Capítulo 12 (Parte 4)

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Ed la miró a los ojos con una leve sonrisa dibujada en sus labios. Sheila tenía una explicación para todo. O mejor dicho, su forma de ver la vida, de pensar que todo ocurría por alguna razón en concreto, le hacía ver el pasado ─incluyendo los pasajes más dolorosos─ de una manera positiva. Eso le fascinaba. A él le gustaba enterrar todo lo malo y quedarse solo con aquello que le había dejado un buen sabor de boca. Evitaba pensar en las decisiones tristes o dolorosas que había tomado, no le gustaba sacar a la luz aquello que le había macado que, aunque no fueran ni de lejos cosas horribles, para él habían supuesto que tomara ciertas decisiones en su vida: acabar con su relación con Jacky, dejar la escuela de cocina, aceptar el primer contrato discográfico, echar a Rina de casa,... Dejó escapar un suspiro que no pasó desapercibido para la policía.

─¿Todo bien, cariño?

─Sí, sí, todo bien. ─Asintió mientras se levantaba, sonriendo─. Voy por una cerveza, ¿quieres una?

─Paso, tráeme mejor una tónica.

─¿Cómo puede gustarte eso? Es demasiado ácida ─dijo el muchacho, poniendo una mueca de asco que a Sheila le hizo mucha gracia.

─Precisamente por eso es por lo que me gusta: porque está muy ácida. En verano es dar un trago cuando tengo mucha sed y la boca reseca, y la tónica lo soluciona.

─Que mal gusto tienes ─contestó con una pequeña risa, caminando hacia la cocina, aprovechando para cambiar un poco la expresión. Sí, hablar con Sheila le había hecho pensar en un asunto que había estado posponiendo durante todo aquel tiempo: Rina. Con el embarazo de Jacky, habían decidido que, tras el final de la gira, el grupo se tomara un descanso para que ella pudiera cuidarse en los meses más delicados, tener al bebé y ocuparse de él sin líos de giras, firmas, grabaciones, etcétera. Y durante ese tiempo no solo preparar un nuevo trabajo, sino buscar otra bajista. Pero... ¿era eso, de verdad, lo mejor para el grupo?

Abrió la nevera para sacar su bote de cerveza y el de tónica para Sheila, cerrando a continuación con un pequeño golpe con el pie. Tan ensimismado estaba, que no se había enterado de que Anne lo miraba desde la puerta con una sonrisilla en los labios y las mejillas ligeramente sonrosadas. Cuando la vio, dio un paso hacia atrás y arqueó ambas cejas. Aunque no la conocía desde hacía demasiado tiempo, la hija de la policía era una chiquilla sencilla y muy transparente, así que sabía perfectamente lo que significaba aquel repentino rubor.

─Ah, no, no, no ─dijo antes de que la chiquilla abriera la boca, alzando ambas manos, ocupadas, como para crear una pequeña barrera entre ambos.

─¡Pero si no he dicho nada! ─se quejó la muchacha, arqueando ambas cejas. Él suspiró y se acercó hacia ella, señalándola con un dedo al llegar a su lado.

─Conozco esa expresión. Jacky la ponía cada vez que se encaprichaba de un chico en el instituto, así que no, no pienso hablar de chicos contigo. Si tienes dudas...

─Ya, que lo hable con mi madre, ¿no? ─le cortó, arrugando la nariz en un pequeño mohín de hastío─. Jope, mi madre me habla de chicos, sí, y ya me ha explicado muchas cosas. Pero ella no es un chico y no sabe lo que les gusta y...

─Bueno, pues eso se lo preguntas a tu padre que es hombre también, ¿no? ─Aunque jamás lo reconocería, estaba nervioso. ¿Ni siquiera había sido padre e iba a tener que lidiar con las hormonas revolucionadas de una adolescente? No, no, seguro que le acababa diciendo algo inapropiado y lo que menos quería era que la chiquilla acabase metida en cualquier lío. Y estaba resuelto a seguir su camino cuando vio cómo agachaba la cabeza tras suspirar─. ¿Anne?

