Capítulo 65

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Habían embarcado hacía casi veinte minutos y el avión se preparaba para despegar. Tan sólo había seis asientos de primera; de los cuales dos estaban ocupados por los guardaespaldas que Castle había contratado y que, por supuesto, volaban con ellos. Beckett y Castle iban en primera fila, en cómodos asientos. Les habían ofrecido champán para tomar y aunque la inspectora había denegado la oferta, el escritor insistió en que sirvieran dos copas.

"Castle, no tenemos nada que celebrar". Espetó Beckett girando la cabeza hacia la ventanilla para contemplar cómo despegaba el avión.

"Yo creo que sí". Contestó él colocando su mano suavemente sobre la pierna de Beckett.

Ésta le miró al notar el gesto. "¿Quieres celebrar que vamos a DC porque mi vida sigue corriendo peligro, a cada día más?". Estaba de un humor raro. Se sentía nerviosa al no saber qué se encontrarían en Washington y no estaba del todo segura de si podrían acabar con todo eso de una vez por todas.

"No...". Dijo suavemente él, pero con seriedad demostrando que aquella frase de la inspectora non le había gustado en absoluto. "Quiero celebrar que estamos juntos". Le miró a los ojos mientras hablaba. "Mejor dicho, que por fin, estamos juntos". Enfatizó el "por fin" y sonrió ligeramente sin dejar de mirarla y sin quitar la mano de su rodilla.

Beckett cogió aire respirando hondo y no pudo evitar sonreír ante aquello. "Bueno, eso creo que sí podemos celebrarlo un poquito". Se sonrieron con complicidad y ella puso su mano sobre la que el escritor tenía reposando en la rodilla.

Rick sonrió más ampliamente y acercó despacio su cara a la de Kate, rozó sus labios y después le dio un tierno beso. "Gracias por aguantarme y soportarme estos años". Se separó lo justo para mirarla a los ojos y rozó su nariz con la de ella.

"Ha sido un placer, chico escritor". Kate sonrió con ganas y le devolvió un beso suave pero cargado de amor. Rick lo prolongó un poco.

Él se separó de ella sin desenlazar sus manos y cogió una copa con la otra mano. La acercó a Kate y se la dio. Cogió la otra y la chocó con la de Kate. "Por volver a hacer esto muy pronto, con Bracken entre rejas para siempre".

Kate correspondió al brindis sonriendo y esperanzada. Quería creer que encontrarían lo que necesitaban a tiempo para hacer lo que Castle decía: mantener a Bracken en la cárcel por siempre.

Una hora después, Castle dormía en el avión, con la cabeza echada hacia atrás. Beckett no podía dormir. Sus nervios seguían ahí. Rebuscó algo en su bolso y sacó la nota que su madre le había dejado junto a la grabación que inculpaba a Bracken. La desdobló despacio y se dispuso a leerla. Mejor dicho, a releerla. Unos minutos después, tenía las mejillas inundadas de lágrimas. Apretó la nota contra su pecho y se reclinó en el asiento intentando conciliar el sueño. Al fin, lo consiguió.

Cuando llegaron al hotel, eran aproximadamente las tres de la madrugada. Dejaron las maletas en el gran salón y las abrieron sacando solamente las cosas de baño y los pijamas. Los guardaespaldas revisaron que la estancia fuera segura, por si acaso y después se quedaron fuera, en la puerta, vigilando. Kate fue al baño a cambiarse mientras Rick lo hizo en el salón. Cuando salió, él estaba sentado en el sofá, con el ordenador sobre las piernas, buscando algo en Internet.

"¿Qué haces?". Habló bajo, probablemente por la hora que era. Le dio un beso en la cabeza al escritor y se sentó a su lado para mirar la pantalla.

"Miraba a qué distancia está la casa. Y cómo llegar hasta allí. Mañana alquilaremos un coche y conduciremos hasta allí. Se tarda poco más de veinte minutos desde el hotel". Le enseñó el recorrido que había creado en el ordenador con un mapa.

"Eres un genio". Sonrió ella con cariño y se apoyó en su hombro mientras no dejaba de mirar la pantalla donde él seguía enseñándole dónde estaban ellos y hasta dónde tenían que llegar.

"Lo sé" Respondió él de forma graciosa haciendo que Beckett pusiera los ojos en blanco. Él giró la cabeza para mirarla y le dio un beso en la frente. "¿Estás muy cansada?". Susurró temiendo despertarla si se había dormido. No le veía bien los ojos.

Kate se acomodó más sobre el cuerpo de Rick, dejó el portátil sobre la mesita y cogió una mano del escritor acariciándole los nudillos suavemente. Después, cerró los ojos. "La verdad es que me siento agotada, pero no creo que vaya a poder dormir". Respondió.

"Yo me siento exactamente igual". Aseguró él y sonrió mirando las caricias que ella le daba. "¿Me vas a hacer dormir separado de ti?". Susurró temeroso por la respuesta. "Después de estos días durmiendo juntos, no creo que pudiera pegar ojo".

"No. Necesito que duermas conmigo. Sólo así podré descansar un poco". Sonrió ella aún con los ojos cerrados.

"Pues venga, vámonos a la cama". Agarró el cuerpo de Beckett y se levantó del sofá con ella en sus brazos, elevándola con apenas esfuerzo.

"Eyy!". Protestó ella pero riendo. "Me voy a matar Castle, ¡bájame!" Sonrió agarrándose al cuerpo de Castle para no caerse.

"No voy a dejar que jamás se caiga, inspectora". Le besó la comisura de los labios mientras la llevaba a la habitación sujetándola con fuerza. Ella sonrió abiertamente consciente de lo que aquella frase significaba. Castle la sentó sobre la cama con cuidado y apoyó sus manos en la cama echándose hacia delante y robándole un dulce beso de los labios.

"Mmm... Gracias". Susurró ella con amor acariciando la mejilla de Castle mientras le devolvía el beso.

"Siempre". Contestó él con un brillo especial en los ojos y ambos sonrieron atontados. "Échate bocabajo". Le dijo con cariño.

Kate frunció el ceño. "¿Para qué?".

"Para que pueda darte un masaje en la espalda antes de dormir". Respondió con una pequeña sonrisa.

"Wow Castle, a eso no puedo negarme". Sonrió con ganas, abrió la cama y se tumbó bocabajo despojándose de la camiseta de pijama.

Richard se colocó sobre su cuerpo tratando de no aprisionarla y comenzó a masajear su espalda con movimientos firmes y ágiles. Tras unos minutos de masaje, la respiración de Kate comenzó a ser más pausada. Rick se inclinó sobre ella dejando un suave reguero de besos por toda su espalda. Después, se levantó de encima de ella con suavidad.

"Kate... Ponte la camiseta cariño". Susurró dándole un beso en el cuello mientras se metía en la cama a su lado.

Ella, medio adormilada le hizo caso y se pegó más a él acurrucándose entre sus brazos como ya estaba acostumbrada a hacer. Castle estiró las sábanas de la cama de forma que quedaron los dos completamente tapados. Un rato después, ambos se rindieron a los brazos de Morfeo.

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