Las guardias de noche eran las más lentas y aburridas del hospital. Aunque su jornada duraba, por suerte, las mismas horas que cuando iba de día, que no hubiera visitas y que tanto pacientes como familiares aprovecharan para descansar hacía que el tiempo se pasara más lento. Y más aún desde que, tras la salida en las redes de su imagen como novia del guitarrista de The Black Rose, la mayoría de sus compañeras la habían dado de lado. Por suerte, y tras sufrirlo tres semanas antes en otra guardia nocturna, se había preparado y llevaba lectura para rato. En cuanto terminó la ronda en su planta y vio que todo estaba en orden, Leah se sentó en una de las sillas del fondo de la sala de enfermeras, se guardó el móvil en el bolsillo interior de la bata y sacó la última novela romántica que se había comprado.
Y en ello estaba, inmersa en una historia de amor que ya le había arrancado alguna que otra lágrima en páginas anteriores, cuando su teléfono móvil comenzó a vibrar, avisándola de que había llegado un nuevo mensaje. Extrañada lo sacó, desbloqueó la pantalla y abrió el whatsapp, encontrándose con varios mensajes en el grupo que habían abierto Sheila, Patricia, Jacky y ella.
"Tías, qué me pongo para esta noche?"
Junto al texto había una foto de su armario cerrado con dos perchas colgando de los tiradores. En una había unos vaqueros entallados y un blusón en tonos rojos y anaranjados de cuello de barco muy sencillo, el cual debería ir acompañado de un cinturón bajo el pecho, mientras que en la otra colgaba un bonito vestido de dos colores, siendo la parte de arriba, tan solo con una manga, en un bonito color perla, y la de abajo en negro, siendo el corte un bonito cinturón de tela que entremezclaba ambos tonos. Rio por lo bajo y comenzó a teclear.
"Depende de para qué sea. ¿Con quién quedaste?"
La respuesta de la doctora no se hizo esperar.
"He quedado con Darío"
Iba a contestar cuando vio que Sheila, que debía estar despierta también, se animaba a contestar a la conversación.
"Cuatro citas con el mismo tío, Patri? Parece que vas en serio"
Sheila había acompañado la frase con un emoticono de un muñeco sacando la lengua, lo que la hizo sonreír, animándose a contestar. La verdad es que Patri siempre tenía mala suerte con los tíos, y aunque ella no se hacía ilusiones, era raro que alguno la llamara de nuevo. El guardia, sin embargo, parecía querer conocerla mejor.
"Yo iría con los vaqueros. Es más casual"
Durante un par de minutos ninguna contestó. Pensó que la doctora al final se había decidido hasta que volvió a notar la vibración en el bolsillo.
"Calla, Sheila, que es él el que no puede vivir sin mis pechotes. Jajajajajaja"
Casi se le escapa una carcajada tras leer su respuesta.
"Vale, tías, os voy a contar un secreto. Estoy acojonada"
No les había dado tiempo ni a la policía ni a ella a contestar cuando la doctora puso el segundo mensaje. Se quedó un instante bloqueada, mirando la pantalla. Mentiría si dijera que nunca pensó que Patricia pudiera escudarse tras su humor para no dejar salir a la luz sus sentimientos, pero desde luego no se lo esperaba tan de golpe. Siempre que hablaba de sus conquistas, o de sus "citas exprés" como ella las llamaba, lo hacía con humor y acababa contagiando su alegría a todo el mundo aunque supiera que no iban a volver a llamarla. Nunca tenía una mala cara o veía el lado negativo de las cosas. Patricia era fuerte, divertida, segura de sí misma y capaz de ponerse el mundo por montera.
"¿Por?"
Fue la respuesta de Sheila. Rápida, sencilla y directa. Miró la pantalla de nuevo, algo tensa. No se le daba muy bien dar consejos, o al menos no románticos. Su primer y único novio había sido Joel, y entre ellos todo había nacido poco a poco, como una flor en primavera que asoma en busca del sol cuando se la riega y cuida como es debido. La contestación de Patri no se hizo esperar.
"Tía, porque Daría está buenísimo. Pero no bueno de joe que mono. No, no, bueno de querer chumar chocolate en todo su cuerpo, ¿sabes? Y el tío hoy quiere ir a un sitio guay y que luego vayamos a su casa y... "
De nuevo fueron un par de segundos los que tardó la policía en contestar.
"¿Y qué?"
¿Cómo podía ser tan directa? Si hubiera contestado ella, habría dicho que la comprendía, que entendía sus miedos, pero Sheila intentaba sacar todo lo que la carcomía por dentro. ¿Era esa la mejor forma de conseguir que se expresara en vez de intuir lo que le pasaba por la cabeza? Pareció funcionar con patricia, porque la respuesta no se hizo esperar.
"Coño, que con ese cuerpo ha tenido que estar con tías como tú o como Leah, que sois como modelos de revista. Yo soy como las tías de los cuadros de Botero. Fijo que llega el momento y no se le levanta"
Ahí estaba. Comenzó a escribir, pero borró parte del mensaje. Volvió a poner algo, pero lo borró una vez más. No sabía qué decir. Por suerte la policía, que parecía no achantarse ante nada, fue la que cogió el toro por los cuernos y comenzó a escribir sin parar. Un minuto después, llegó su mensaje.
"Vamos a ver. ¿Y qué? Tienes que meterte en esa cabecita hueca que para gustos existen los colores. Darío ha salido ya cuatro veces contigo y por cómo te mira está que no caga contigo. Patri, eres una tía de puta madre, así que quítate los miedos, súbete a tus tacones y enséñale lo que es una amazona. Seguro que luego no quiere quitarse de encima"
Leah sonrió, comenzando a escribir.
"Sheila tiene razón. El otro día escuché a Toñi quejarse porque Darío le dio calabazas. Dijo que estaba conociendo a alguien especial y que no quería cagarla"
Esta vez fue Patricia la que tardó en contestar más de cinco minutos. Y cuando lo hizo, fue con una foto de ella con el vestido que les había enseñado en la fotografía anterior y una frase debajo.
"Mañana, cacho perras, os invito a desayunar y os cuento. Se va a enterar el guarda de lo que es tener una mujer como yo"
***
¡Hola corazones!
Quiero pedir perdón por tanta tardanza, pero desde enero se me encadenaron un par de épocas de estar mala (una gripe y un dolor de muelas infernal) además de tener que terminar un manuscrito con el que ya llegaba tarde. El proyecto es muy importante para mí y quería hacerlo bien, así que tuve que sacrificar el tiempo que le dedicaba a The Black Rose para terminarlo a tiempo y bien. Y estoy muy contenta porque ya lo acabé, así que espero poder daros buenas noticias prontito.
Si la cosa va bien, y ahora que empiezo nuevos proyectos, volveré a la normalidad con las publicaciones (un fragmento por semana) y seguiremos adelante con la historia de la policía, el yogurín y los miembros de la banda. A ver dónde me llevan, porque no tengo nada pensado, sino que esta la escribo sobre la marcha.
Gracias por vuestra paciencia, por leer The Black Rose y animarme siempre con vuestros comentarios. ¡Sois lo mejor! :*
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The Black Rose
RomanceAVISO: Esta historia es para mayores de 18 años. La historia puede contener escenas de sexo explícito en algunas de sus partes. A sus 35 años Sheila es una mujer feliz, una gran policía, una mujer independiente y madre de una enérgica adolescente. D...