─Nunca habla de esas cosas conmigo ─confesó la muchacha, apoyándose en el marco de la puerta─. Sé que me quiere, pero no tiene nunca tiempo para mí y, cuando lo tiene, me sigue tratando como cuando tenía cinco o seis años. Solo quiere ir a ver películas conmigo, jugar a la consola o atiborrarse a comida basura mientras vemos la tele. Y me divierto mucho, pero cuando saco algún tema del instituto, o... bueno, de chicos... Cambia de tema. Siempre dice que soy muy pequeña para pensar en esas cosas. ─Ed suspiró. Anne estaba en una edad difícil. De hecho, él a esa edad tomó un rumbo muy diferente al de la muchacha que tenía delante y aborreció a sus padres, desobedeciéndoles hasta darles algún que otro susto. Mirando hacia atrás tenía que reconocer que se había comportado como un verdadero niñato. Sin embargo Anne estaba allí delante, en la misma complicada edad, donde todo lo nuevo y lo prohibido es fascinante, pidiendo una ayuda que él ─y muchos de sus amigos en la misma época─ decidió obviar. Dejó los dos botes sobre la mesa y se acercó a ella, posando las manos en sus hombros. No sabía si lo que iba a decirle era adecuado o no, pero no podía dejarla así.

─Mira, no voy a decirte las cosas que ya te habrá dicho tu madre: cuidado con los chicos a estas edades, estás experimentando cambios en tu cuerpo y en tu mente, y un largo etcétera. Yo solo voy a decirte que seas tú misma, Anne, porque eres una chica maravillosa. Y muy guapa, que tienes de dónde sacarlo. ─Aquello hizo que Anne esbozara una sonrisa, aumentando el rubor de sus mejillas─. No tienes que cambiar por nadie, ni siquiera por el chico que te guste. Sé que cuando te gusta alguien quieres ser perfecto para esa persona, y que muchas veces cambiamos para serlo, empezamos a hacer cosas que quizá no sean buenas para nosotros, o incluso cambiamos nuestra forma de ver el mundo para verlo como ellos. Pero si tienes que cambiar tu forma de ser y tu forma de vida solo por una persona, solo para llamar su atención, quizá no sea la persona adecuada. El amor empieza en uno mismo, así que tienes que quererte tal y como eres. Si esa persona es para ti, sea chico o chica, lo verá y se acercará para inundarse de ti como tú lo harás de ella.

─Jo, menos mal que Jacy dice que eres un borde y un chulo.

─¡Oye! ─Rio Ed, a la vez que Anne─. Bueno, esa es la apariencia que quiero dar, así que de esto chitón. ─Le guiñó el ojo y ella asintió, sonriendo─. Si ese tal Daniel te gusta, muéstrale cómo eres, tal cual, así de divertida, natural y dulce. Si es un chico listo, sabrá valorar lo que hay en ti. Y no solo él, sino todos los que te rodean. ─Anne se lanzó a sus brazos, sonriendo más radiante que nunca y hundiendo la cabeza en su pecho. Por un momento él se quedó descolocado, pues no se esperaba esa reacción de la chiquilla, pero finalmente rodeó su cuerpo con los brazos y la apretó contra él, haciendo un poco de fuerza para levantarla del suelo, lo que la hizo reír.

─Muchas gracias, Ed ─dijo al separarse─. Me alegro mucho de tenerte en casa. ─Aquellas palabras, tan simples y tan sinceras, le hicieron sentir un calor nuevo y desconocido en el pecho. Y para su sorpresa, fue muy agradable.

***

¡Hola cerecillas mías!

Siento la tardanza en actualizar, pero como os comenté he estado liadísima con la Feria del libro y cuando volvía estaba tremendamente agotada. ¡Pero ya he vuelto! Además he comenzado un pequeño canal de youtube (porque como ya hago muchas cosas, por qué no hacer otra más) donde hablaré de libros y cómics que me gusten además de hacer algún que otro video blog sobre mis viajes o incluso sobre mí para que me conozcáis un poquito mejor. Os dejo el link por si os apetece pasaros por allí y suscribiros. Subo vídeo cada lunes.

https://www.youtube.com/channel/UCn69b9DFS0GaPUaoZ6ceF0Q

¡Gracias por todo el apoyo y el cariño y muchos besitos! <3

The Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora