Capítulo 26

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"Creo que te equivocas Will". Castle se separó ligeramente de aquel hombre, sentado aún en la mesa de interrogatorios. "Esta vez la policía sí que puede ayudarte". Observó cómo Davidson dejaba de mirarle y centraba su mirada en la pared. "Tengo una teoría. Te enteraste, no sé cómo ni por qué, de lo que tres compañeros de la policía Montgomery, Raglan y McCallister se traían entre manos. Así llegaste a saber que el, ahora, senador Bracken había financiado su campaña política con el dinero a cambio del cual él mantendría su boca callada. Ellos te descubrieron a ti pero no lograron acabar contigo. Entonces decidieron chantajearte y pagarte de alguna forma para que acabaras con el capitán Montgomery y la inspectora Beckett. Ahora dime, ¿qué te dan a cambio de tu silencio y tus matanzas? ¿Dinero?". Castle lo miraba serio, fijando su mirada en la de él. Rió irónicamente. "No, no creo que sea por dinero". Entonces se acordó de algo que había leído en la pizarra donde tenían expuesto el caso. "¿Están pagando ellos el tratamiento de tu hija? He leído que tiene una enfermedad... rara y muy costosa...". Lo miró atentamente y vio como apretaba los puños y cerraba los ojos. Había dado en el clavo.

"¡No puedo decirte nada, joder! Si abro la puta boca, mi hija morirá, y mi mujer, y yo... también...". Bajó la cabeza abatido.

Castle suspiró apretando los labios. No sabía muy bien qué tenía que hacer. "Dime qué es lo que están buscando. Dime dónde está la prueba definitiva para meterlos a todos en la cárcel. No te caerán muchos cargos a pesar de lo que has hecho. Alegaremos que fue todo un chantaje. Te indemnizarán y con ese dinero podrás seguir pagando el tratamiento de tu hija, e incluso la operación que necesita. Si no es suficiente, yo pondré el resto. Pero por favor William... Dime lo que necesito saber. ¡Ayúdame a encerrar a esos hijos de puta!".

"No sé dónde está la prueba... sólo sé que es una cinta... Les he oído hablar de ella en alguna ocasión. Creo que la tenía alguien a quien mataron, pero jamás la encontraron". Bajó la cabeza con lágrimas. "Mi familia necesita protección". Levantó la cabeza para mirar a Castle.

"No te preocupes, de eso me encargo yo ahora. Iré a hablar con los detectives. Pero antes, aclárame una cosa. ¿Qué clase de cinta es? ¿Qué tiene? ¿Por qué no la encontraron?".

"No lo sé. Es una grabación creo. Por lo que pude oír, registraron las casas de todos los abogados en busca de la maldita cinta y no la encontraron. Pero...". Se quedó callado unos segundos, tratando de recordar la conversación que había escuchado. "La última casa no la pudieron registrar porque la persona a la que mataron, no vivía sola". Miró a Castle con cierta esperanza.

"Gracias Davidson. Creo que me acabas de dar la pista de todo esto". Se levantó y soltó los pies de aquel hombre, dejando libre también una de sus muñecas. "Siento mucho los puñetazos y lo de la cicatriz... Se me fue de las manos... Pero la persona a la que más he querido, y quiero, está en peligro. Me entiendes, ¿verdad?". William asintió y tras aquello Castle salió de la sala de interrogatorios.

Mientras tanto, en la habitación del hospital, Jim dormía como podía en aquella butaca. Había pasado un buen rato controlando que el sueño de su hija fuera tranquilo y al final el cansancio pudo con él y cayó rendido.

Kate llevaba un rato despierta. Una pesadilla la había despertado. La misma que tenía desde que la dispararon y la alcanzaron. Soñaba que estaba sola, en un callejón oscuro muy similar al que callejón en el que asesinaron a su madre. Sentía frío. De repente una sombra pasaba por su lado susurrándole: "Estás muerta...". Esa sombra se alejaba de ella y sin darle tiempo a reaccionar, le disparaba, de nuevo en el pecho, dejándola sin aire. Sin embargo, esta vez ella no estaba sola en aquél oscuro y frío callejón. Esta vez Castle estaba a su lado y él se interponía entre la bala y ella, siendo él el que recibía el disparo y caía al suelo.
Se había despertado empapada de sudor, temblando. Más incluso que las anteriores veces que la pesadilla la había despertado. Suspiró profundamente y contempló la habitación del hospital. Allí se encontraba a salvo. Pero... ¿y si Castle estaba en peligro? ¿Cómo lo iba a proteger ella? Necesitaba salir de allí, pero le dolía el pecho de nuevo. Su respiración volvía a estar acelerada, al igual que su pulso. Cerró los ojos y trató de respirar hondo y despacio para calmarse.

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