Por la mañana, Castle fue el primero en despertarse. Era aún temprano. Sonrió inevitablemente al recordar la pequeña confesión de la noche anterior. Miró a Beckett que estaba dormida de costado, dándole la espalda. Se pegó un poco más a ella intentando no despertarla. Le dio un tierno beso en el pelo. "Te quiero tanto...". Susurró muy bajito, casi inaudiblemente. Acarició suavemente su pelo y tras comprobar que la inspectora seguía descansando, se fue al baño a darse una ducha.
Después, pidió el desayuno para los dos y se sentó en una butaca con un pequeño ordenador que habían comprado. Recordaba dónde había dejado su libro de Nikki Heat y durante esas "vacaciones" había estado continuando la historia. Se sentía inspirado y probablemente, para cuando volvieran a Nueva York tendría el libro prácticamente acabado. Se mordió el labio mientras tecleaba frenéticamente sin percatarse de que Kate estaba despierta y le miraba desde la cama, medio sentada.
"Veo que este viaje te está inspirando". Comentó ella en voz alta para que él la escuchara. Ambos se miraron sonriendo.
"Sí, la verdad es que sí. Y creo que nunca había escrito tanto y tan seguido". Dejó el ordenador en la mesa, abierto y se levantó acercándose a la cama. Se sentó a su lado y le dio un tierno beso en los labio. "Será que estar contigo, me inspira". Le acarició la mejilla mirándola con amor.
"Creo que tendré que pedirte la mitad de lo que ganes con tus libros de Nikki Heat". Sonrió ella y le acarició la mejilla. "Si no fuera por mí, puede que estuvieras viviendo debajo de un puente". Alzó las cejas y torció el morro. "Creo que me lo merezco". Le robó un beso medio riéndose.
Rick se puso serio mirándola. "No hace falta que te de nada Kate. Todo mi dinero, es tuyo. No sólo la mitad de lo que he ganado con la saga Nikki. De hecho, todo lo mío es tuyo. Empezando por esto". Cogió la mano de Kate con cariño y la llevó a su pecho, cerca del corazón. "Esto, es tuyo, desde hace tiempo". Sonrió al notar cómo ella aprovechaba que tenía su mano en el pecho de él y se lo acariciaba tiernamente.
"Pero no es justo". Suspiró ella. "Yo no puedo corresponderte de la misma manera. Mi sueldo no da para mucho". Dejó la mano posada sobre su pecho mientras se miraban a los ojos con intensidad.
"Kate...". Richard cogió aire y agarró su mano apretándosela con amor. "No necesito que me correspondas de la misma manera. Sólo con poder hacerte feliz, yo soy feliz. No quiero que me compres cosas caras ni que te gastes todo tu sueldo en mí. Simplemente quiero estar así contigo, tenerte entre mis brazos, disfrutarte para el resto de mi vida". Frunció ligeramente el ceño mordiéndose el labio. Quería que ella le entendiera.
Beckett se puso algo nerviosa al oír eso de disfrutarla para el resto de su vida. Es cierto que ella también lo deseaba, pero le sonó un poco a compromiso, a boda. No estaba preparada todavía para eso. Le quería, le amaba, pero necesitaba centrarse un poco más en ella ahora que lo de su madre estaba acabando. "Lo sé..". Susurró sin saber qué más decir y bajó la mirada sin atreverse a mirar al escritor. No quería que él viera en su mirada todo lo que estaba pensando, sus dudas, sus miedos.
"Ey...". Soltó su mano con suavidad y le agarró el mentón haciendo que ella le mirase. "Con calma, ¿vale?". Susurró comprendiendo su mirada y entendiendo sus miedos. Sabía cómo era ella. Segura para meter a un asesino en la cárcel pero insegura ante sus sentimientos y todo lo que tuviera que ver con su vida y su futuro. "Prometo no presionarte. Yo voy a estar aquí siempre. No hay prisa". Le besó los labios intensamente sin soltarle el mentón.
Kate correspondió medio sonriendo a aquel beso. "Gracias...". Susurró aún en sus labios y llevó una mano hasta la nuca del escritor para profundizar el contacto. "Mmmm...". Sonrió aún más cuando sus lenguas se encontraron, reconociéndose al instante y comenzando un peligroso juego.
En ese momento, llamaron a la puerta. Ambos sonrieron sin terminar de separarse. "Debe de ser el desayuno". Comentó Rick sin intención de perder el contacto con los labios de Beckett.
