Capítulo 54 (+18M)

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Cuando Kate consiguió normalizar su respiración, se incorporó entre sus brazos girándose para quedar frente a él, sentada a horcajadas sobre su cuerpo. Sus sexos casi se rozaban. Había realizado aquel movimiento tan rápido y tan repentinamente que Castle la miró sorprendido con los ojos muy abiertos. Ella rió y comenzó a besarle con intensidad, acariciando todo su torso con sus manos.

"Mmmm.... ¿Y... esto?". Consiguió pronunciar Castle entre beso y beso, encantado con lo que Beckett le estaba haciendo.

"Ahora te toca a ti". Contestó ella dirigiendo sus labios al cuello del escritor y besándoselo con ganas mientras le agarraba la cabeza por el pelo. "¿No te gusta? ¿Quieres que pare?". Kate le miró a los ojos dejando los besos. Sus ojos brillaban a la luz de las velas y en aquel momento, a Castle le pareció la imagen más preciosa que había visto jamás. Beckett puso morritos como si fuera una niña pequeña y él se rió apretándola más contra él para que sintiera cómo en apenas segundos su erección había vuelto a crecer considerablemente. "¡Vaya! Creo que no, que no quieres que pare...". Se rió la inspectora y comenzó a darle besos por los pectorales, los hombros, el cuello, mientras sus manos volaban por todo su cuerpo.

El juego que acababa de empezar Beckett estaba volviendo a elevar las temperaturas de sus cuerpos. Los dos se besaban y se acariciaban, pero sobre todo lo hacía ella. Quería llevar el mando esta vez. Introdujo su lengua en la boca del escritor buscando la de él y comenzó un beso tan apasionado como intenso. Se encajó más sobre él haciendo que sus sexos se rozasen sin llegar a penetrarse. Los dos cuerpos se tensaron, provocando que un fuerte gemido saliera de sus labios. Kate se separó ligeramente para mirarle a los ojos y después volvió a fundirse con él en otro beso apasionado. Sin que Rick se lo esperara, bajó una mano hasta su entrepierna y agarró su miembro firmemente sin dejar de besarle. Castle se tensó pero no pudo evitar elevar ligeramente sus caderas para sentirla mejor. Ella comenzó a mover su mano arriba y abajo, con rapidez, con firmeza. Él no podía dejar de gemir. Estaba a punto. Kate le estaba volviendo loco.

"¡¡Dios mío Kate!!!" Se arqueó más cuando sintió que ella aumentaba el ritmo de su mano y se dedicaba a besar y morder el lóbulo de su oreja. Aquello le volvía loco, más aún.

Beckett sonrió con picardía y susurró a su oído sin frenar el movimiento de su mano. "Se me da bien llevar el control, ¿verdad?". Le besó el cuello una y otra vez hasta que notó cómo Castle se terminaba de tensar y llegaba a lo más alto, con ella encima.

Kate le dio un rápido beso en los labios y se separó un poco de él para dejarle que se pusiera cómodo y recuperara la respiración. Rick estaba con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás intentando calmarse. No podía borrar la sonrisa de la cara. Ella le observaba, mordiéndose el labio. Estaba tan guapo así... Era tan suyo... Suspiró audiblemente y le acarició despacio el pecho, con toda la palma de su mano. Castle aprovechó ese movimiento de ella para agarrarla por la muñeca y volverla a juntar a él. Empezó a besarla con ansias, pasión, dulzura, amor. Beckett se sorprendió de aquello pero no dudó un instante en corresponderle el beso volviendo a pegarse a él. Comenzaron de nuevo una batalla de besos, caricias y movimientos. En apenas unos minutos los dos volvían a estar completamente excitados. Rick mordió el labio de Kate y llevó una mano a su intimidad, acariciándola despacio pero con firmeza. Kate soltó un fuerte gemido y se pegó más a él.

"Detective... Veo que vuelve a estar preparada". Le susurró él en los labios mientras introducía suavemente un par de dedos dentro de ella.

Kate echó la cabeza hacia atrás gimiendo y empezando a respirar entrecortadamente a causa del deseo y del esfuerzo. "Y usted... escritor... lo está desde... hace un rato...". Consiguió decir abriendo los ojos y mirando hacia abajo alzando una ceja.

Ambos se miraron de forma especial, intensa. Rick sacó despacio sus dedos de dentro de ella, alargó la otra mano, cogió un preservativo y la miró a ella como pidiéndole permiso.

Kate al ver lo que hacía, sonrió, se acercó más a su oreja y le susurró. "Tienes permiso para hacer lo que quieras con mi cuerpo". Le mordió el cuello y el hombro y se separó de él suavemente mordiéndose el labio.

Castle sonrió con ganas, se colocó el preservativo y la agarró de las caderas juntándola a su cuerpo. La penetró con delicadeza y comenzaron un baile de movimientos, besos y caricias, dando paso a un buen repertorio de gemidos. Inspectora y escritor alcanzaron prácticamente a la vez el clímax. Sus respiraciones estaban muy aceleradas, sus pechos subían y bajaban con rapidez. Sentían que sus cuerpos estaban agotados, pero a la vez, se sentían completos. Kate se apartó despacio de él. Estaba con la cabeza echada hacia atrás como hacía un rato. Volvió a sonreír como una quinceañera enamorada por primera vez. Le quitó con cuidado el preservativo sin dejar de mirarle a los ojos.

Al notarla, Castle abrió los ojos y la miró con dulzura y observó su mirada. Estaba pensativa. "¿En qué piensas?". Susurró. No quería romper aquel mágico momento.

Ella sonrió, echó el preservativo fuera y se aproximó de nuevo a él, recostándose sobre su cuerpo, entre sus brazos. "En cómo ha cambiado mi vida en tan poco tiempo...". Susurró ella también cerrando los ojos al notar las caricias que Castle le dejaba en el brazo.

Castle sonrió ampliamente al oír aquella respuesta. Su inspectora, su musa, se iba abriendo a él a pasos agigantados. Le besó el pelo sin dejar de darle caricias suaves y ambos cerraron los ojos para recuperarse de todo el ejercicio que habían hecho Después de aquel duro día, a los dos les había venido bien liberar tensión. Acabaron quedándose dormidos en la bañera, abrazados, con una sonrisa en sus rostros.

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