Capítulo 8 (Parte 2)

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Los minutos pasaron lentamente, mucho más de lo normal. La casa estaba en absoluto silencio, y mientras que Joel y Toni permanecían sentados, el primero mirando el iPad de su compañero atentamente y el otro con la vista puesta en el techo y moviendo las piernas nerviosamente, la pelirroja no hacía más que pasear de un lado para otro del enorme comedor, enredando las manos entre sí mientras le daba vueltas al asunto. Obviamente la acción de Rina había estado mal, y aún no sabía si tendría consecuencias graves sobre Sheila y su hija, pero de lo que sí estaba segura era de que las tendría sobre el grupo. No es que Rina y ella hubieran congeniado mucho durante el tiempo que llevaban tocando juntas, pero era parte de The Black Rose y perderla, sin duda, podría ser un gran golpe para el grupo.

─¿Quieres estarte quieta? Me pones nervioso ─gruño Toni, bajando la mirada hacia Jacqueline, la cual se detuvo en mitad de la sala, girándose hacia él.

─No puedo quedarme quieta. No sabiendo que todo esto puede acabar muy mal. Tengo que intentar que las consecuencias sean las menores posibles.

─¿Vas a defender a Rina? ─Toni arqueó ambas cejas, sin apartar su mirada de la de su compañera. Hasta Joel alzó la mirada cuando escuchó la pregunta─. Porque yo lo siento, pero lo que ha hecho no solo es una putada, es una puñalada por la espalda al gafotas.

─Bueno, a ver, no creo que lo haya hecho a malas. Quizá solo fue el arrebato del momento. ─Jacky miró a Joel cuando habló y dejó escapar un suspiro. Desde luego el guitarrista siempre pensaba lo mejor de cada persona que se cruzaba en su vida.

─Rina ha hecho algo muy malo a personas que no han hecho nada más que cruzarse en nuestras vidas. Merece un escarmiento así que no, no voy a defenderla, pero sí que voy a defender los intereses del grupo. Hay que... ─el ruido de la puerta de la casa abrirse hizo que se quedara callada de golpe, girándose hacia allí, al igual que sus compañeros. Ed entró en el comedor, completamente serio, más de lo normal. Dejó las llaves del coche en su sitio, colgó la chaqueta en el respaldo de una de las sillas y, tras mirarles durante unos segundos, se dirigió hacia las habitaciones.

─Parece... ¿tranquilo? ─titubeó Joel, levantándose. La actitud del solista era una mala señal. Conocía a Ed lo suficiente como para saber que cuanto más frío se mostraba, más enfadado estaba y más tajantes eran sus decisiones.

─Ed. ─Fue tras él, dejando atrás a Toni y a Joel, parándole en medio del pasillo al tomarle de la muñeca. El solista se detuvo y se giró hacia ella, mirándose ambos a los ojos durante unos segundos. No le cabía duda alguna: fuera lo que fuera que pensaba hacer, estaba decidido. Pese a ello valía la pena arriesgarse─. Escucha, antes de hacer ninguna tontería piensa en las repercusiones. Rina no se ha portado nada bien, pero...

─Sé lo que hago, Jacky ─contestó, sin dejarla continuar, mientras se zafaba de su agarre con delicadeza. Si algo bueno tenía el muchacho cuando se enfadaba era que jamás la pagaba con los demás.

En cuanto se soltó de ella, continuó su camino hasta la puerta de la habitación de Rina, la cual abrió sin ni siquiera llamar a la puerta. Escuchó los pasos de Joel y de Toni, que se detuvieron a poca distancia de ella, mirando desde lejos la escena, sin intención alguna de intervenir. Edward les había reunido, era el líder de la banda, algo que ninguno había osado negar jamás, así que aceptarían la decisión que tomara siempre y cuando no hundiera al grupo.

─Katrina ─dijo seriamente. La tensión del ambiente podía cortarse con un cuchillo. Jacky hasta contuvo la respiración aquellos largos segundos─, tienes una semana para irte de esta casa. No quiero que te disculpes, ni que me llores. Seguirás en la banda solo porque es lo que todo el mundo espera, pero no pienso vivir bajo tu mismo techo.

─Ed... ─comenzó a decir la muchacha, pero él no la dejó continuar.

─Cuando entraste te dije que no toleraba, bajo ningún concepto, que se metieran en mi vida o que me traicionaran. Y tú hoy has hecho las dos cosas. Espero que una semana sea suficiente para que busques un nuevo piso. Si no le diré a Carlos que te busque un buen hotel.

