Capitulo 42

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Narra Alex.

A la mañana siguiente me levante y escuche que había alguien en la cocina, me aproxime y la vi. Sentada en la butaca de la cocina con una camiseta mía que la llegaba por los muslos mientras comía.

-Maddie, ¿que haces levantada tan pronto?

-Joder Alex que susto. No tenía sueño.

-¿Que comes peque?

Madison me miro de reojo provocando que me riera, tiene mucha manía ha hacer ese gesto cuando algo es muy obvio, y siguió comiendo la tostada. Me senté con ella y la seguí viendo comer y en alguna ocasión la quite algún bocado del croissant que tenía en la mesa recibiendo algún que otro manotazo por tocar su comida.

Después de un rato empezaron a levantarse los demás. Se sentaron en la mesa hablando de la actuación de Maddie la noche anterior, realmente hay que admitir que Madison lo hizo genial y brillo con su luz más potente.
Llamaron a la puerta y me levante a abrir.

-Buenos días sobrino ¿que tal está tu muchacha?

-Hola tía, que pronto has venido. Esta bien, creo. Esta en la cocina hablando con sus compañeros de piso.

Mi tía pasó a la casa y la presente a Ana, Héctor y Aitor y saludo a Madison que se levantó en cuanto la vio entrar. Vi en los ojos de ella que no se fiaba de mí, sabía que algo raro estaba ocurriendo es demasiado lista.

Ellas sé fueron junto a Ana a un dormitorio y yo me quede con los chicos en el salón hablando. Ellos sabrán porque Madison está así de rara, se lo cuentan todo. Sobretodo Héctor y ella.

-Conozco a Maddie desde hace mucho y tú también. Sabes como es y que no debes presionarla, ya llegará el momento en el que ceda y si no te das cuenta de eso jamás conseguirás nada con ella, sabes que bajo presión no funciona.

-Lo se, pero yo estoy que me subo por las paredes, desde que salió de la escuela me ha llevado al límite 2 veces y juro que me muero por ella. No se cuanto más podre aguantar.

-Pues deberás hacerlo si de verdad la amas.

Narra Madison.

Nos fuimos a una habitación apartada de los chicos y comenzamos ha hablar un poco de todo y Begoña empezó con sus historias de siempre, "¿comes bien?", "¿No vomitas?". Arg que harta estoy de siempre lo mismo. Conteste a sus absurdas preguntas y me hizo una pregunta que nunca me había hecho por lo cual me dejó totalmente bloqueada. "Madison ¿tienes miedo al sexo?" No sabía que hacer o como reaccionar, sólo sabía que me había bloqueado y que no sabía que contestar, eso me pillo desprevenida.

-Yo...bueno...yo...si, un poco. Lo normal en una chica de 17 años. ¿No?

-Por supuesto que es lo normal. Pero no tienes nada que temer, debes estar segura de cómo, donde y cuando lo quieres hacer, no queremos que sea una decisión errónea. No permitas que mi sobrino te meta prisa, ni nada parecido, tu debes decidirlo.

Abracé a Begoña agradeciendola su ayuda y sintiendo el calor de unos brazos como los de mi madre, sensación que llevaba años sin sentir.
Nos levantamos y salimos fuera.

Narra Alex.

Vi que Maddie salía bastante contenta y que se aproximaba a mí, me besó en los labios dejándome un suave sentimiento de felicidad en el cuerpo. Eso solo podía significar que mí tía la había convencido de tener sexo conmigo.

Y después se fue moviendo su hermoso culo hacía el baño, en el silencio del salón se escuchaba como Maddie cantaba desde el baño, es tan hermosa, pero lo suyo no es cantar, no podíamos evitar reírnos ya fuera por la pasión que le pone o por lo mal que canta, pero por supuesto nadie se lo va a decir, es más divertido así.

Al rato salió del baño sólo con una toalla enrollada al cuerpo y un instinto me hizo ir tras de ella, cuando entre el la habitación donde Madison se encontraba, la vi tan sumamente provocativa que se me hacía la boca agua de sólo imaginarla sin toalla.

-¿Quieres dejar de mirarme como si fuera un caramelo? Me estas poniendo un poquito nerviosa.

-Es que te ves tan extremadamente... Sexy. ¿Nunca te explicaron que a los hombres no se nos puede hacer esto?

-Amor no es culpa mía que tu novia tenga este cuerpo y mucho menos que tú estés más salido que el pico de una mesa.

-Pequeña no provoques una guerra ya que sabes que perderás.

Cerré la puerta y la empecé a hacer cosquillas,  no paraba de reír mientras se retorcia bajo mis manos. Cuando frene la miré y de verdad volvi a sentir lo que era ser feliz, tenia otra vez a la persona más bonita del mundo a mi lado. Me aproxime a ella y bese sus labios lentamente, sabia tan bien. La abrace y sentí algo raro en el cuerpo, algo que no creo haber sentido nunca.

Narra Madison.

-Maddie...

-Alex ni lo sueñes. No va a ocurrir.

-Venga princesa. Solo un poquito.  Prometo parar cuando tú lo digas.

-Alex no es no. Se que si te lo permito no habrá freno.

Alex siguió insistiendo un poco más, metía las manos bajo la toalla y acariciaba mi cuerpo hasta que ya me harto y le mande a la mierda.

-Amor...

-Qué no me hables y no me toques. Macho es que no se que no entiendes de que no quiero. Y si te dejo seguir eres capaz de violarme a si que ahora estoy muy enfadada. Cuando se me pase el cabreo hablamos.

-Eres la persona más bipolar a la que he conocido. Hoy me quieres mañana me odias ponte de acuerdo de lo que sientes por mi. Eres una infantil.

-Mira tú mismo lo has dicho, como soy una infantil que te vallan dando por culo. Buscate a una puta y largate de aquí. Porque por lo que veo solo piensas con el pene para ser capaz de decirme esto.

-Maddie, lo sien..

-Qué te den Alexander. No me hables nunca más. Fuera de mí habitación.

Me puse unos vaqueros azules y una blusa blanca y me eche un rato. El dolor volvió a mí, puede que Darío tuviera razón y ese dolor es producido por el estrés.

Cuando me desperté ya eran las ocho y media de la tarde y salí de la habitación dando un fuerte portazo para despertar a Alex que estaba durmiendo a mi lado. Me seguía encontrando mal y parecía que mi sensación de malestar no cambiaba. Quería llorar pero no le daría el placer a Alex de verme sufrir por él, no se lo iba a permitir.

InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora