El fuego y la mariposa

II

Nevin fue convocado a presencia de la reina bastante entrada la noche, cuando los invitados ya descansaban. Al entrar al gabinete la encontró leyendo con atención una carta, y su mirada se dirigió automáticamente hacia el perfil de su vientre, suavemente abultado, al fin, por el ansiado embarazo. La reina no dio muestras de que se hubiera percatado de su presencia, así que Nevin permaneció en silencio hasta que volvió la mirada hacia él.

-Alain ha muerto.

Un gesto de asombro cruzó el rostro de Nevin.

-¿Cuándo?

-Ayer. Acabo de recibir el mensaje de Valle Ámbar. No han utilizado fuego arcano, sino una paloma mensajera.

-¿Por qué la demora?

Ella se encogió de hombros.

-Tal vez Aram no quisiera estropearle la fiesta a su hermana.

Nevin era escéptico. Por lo poco que conocía al hermano de Aldara, bien podría ser que hubiese decidido que la noticia llegara al reino vecino con todo un día de retraso -el lugar de los pocos minutos que el exégeta hubiese tardado en leer el fuego y transcribir el mensaje- sólo por tenerlos en su reino el menor tiempo posible.

-Tendremos que ir a Valle Ámbar.

Setenme suspiró.

-Sí, eso parece... Y ahora tú tendrás que darle la noticia a tu esposa. ¿Lo harás inmediatamente o esperarás a mañana?

-Ahora, por supuesto.

-Quizá deberías, ya sabes, consolarla después...

Lo dijo en un tono que molestó a Nevin. Durante el último año su hermana no había perdido oportunidad de incordiarle con el mismo asunto, y se encontraba demasiado a menudo teniendo que recordarse a sí mismo que ella era su reina. Inspiró hondo.

-¿Esto te hace gracia? ¿Ya no recuerdas lo que es perder a un padre?

-Sólo digo que tal vez es un buen momento para que estés con ella en cuerpo, además de alma. ¿O piensas posponerlo hasta que no tengas nada ahí abajo que ofrecerle?

Nevin se forzó a fijar la vista en el suelo para no matarla con la mirada.

-Si no hay nada más...

-Anda, ve.

Una seca reverencia, ninguna palabra más, yNevin había abandonado la sala.%%Xܭez