abrieran de par en par. ¿Qué era todo aquello?.

Cuando Te VeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora