En el tiempo que transcurrió desde su abatimiento hasta que se inició el traslado a Valle Ámbar, Nevin fue atendido en el campamento hesperano lo mejor que se pudo; sin embargo la fiebre era alta y las condiciones difíciles, de manera que para el herido el solo esfuerzo por mantener el conocimiento le llevaba a la extenuación.
Envuelto en el fuego invisible que lo consumía desde dentro y bañado en sudor que enseguida se helaba, deliraba confundiendo realidad con fantasía y apenas alcanzaba a distinguir que alguien se movía a su alrededor, no percatándose ya de si avanzaban o se detenían, si dormían al raso o a cubierto ni los días y noches que transcurrían. Tan sólo las manipulaciones a su herida lo traían de vuelta, entre terribles dolores, y el resto del tiempo vivía entre mundos de pesadilla y demonios, sintiéndose tan indefenso como un bebé recién nacido.
Al fin, dieciocho días después del aniquilamiento de toda su tropa sus enemigos lo recibieron en la capital de su reino y, de repente, entre toda la confusión de sus alucinaciones, alcanzó a distinguir la incoherente figura de un hada o espíritu blanco, que si bien parecía envuelto en un halo de bondad, no tenía otra cosa que hacer allí más que llevárselo al Éter.
No lo aceptaba. No iba a dejarse seducir por el descanso eterno.
Se preparó para combatirlo con toda su alma, apretando los puños y ansiando por cerrarlos en torno a su espada, que parecía llamarlo.
Aunque apenas le quedaran fuerzas ni para mantener los ojos abiertos. Viviría. No importaba cuánto le costara, él viviría...

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El fuego y la mariposa
FantasyLa guerra ha terminado y como muestra de buena voluntad, el rey de Hesperia ha concedido la mano de su hija al hermano de la reina de Luminaria. Nevin, un aguerrido caballero curtido en mil batallas, no está emocionado por tener que desposar a la jo...