"Pues habrá que abrir, ¡que me muero de hambre!". Se separó despacio de los labios del escritor, le acarició la cara con cariño y volvió a darle un beso rápido mientras se levantaba.
Beckett se puso una bata y se acercó a la puerta. Antes de abrir, se giró a Castle. "¿Preparas un baño y desayunamos dentro?". Le sonrió con cierta picardía y el escritor no pudo más que sonreír y salir disparado hacia el baño, encantado con la idea.
Cuando él se metió en el baño, ella abrió la puerta y sonrió a la persona del otro lado.
"Su desayuno señorita Wilson". Le pasó el carro con el desayuno que Rick había pedido y ella la pasó adentro. "También ha llegado una carta a su nombre señora. Es de una tal Nikki Heat" El hombre le entregó el sobre. "Tiene que firmar aquí". Le enseñó un papel en el que informaba de que la carta había sido entregada a su destinatario.
Kate lo cogió mordiéndose el labio con el ceño algo fruncido. "Bien...". Paró un momento a pensar en lo que quería decir en español. Firmó con su nombre falso. "Gracias. Muy amable".
El hombre se fue y ella entró de nuevo en la habitación. Miró la carta por detrás y sonrió de lado al reconocer de quién era la letra al leer el nombre del remitente. La guardó en el bolsillo de su bata para que Castle no la viera, se quitó la bata y la colgó de una silla. Cogió el carro del desayuno y lo llevó hasta el baño. Allí, un Castle sólo con calzoncillos y camiseta de manga corta preparaba la bañera con espuma y aromas.
"¿He pedido demasiado desayuno?". Preguntó él al ver la bandeja con dos cafés al gusto de ellos, dos zumos de naranja, varias tostadas y algo de fruta.
"No, está bien. Creo que desde que estoy contigo me ha entrado más apetito. Seguro que he engordado unos kilos y todo". Sonrió, en el fondo, encantada de tener más ganas de comer. Desde hacía años que no comía en condiciones, desde que su madre no estaba. Cuando se la llevaron a ella, también se llevaron el apetito de Kate, igual que pasó con su ánimo y su seguridad.
"Estás perfecta". Se levantó de al lado de la bañera y se acercó a ella agarrándola de la cadera acercándola a él para besarla. "Mmm... Lo que yo decía, perfecta". Susurró en sus labios y ambos se rieron. "El baño ya está listo". Se separó de ella para quitarse la camiseta y los calzoncillos y se introdujo en la bañera.
Kate, se mordió fuerte el labio al verlo desnudo sumergirse en el agua. Sonrió con picardía. Siempre le había encantado el torso de Castle y ahora que podía observarlo siempre que quisiera, le volvía loca. Se quitó ella también su camiseta y sus braguitas y se metió en la bañera, delante de él, apoyando su espalda en el pecho del escritor. Acercó desde la bañera el carrito con el desayuno y fueron comiendo, relajándose con el agua y la espuma. Cuando terminaron el desayuno, Kate se dejó resbalar ligeramente hundiéndose un poco más y apoyándose mejor sobre él. Rick llevó sus manos a los muslos de ella y posó allí sus manos, dejando pequeñas caricias en su piel. Aquello, encendió el fuego de ella, que con un rápido movimiento y derramando algo de agua afuera, se colocó frente a él, y comenzó a besarle con ansias.
"Ahora hay que quemar el desayuno". Susurró en sus labios acariciando todo su torso sin dejar de besarle.
"Creo que me estoy acostumbrando demasiado a tenerte así todo el día". Sonrió con infinito amor Castle y le siguió las caricias y los besos encantado.
Se amaron en aquella bañera, sin importarles toda la cantidad de agua que habían derramado. Allí, en aquella habitación de un hotel de Madrid, se volvieron a demostrar cuánto se querían y lo importante que eran el uno para el otro, sin palabras, sólo con gestos, caricias, besos, abrazos, mordiscos y lametazos.
Después de esa mañana de actividad, se prepararon para ir a ver un poco más de Madrid. Comieron fuera y disfrutaron de una tarde soleada en el parque del Retiro.
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Cuando Te Veo
FanfictionBeckett está en un caso en el que el asesino es una sombra de su pasado y su relación con Castle no está en su mejor momento. ¿Podrá Beckett superar sus miedos? ¿Aguantará su mentira sobre aquél fatídico día? ¿Podrá Castle perdonarla?