No dejó ni que contestara. Cerró la puerta con total tranquilidad y sin girarse hacia los demás se dirigió hacia su cuarto, donde se encerró. Jacky dejó escapar un suspiro y se giró hacia los chicos, como esperando que alguno abriera la boca o hiciera el amago de ir a hablar con él. Cosa que no pasó.

─¡Oh, vamos! ¿De verdad no vais a ir a ver cómo está?

─Eh, eh, para el carro, vieja. Ya sabes que a mí esas mierdas del sentimentalismo no me van ─dijo Toni con un gruñido, encogiéndose de hombros. Joel se rascó la nuca, como buscando algo que decir, pero la pelirroja, sin paciencia ya, emitió un pequeño gritito y se encaminó hacia allí.

─Buena ostia os daba yo a los dos. ─Llamó un par de veces a la puerta, echado un último vistazo hacia sus compañeros, los cuales ya habían huido antes de que algo pudiera salpicarles. O peor, antes de que Rina pudiera llamarlos para que la ayudaran con sus cosas.

─Adelante ─dijo Ed desde dentro. Tras suspirar, la pelirroja entró en el cuarto de su compañero, el cual terminaba de cambiarse en aquel instante, poniéndose un sencillo pijama de invierno. Con el frío que hacía pese a la cercana primavera, aún había que dormir con pijama de invierno y un nórdico para no pasar frío por las noches.

─¿Estás bien? ─preguntó nada más entrar, tomándose la libertad de tomar asiento en la cama. Ambos se miraron a los ojos y ella sonrió, encogiéndose de hombros─. No me mires así, imbécil, sabes que soy como la madre de todos o algo así.

─No sé cómo estoy, la verdad. ─Suspiró, haciéndole una señal al muchacho para que se sentara a su lado. Él lo hizo sin oponer resistencia, tomando una de las manos de su amiga entre las suyas, entrelazando sus dedos y fijando allí la vista, como si de aquel modo le costase menos abrirse─. Sabía que Rina era un poco...

─¿Posesiva? ¿Celosa?

─Algo así. ─Asintió─. Pero no me esperaba que llegara a decepcionarme hasta este punto. Se ha metido en mi vida, ha destapado mi vida personal y todo por... ¿por qué? ¿Porque quiere algo que le he negado durante años? Joder, Jacky, que siempre se lo dejé bien claro. Y ahora... ─El muchacho duró durante unos segundos, apretando la mano de su amiga. Un apretón que ella no dudó en devolverle, intentando infundirle fuerzas.

─¿Y ahora qué?

─No lo sé. Mira, sabes que siempre he sido más que libre en estos temas, pero hay algo en Sheila que me tranquiliza. Con ella el tiempo vuela, ve mucho más allá de lo que soy a primera vista, me hace reír. Al principio solo fue un encontronazo muy divertido, pero cuanto más tiempo he pasado con ella, más me doy cuenta de que quiero que siga viniendo.

─Eso tiene nombre.

─No quiero catalogarlo de nada. No todavía. ─Negó el muchacho, suspirando─. Pero no voy a negarte que es la segunda mujer con la que me siento totalmente a gusto. Con la que no tengo que fingir. No sé lo que es, aún no, pero quiero descubrirlo. ¿Tan malo es?

─No, cariño ─dijo, tomándole de las mejillas tras soltarse de sus manos y obligándole a mirarla a los ojos─. Ey, escucha, no es nada malo. Rina se ha pasado de la raya, así que no pienses que sentir lo que sientes, sea lo que sea, es malo. Porque no lo es. Mira, no sé lo que va a pasar ahora, pero creo que puede ser una prueba para los dos. Estate a su lado, conócela mejor, explota sin miedo lo que sientes. Y que pase lo que tenga que pasar. Yo estaré ahí tanto si sale bien, como si sale mal.

─¿Te he dicho alguna vez que te quiero? ─Sonrió el muchacho, posando las manos sobre las de la pelirroja.

─No todas las que deberías, guapetón ─contestó, burlona, antes de robarle un pequeño beso en los labios─. Yo también te quiero, Ed. Cuando éramos más pequeños tú me sacaste de mi mierda. Yo no puedo ser menos ahora. ─Tras sonreírse, los dos se fundieron en un abrazo. No hacía falta decirse más. Así que en cuanto se separaron, la pelirroja se levantó y salió de la habitación. Había sido un día muy intenso y aún les quedaba una semana de ensayos constantes para los dos conciertos que tenían el siguiente fin de semana. Iban a ser unos días muy duros.


The Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora