Una semana después, una mañana me despierto porque ha sonado la puerta del dormitorio, me acordé de que anoche no me acosté en el dormitorio de matrimonio si no en el individual con las estrellas y eche el cerrojo antes de dormirme, la movilidad que tengo es casi nula pero ya sé subirme y bajarme de la cama.
-Madison, abre el cerrojo y la puerta ahora mismo.
-Déjame en paz, quiero dormir y no quiero ir al hospital. No voy a abrir la puerta.
-Madison, pareces una niña pequeña. Sabes que no tengo miedo a la puerta, han sido muchos años de experiencia abriendo puertas y esta no va a ser una excepción.
Y de un momento a otro escuche como la puerta se abría, entraron Alex y Cristian y me ayudaron a cambiarme de ropa y me sentaron en la silla de ruedas entre comentarios de que tenía comportamientos de una niña pequeña y que era absurdo que siguiera haciendo estos berrinches después de una semana de rehabilitación.
Al llegar al hospital entramos y estaba Darío esperándome y me llevó a la sala de rehabilitación, allí me sentó en una máquina en la cual metió mis pies en unas gomas y empezó a tirar de las puntas de las gomas levantando mis pies, lo veía absurdo, llevo una semana haciendo esto todos los días y no siento ninguna mejora.
Pase toda la mañana con Cristian en rehabilitación, se me hizo largo y muy aburrido.
Los días pasan muy lento y avanzó muy poco a poco. Llevo ya 2 meses en rehabilitación y por lo menos ya me pongo en pie aunque no aguante a penas ya sea por la falta de fuerzas o por el dolor que me causa en la espalda cada vez que tengo que hacerlo. Mi hermano me ayuda muchísimo en todo, es el que normalmente va conmigo a rehabilitación e intenta que seas lo más ameno posible.
Hoy se supone que conseguiré andar de nuevo, con dificultad y apoyos pero se intentará.
Al llegar al hospital y haber hecho un poco de calentamiento Darío me puso delante de dos barras y me pidió que con el apoyo de ellas intente andar. Asi lo hice pero me dolía demasiado, aunque eso es bueno, es muy fuerte, el dolor significa que estoy recuperando sensibilidad. Quiero dejarlo pero no me dejan, han alejado la silla de donde yo estoy para que no pueda rendirme y sentarme en ella.
-Maddie, tú puedes. Estoy aquí para ayudarte.
-Cristian callate.- dije entre lágrimas.- que me duele mucho. Por favor traeme la silla, me voy a caer.
-Eres fuerte, lo conseguirás. Y estoy seguro que no te vas a caer, te cogeré si veo que no puedes hacerlo. Confía en mi. Primero un pie y luego el otro.
Me fallaban mucho las piernas pero lo conseguí, empecé a caminar despacio, pero seguro que algún día puedo volver a hacer mi vida normal. Cristian aplaude y me abraza una vez llegó a su lado, me felicita por ese gran avance que aunque parece una tontería es algo muy importante. Esto es un antes y un después en mi recuperación.
Desde el día en el que conseguí caminar empecé a hacer la rehabilitación en casa junto con Ismael. Él es el encargado de que mejore, coja fuerza en las piernas, y no quiera rendirme. Pero a veces llega a ser muy pesado siempre pegado a mí, ni mear puedo sola. Aunque es normal, es mi hermano y tiene la necesidad de cuidarme de todo y asegurarse de que estoy bien.
Han pasado 3 meses y ya no tengo la necesidad de usar ni la silla ni las muletas. He vuelto a la Academia de danza, me lo tengo que tomar con calma porque no tengo mucho equilibrio ni fuerza, lo que provoca que hacer piruetas y saltos sea extremadamente difícil para mi, pero poco a poco lo voy consiguiendo, tengo que preparar un fandango para el examen de nivel, de el dependerá que me den o no el título de danza, ultimo año de conservatorio y estoy recuperandome de una lesión en la espalda. Tengo que presentarme en mes y medio. Estoy nerviosa y ansiosa, es lo más importante para mí, mi carrera. De ella depende todo mi futuro. Si obtengo el título seré libre de poder bailar en compañias profesionales de danza.
Cristian también sabe bailar, pero es un secreto entre él y yo, Laura jamás se enterara, o eso pensamos hasta que un día ensayando en el salón entró y nos vio, esperábamos que reaccionase de forma negativa, no es muy normal que los chicos hagan danza pero eso solo es un estereotipo absurdo, Cristian por ejemplo tiene mucho talento. Pensamos que Laura pensaría mal de él, pero no fue así, todo lo contrario estaba super contenta al ver que su novio bailaba mejor que muchas de las mejores bailarinas nacionales, pero como no hacerlo, lleva bailando desde los tres años y tiene veinte.
Se acerca el examen y me siento preparada para hacerlo, con algunos Dolores pero preparada.
-Señorita Madison Farelo, pase.
Entre en la sala, me coloqué en el centro de la sala y empecé a hacer el fandango, a mitad de este me di cuenta que iba un tiempo por delante de la música y tuve que dejarle pasar para estar dentro de música de nuevo. Termine bien, saludé, di las gracias y me retirarme de la sala.
Al llegar a casa les comenté cómo había ido el examen, esperaba aprobar, necesito aprobar. Sin ese aprobado estoy perdida, no se que haría con mi futuro sin ese título, llevo estudiando para ello desde que tengo uso de razón.
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Internado
Teen FictionMadison es una chica con 16 años que es mandada a un internado solo para mujeres desde sus 13, y el futuro que la aguarda no sabe como sera y nos cuenta su historia desde los 13 años (el accidente de sus padres) hasta su presente...