Aldara siempre dejaba un cabo de vela encendido cuando se iba a dormir, pues era consciente de que lo que no había ocurrido aún estaba cada vez más cerca. Nevin no había vuelto a hablar de ello y Aldara procuraba pensar en otras cosas, mientras que noche tras noche se mentalizaba para recibirlo; sin embargo cada vez que no llegaba, y la vela se consumía, su descanso era profundo y tranquilo.
Aquella noche, sin embargo, cuando la llama estaba a punto de apagarse escuchó finalmente el sonido de la puerta al abrirse. Espabilada de golpe, se incorporó en la cama y tomó aire, tratando de ordenarle a su corazón que dejara de latir tan fuerte o él lo escucharía.
Estaba lista. De verdad.
Nevin se la quedó mirando desde la puerta, como en su noche de bodas, y su semblante nuevamente era serio. Aldara se quedó quieta mientras se acercaba y, otra vez como aquella, se sentó al borde de su cama, pero a distancia. Su cabeza y su corazón parecían competir para hacerse notar cuando sintió que su esposo la agarraba de la mano.
-Aldara, tengo algo que contarte -dijo con suavidad.
De inmediato cambió todo, y cuando Nevin le dijo que su padre acababa de morir fue incapaz de contenerse. Las lágrimas cayeron como ríos y cuando la rodeó con sus brazos se apoyó en el muro de su pecho,para sollozar como no lo había hecho jamás en su vida.
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El fuego y la mariposa
FantasyLa guerra ha terminado y como muestra de buena voluntad, el rey de Hesperia ha concedido la mano de su hija al hermano de la reina de Luminaria. Nevin, un aguerrido caballero curtido en mil batallas, no está emocionado por tener que desposar a la jo...