Capítulo 10 (Parte 1)

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Cuando Sheila y Anne llegaron a casa aquella tarde de domingo, no se esperaban encontrarse a Ed y a George jugando a la consola. Aunque el primero parecía resignado a hacerlo, el marine parecía estar pasándoselo en grande, posiblemente por llevar, según decía, cinco partidas seguidas sin perder. Anne no tardó en unirse a la pareja, lo cual pareció animar un poco al cantante, mientras que la policía, entre risas, fue directa a cogerse una cerveza para ver el espectáculo. Tuvo que reconocer que ver a su ex marido concentrado en el juego y algo molesto cuando su hija comenzó a ganarle fue más que divertido. Pero la tarde del domingo fue mucho más corta de lo que les hubiera gustado y cuando el sol empezó a ocultarse tras los edificios de la ciudad, George cogió las cosas, se despidió de su hija y su ex mujer, estrechó la mano de Ed muy animado y se marchó prometiendo que regresaría un par de semanas después. Sheila sabía que aquello le partía el corazón a la pequeña, y aunque le gustaría que las cosas fueran diferentes, no era quién ─y mucho menos después del divorcio─ para decirle a George que dejara aquello que tanto amaba: el mar.

En cuanto Anne se fue a dar una ducha, Sheila recogió los botellines de cerveza de la mesita y el enorme bol donde tan solo quedaban algunos granos de maíz que no se habían abierto y se encaminó a la cocina. Allí Ed fregaba los pocos cacharros que había en la pila, así que la mujer, tras dejar los botellines donde el resto de botes de cristal para tirar, se acercó a él, dejando en la pila el bol, y rodeándole la cintura con los brazos, apoyando el resto del cuerpo sobre su espalda.

─No te esperaba hoy aquí ─susurró, besando el cuello justo bajo la oreja, lo que provocó un pequeño escalofrío en el vocalista.

─Bueno, esta semana apenas he podido hablar contigo, así que vine a darte una sorpresa. Lo que no esperaba...

─No esperabas ver a mi ex aquí, ¿no? ─Él asintió y ella sonrió, acariciando su estómago por encima de la ropa─. No acabamos mal, así que cada vez que viene a ver a Anne le obligo a quedarse aquí. Ya bastante paga teniendo que venir desde Galicia a León a verla como para que se quede en un hotel. ─Se quedaron en silencio durante unos segundos, así que la policía sonrió maliciosa, dándole un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja─. ¿Estás celoso?

─¡No! ─exclamó él, poniéndose tenso un instante─. Es... es solo que me sorprendió. Es que salió sin ropa y...

─Bueno, supongo que él tampoco esperaba verte por aquí.

─Me llamó yogurín ─susurró Ed, lo que provocó que Sheila soltara una sonora carcajada. Desde luego George, con tal de incomodar a la gente y divertirse, era capaz de cualquier cosa.

─Seguro que tu cara fue un poema. No lo tengas en cuenta, es así. ─Alargó el brazo para cerrar el grifo antes de soltarle y darle una pequeña palmada en el trasero─. Anda, yogurín, deja de fregar y vente al comedor a hablar de lo que sea que hayas venido a hablar.

─¿Cómo sabes...?

─Soy madre, intuyo esas cosas. ─Se encogió de hombros, caminando hacia el sofá mientras, por el camino, se quitaba los tacones, dejándolos al lado de la mesita para llevárselos después. Se sentó y dio un par de golpes a su lado, invitando a Ed a tomar asiento. Él, tras coger un poco de aire, asintió y se acercó hacia ella, acomodándose a su lado.

─Quería hablar de lo de Rina. Yo... Siento que haya pasado todo esto. Lo último que quería era que vosotras salierais heridas por algo así y...

─Vamos a ver, Ed ─lo cortó ella, girándose hacia el muchacho y cogiéndole con cuidado la mano. Suponía que tras el escándalo se sentiría algo incómodo, pero jamás pensó que fuera porque se sentía culpable─. ¿Has hecho tú la foto? ¿La subiste a las redes sociales para crear polémica?

─¡No! Joder, está claro que...

─Entonces no te disculpes ─dijo, volviendo a cortar la frase del cantante─. No es tu culpa, ni te culpo por ello. Ni siquiera te culpo porque hayas podido tener algo con tu compañera en el pasado y eso haya provocado esta situación. No sé si lo hizo por celos o porque me odia, pero es algo que hizo ella: ella nos siguió, ella hizo la foto y ella la colgó en las redes. Punto. Es una mierda, sí. No me resulta cómodo salir a la calle y ver que la gente me mira, ni tener periodistas en la puerta de mi casa o en la puerta del instituto de mi hija. Pero no ha sido tu culpa.

─Pero yo...

─Escúchame. ─Le tomó de las mejillas, obligándolo a mirarla directamente a los ojos. En cuanto sus miradas se cruzaron, esbozó una sonrisa tranquilizadora a la vez que acariciaba sus mejillas dulcemente─. Tú eres un profesional, alguien cuyo trabajo es ser una imagen pública, cuya vida está vigilada constantemente. Y pese a saberlo yo misma me he arriesgado a que esto pasara un día cualquiera. Quizá no pensé en todo lo que podía suponer que me vieran como "la cuarentona calentorra" ─dijo con burla, lo que le hizo reír─, pero tampoco me arrepiento de ello. No soy una niña, Ed, y sé de sobra que todas mis decisiones y mis actos tienen su repercusión. Decidí seguir viéndote cuando nuestros caminos se cruzaron por segunda vez, y si sigues queriendo ver hasta dónde llega lo que sea que tenemos, ten por seguro que yo también. Me va a fastidiar un poco que ahora se giren porque me hayan visto contigo y no por mi cuerpazo, pero puedo acostumbrarme a ello.

─Eres de lo que no hay ─contestó él, dejando escapar una pequeña risa─. ¿Entonces...?

─Entonces nada. Al igual que tú sigues adelante con ese peso, me va a tocar hacerlo a mí. Y Anne... Bueno, digamos que la prensa ya sabe que no pueden sacarla en ningún lado si no quieren vérselas conmigo. Y los problemas que pueda acarrearle eso en el instituto es algo que tendrá que lidiar ella sola, aunque sabe de sobra que cuanta con el apoyo de su madre, de Leah y espero que con el tuyo. ─Ed alargó una de las manos hacia la policía, tomándola de la nuca y acercándola hacia él para sorprenderla con un lento pero apasionado beso. Sheila notó cómo su corazón comenzaba a palpitar con fuerza a la vez que en su estómago nacía una nueva sensación, un leve cosquilleo que poco a poco parecía hacerse más intenso. Hablar con él, abrirle así su corazón había supuesto un paso más en aquella extraña y excitante historia. ¿Estaba la vida dándole de verdad una segunda oportunidad de en el amor?

─Eso ni lo dudes. Las dos tendréis todo mi apoyo. ─Ella volvió a besarle, entre risas, mientras acariciaba su rostro─. Por cierto ─dijo Ed entre besos─, había traído pasteles para el café, pero la hora que es...

─Bueno ─susurró ella, sonriendo de manera pícara─, tendremos que dejarlos para nuestro postre.

***

¡Hola chicos!

Antes de nada... ¡Feliz año! Espero que 2016 haya empezado bien y que los Reyes Magos os hayan traído muchas cosas. Tal y como dije, durante las fiestas no he subido nada porque estoy terminando otro trabajo y quería centrarme un poco en él, además de que tocaba ir a ver a la familia por las fiestas. Pero como veis ya os he traído un nuevo fragmento y, si no pasa nada, a partir de la semana que viene el ritmo de actualización será el de siempre: un fragmento por semana.

Además quería enseñaros la ilustración que ha hecho mi amiga Kaoru Okino de los miembros de The Black Rose. ¡Es una pasada! Podéis verla entera en mi blog: http://mimundodecereza.blogspot.com.es/2016/01/the-black-rose.html ¿Adivináis quién es quién? =P

¡Gracias por leer The Black Rose!


The Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora