Capítulo 33

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-DOS SEMANAS DESPUÉS-

Castle había recibido el alta y estaba en su casa terminando de recuperarse del disparo, aunque él ya se encontraba con ganas de levantarse y volver a sentirse un héroe. Pero su madre, Alexis y Kate habían sido tajantes. Le habían mandado tres semanas de descanso y no le dejarían saltárselas. Así que se pasaba el día en casa, aburrido, jugando a la videoconsola y a ratos intentado escribir algo para el libro que tendría que entregar pronto. Aunque no tenía muchas ideas. El hecho de no poder estar en comisaría le había dejado sin saber cómo seguir el argumento del nuevo libro de Nikki Heat. Además, aunque Kate iba de vez en cuando a verle, sentía que ella se estaba alejando de él y que cada vez estaban menos tiempo juntos. Había tratado de sacarle el por qué, pero ella se había vuelto a cerrar, como de costumbre.

Beckett había vuelto a la comisaría. Había convencido a Gates de que no había lugar más seguro en toda la ciudad. Allí estaba rodeada de policías. Nada le podría ocurrir. Sin embargo, le costaba mucho trabajo centrarse en los nuevos casos que iban viniendo. Se sentía frustrada y muy culpable. No había sido capaz de encontrar la grabación de la que le había hablado Castle y aquello le había hecho sentirse aún peor. Por eso, apenas se concentraba en los casos y tampoco iba mucho a ver a Castle. Lo echaba de menos, pero su sentimiento de haber fallado y de culpabilidad, eran mucho mayores.

Aquella tarde habían quedado en cenar los dos solos en casa del escritor. Castle, tras mucho insistir, había conseguido que la inspectora cediera. Necesitaban ese rato para los dos solos, para distraerse y dejar de pensar en trabajo o en el caso de su madre. Kate se fue antes a casa para prepararse un poco. Desde que ella había estado ingresada, apenas dormía o comía en condiciones y no quería que Richard la viera mal. Además, sabía que había estado actuando muy mal con él. No se lo merecía. Tal vez aquella cena a la que ella, en un principio, se había opuesto, sirviera para sentirse más segura. Así que se dio un buen baño, se vistió con un bonito vestido azul, se recogió ligeramente el pelo en un moño, dejando dos mechones sueltos y ligeramente ondulados y se calzó con unos tacones azules también. Se maquilló suavemente resaltando sus ojos claros y se puso una chaqueta negra. No hacía mucho frío, pero al ser de noche y todavía no estar en verano, el aire aún era fresco.

Castle consiguió que su madre y su hija fueran aquel día a un balneario y descansaran allí hasta dos días después. Limpió toda la casa de arriba abajo y se puso a cocinar. Preparó un rico salmón al horno, con una salsa exquisita. Puso el vino a enfriar y mientras el pescado terminaba de hacerse lentamente en el horno, se dio una ducha, se peinó y se vistió con un traje con camisa roja. Sentía que aquella noche iba a ser especial. Quería hacer que Kate se sintiera a gusto, que se abriera a él y le contase qué era lo que le preocupaba. Estaba terminando de colocarse la chaqueta cuando el timbre sonó. Sonrió al espejo y camino hacia la puerta.

Al abrir la puerta, el escritor se quedó boquiabierto. La imagen de Kate vestida, peinada y maquillada para él, le hizo temblar ligeramente y que un bonito brillo se instalara en sus ojos.

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"Wow... Estás preciosa..." Susurró no queriendo romper aquel precioso momento.

"Gracias..". Kate se mordió el labio sonrojándose. Estaba nerviosa, pero a la vez tenía que reconocer que aquella cena le apetecía mucho más de lo que en un principio pensó. "Tú también estás muy guapo". Terminó de acercarse a él aún sonrojada y le agarró ligeramente del cuello de la chaqueta, juntando sus cuerpos y fundiéndose en un tierno beso.

Castle aprovechó aquel momento para agarrarla por la cintura y pegarla más a él, intensificando aquel beso. "Mmmm... Pasa por favor. La cena estará lista en 5 minutos". Le sonrió tiernamente y se hizo a un lado para que ella entrara en la casa. Entonces se dio cuenta de que Beckett llevaba dos pequeñas bolsas. "¿Qué traes ahí?". Cerró la puerta del loft con llave tras asegurarse de que Jason estaba ya allí vigilando.

"Una botella de vino y... algo que luego te enseñaré". Dejó la bolsa de la botella encima de la mesa de la cocina y la otra la puso en el sofá.

"No hacía falta que trajeras nada". Se acercó a ella por su espalda y le ayudó lentamente a quitarse la chaqueta. La colgó en el perchero que había en la entrada y volvió junto a ella, abrazándola por la espalda colocando una mano sobre el abdomen de ella. "Dios, me encanta cómo hueles". Susurró tiernamente y le dio un par de besos en el cuello.

Kate se retorció mordiéndose el labio ante aquel gesto y no pudo evitar soltar un ligero jadeo. Sonrió como hacía tiempo que no lo hacía y se giró entre sus brazos para quedar frente a frente. "Gracias...". Susurró suavemente y le besó en los labios.

Richard se extrañó por que le diera las gracias, pero le guiñó un ojo y le sonrió. "¡Siempre!". Seguía con un brazo rodeando su cintura y con la otra mano, le acarició la mejilla. "Te he echado de menos...". Bajó las caricias por el cuello viendo cómo se le erizaba la piel.

Kate bajó la cabeza respirando hondo, arrepentida al ver cierta tristeza en la mirada del escritor. "Lo siento, de verdad... He sido una estúpida. Me he cerrado sólo en lo mal que me sentía y no en cómo estarías pasándolo tú". Se acercó más a él apoyando su frente en el pecho de él.

Castle le acarició la cabeza lentamente bajando después por su espalda. "Ey... No te preocupes. Lo importante, es que estás aquí". Se separó unos centímetros de ella para agarrarle la cara tiernamente por la barbilla y hacerla que le mirara a los ojos. Cuando ella lo hizo, él le sonrió dulcemente. "Esta noche sólo quiero que te distraigas y nos divirtamos un poco". Alzó una ceja de forma pícara y la inspectora no pudo más que sonreír abiertamente.

"Eres increíble Rick". Le acarició la cara perdiéndose en su mirada. "Nunca, nadie, ha tenido tanta paciencia conmigo. No sé cómo voy a agradecerte todo lo que has hecho por mí, todo lo que estás haciendo por mí". Apretó los labios sin dejar de mirarle.

"¿Sabes cómo puedes hacerlo?". Ella negó ligeramente, sin separarse de él. "Muy fácil. Déjame estar contigo, hacerte feliz, compartir contigo todas tus dudas, tus preocupaciones e incluso los momentos felices". Se acercó a sus labios sin llegar a besarlos. "Luchemos juntos y te prometo que acabaremos con todo". Ambos sabían que esas palabras eran especialmente dirigidas hacia el caso de su madre.

Kate terminó de acercarse a los labios del escritor y le besó con dulzura. "Ayúdame a conseguir abrirme del todo a ti, por favor". Lo miró a los ojos y después se abrazó a él con fuerza.

"No me daré por vencido". La abrazó con ternura dejando que ella apoyase su cabeza en su hombro, y le besó el pelo dulcemente.

Permanecieron en aquella posición unos minutos hasta que le horno comenzó a pitar indicando que la cena estaba lista.

Cuando Te VeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora