Capítulo 56

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No me podía creer lo que estaba viendo, esa no era mi Nayara, esa era otra persona. En la mesa se encontraba sentada una chica con la piel absolutamente pálida, con grandes ojeras, super delgada, con una mirada apagada, con los labios resecos. Esa no era mi chica. Una pequeña culpa me invadió.
Las chicas me pidieron que dejara de llorar ya que si nos veían u oían nos echarían de allí, pero era demasiado para mi, no podía simplemente dejarlo pasar. Me levante y corrí hasta donde estaba ella, la abrace llorando, de verdad que me sentí mal en ese momento. La mujer me separo de ella.
Rocio: Nayara de verdad que lo siento. No quería que esto pasara.
Nayara: Ey, ya está tranquila. ¿Quien eres?
Llore más fuerte, no se acordaba de mi o no quería acordarse.
Rocio: Nayara soy yo, Rocio. He venido a verte te lo prometi y yo no rompo mis promesas.
Nayara: Tu no eres Rocio, ella no vendrá. Se olvidó que tenía amigas. Ella se fue y no volverá jamás, tengo que acostumbrarme a estar sin ella.
Laura: Nayara es verdad que somos nosotras. Hemos venido. Estamos aquí.
Nayara: Laura se que tu si eres MI Laura pero ella no es MI Rocío. Ella hubiera venido antes a verme, ella prometió llamarme, ella murió hace mucho. Confíe en que me llamaría, en que vendría... Pero mentía, ella no volvió. Ahora por favor vete Rocio, no quiero verte.
Rocio: Nayara por favor, perdóname. Lo siento, quise venir pero el trabajo y mis problemas de salud no me lo permitían. Nayara mírame a los ojos y dime que me valla, entonces lo haré. Y juro que no volveré a molestarte jamás.
Nayara levanto su mirada hacia mi persona y miro mis ojos, estaban cristalizados al igual que los míos. Respiró hondo y me dijo que me fuera. Hice caso a su petición y camine hacia la puerta para irme, salí fuera donde estaba Alba. Sonreí forzadamente, aunque se que no lo conseguí, la abrace y salí fuera para montarme en el coche a la espera de que las chicas vinieran para volver a casa. Esto que había ocurrido había sido un duro golpe para mi, ya que se que tiene razón en todo, prometí cosas que no cumplí realmente.
Despues de unos minutos entraron en el coche Laura y Ana, esta primera intento abrazarme pero me retiré.
Rocio: Roberto volvamos a casa. Quiero descansar.
Roberto: Si señorita.
El coche arranco y volvimos a casa. Al llegar baje del coche y camine hacia mi dormitorio, cerré la puerta y me tumbe en la cama, quería que todo acabará, pensé que mi vida mejoraba pero me equivocaba, Nayara me odia y no me quiere ni ver. Escuche como llamaban a la puerta.
Hector: Princesa sal y hablamos.
Rocio: Héctor vete, vete donde yo no esté cerca tuyo. Iros todos no quiero que nadie este en esta casa llena de sufrimiento y dolor. ¡Fuera!
Estaba desquiciada de los nervios quería gritar, golpearme, morirme. Esto se derrumbaba y ya no había solución, esto acabaría aquí y ahora. Nayara la persona por la cual en el pasado considere mi mejor amiga, mi primer apoyo, la persona que dio la cara por mi, y yo la había fallado. Prometí que daría la vida por ella y así lo haré. Ella se olvidará de mi.
Mi hermano lo superará junto a Ana, Laura y Cristian no me necesitan, Alex, el...él no tiene la culpa, ha sufrido demasiado por mi. Merece ser feliz, encontrar alguien que lo quiera y no le valla a dar problemas.
Me senté en la mesa del dormitorio y saque hojas de papel y un bolígrafo, respire hondo y empecé a escribir la primera de las 4 cartas que escribiría, a Ismael, a Alex, a Laura y a los chicos.

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