Capitulo 22

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Después de aquel día, las cosas empezaron a estar tensas, Alex pidió perdón y me invito a cenar, pero mi hermano no termina de tragar que lo hiciese sin querer y es cierto, no fue sin querer, me empujó adrede por un ataque de celos.

Estábamos jugando por el salón y de repente mi primo me dio un manotazo en el culo, comencé a correr tras el por toda la casa, cuando le alcance empezamos ha hacernos cosquillas mutuamente, acabamos como el 90% de las veces tirados por el suelo. Cuando llegaron mi hermano, Laura y Alex, se tumbaron con nosotros, estuvimos un buen rato en silencio, se estaba tan bien, tan tranquilos, se respiraba una paz que no era ni medio normal, pero eso solo provoca que un monton de ideas pasen por mi mente en ese silencio.

Al rato me levante de la alfombra y salí al patio, me senté en la hamaca y comencé a pensar en cómo pasa el tiempo, lo rápido que estamos creciendo y lo largo que se me ha hecho. Sin darme cuenta estaba llorando con mi hermano sentado al lado.

-¿Pequeña que pasa? ¿Te sientes mal?

-Isma me lo he perdido todo por culpa de la tia, no se nada de vosotros, no se si terminaste la carrera, ni si Alex decidió contarles a sus padres que estamos juntos, ni que carrera escogió, o si Cristian tuvo otros amores antes de Laura. Me siento tan desconocida.

-Más desconocidos nos sentimos nosotros para ti, entraste en aquella escuela siendo una pequeña niña y vuelves toda una mujer. Te voy a contar todo, Alex acabó contándole a sus padres vuestra relación, y escogió finanzas, una carrera que ninguno esperábamos. Cristian tuvo muchos rolletes, amores antes de Laura solo tuvo 1 pero no le hacía sentirse especial, Laura si lo ha conseguido. Y yo terminé la carrera de psicología y eso fue gracias a ti, tu fuiste la que me apoyaste a estudiarla y fuiste mi conejillo de Indias muchas veces. Te sigues acordando del día de las lágrimas, fue la primera vez que supe que esto era lo mío, desde esa tarde se que lo que quería hacer era ayudar a las personas, hacerlas sentir bien. Los que nos lo hemos perdido todo hemos sido nosotros, ¿donde está esa princesita que no lloraba por nada, que había que putearla mucho para que se enfadase, donde está esa pequeña niña con 12 años?

Le abrace muy fuerte ya que no me había parado a pensar que ellos también se perdieron gran parte de mi vida, y me besó la frente antes de irse y dejarme allí sola otra vez para que pudiera seguir pensando, me balanceada lentamente mientras sentía las lágrimas recorrer mis mejillas, las intentaba secar lo más rápido posible pero no dejaban de caer.

A los pocos minutos sentí los fuertes brazos de Alex abrazando mi espalda y su hermosa voz rozando mi cuello, lo cual provoco un escalofrio que me hizo encogerme y empecé a reirme ya que hacia mucho tiempo que no sentía esa sensación.

-Pequeña no llores, que se te encharcan esos hermosos ojos que tienes de princesa.

-Lo siento, solo estoy un poco melancólica.

Sonreí y me seque las lágrimas con ayuda de Alex que acarició mi rostro quitándome las dos últimas que acababan de salir por mis ojos. Poco a poco se fue acercando a mí, no podía perder de vista esos hermosos ojos verdes que imnotizan a cualquiera, me besó suavemente dejándome en los labios un fresco sabor a hierbabuena, aleje un poco el rostro riendo.

-¿Has estado bebiendo mojito? ¿Sin mi? Eso es muy cruel Alex.

El sólo sonrió, se encogió de hombros y siguió besándome con ternura, el beso cada vez se hizo más intenso, y empezó a abrir lentamente botón a botón la camisa blanca que llevaba puesta. Frene sus manos y le susurre que allí no, que estaban nuestros amigos y familiares asomados al cristal, se dio la vuelta para comprobarlo y escuche su risa ya que ahí estaban todos pegados al cristal mirandonos fijamente.

-¿Que tiene de divertido vernos besarnos? ¡Sois unos cotillas! ¿No tenéis nada mejor que hacer? - todos negaron- Pues entonces nos vamos nosotros, que sois unos corta rollos de primera.

-No os vallais, queremos seguir disfrutando del espectáculo.

-Yo no, solo quiero que se aleje de mi hermana.

-¡Ismael! -veo como levanta las dos manos - déjalo ya. Alex vámonos de aquí o pronto saldrán fuera y será imposible escapar de ellos.

Me cogió en brazos y subimos a la habitación echando el cerrojo para que nadie pudiese entrar ni molestarnos a continuación.

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