Capitulo 29

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-Chicos, Madison... Está bien dentro de lo que cabe, la tenemos sedada, no te aseguró que cuando despierte vuelva a estar como antes. El golpe que se dio en la cabeza no ha creado derrames, pero no sabemos si le ha hecho algún otro daño. Debemos esperar a que despierte para saber cuan grandes son los daños.

Nos mirábamos entre nosotros, ninguno sabía que decir, eso significa que puede tener daños cerebrales pero hasta que no se la pase el efecto del sedante no podremos saberlo. Entramos en la habitación su hermano y yo mientras Cristian iba a buscar a Laura, la vimos ahí tumbada, con esa horrible máquina que marca sus pulsaciones, pero de un momento a otro, vimos cómo la máquina marcaba menos pulsaciones.

-¡Papá, corre! ¡Su pulso!

Mi padre entró corriendo y la pincho algo en el suero y sus pulsaciones se volvieron constantes.

-Alex, tranquilo. Recuerda que tiene colapsos, no te estreses tú más, ya que si no me veré en la obligación de pedirte que te salgas de la habitación. Ella necesita calma, y si despierta y te ve histérico se pondrá nerviosa ella.

Pasamos los días haciendo turnos para vigilar su estado, y cada vez es más preocupante. Ya se ha despertado pero no es lo que esperábamos. No habla, ni reconoce a nadie, mi padre dice que puede ser amnesia por el golpe, aunque él ya dejó caer que esto podía llegar a ocurrir.

Hoy hemos tenido un accidente con Maddie, al levantarse de la cama se ha desmayado. Mi padre dice que es normal.

-Alex es normal, después de haber pasado tanto tiempo en coma, está muy débil y muchas veces el equilibrio y las fuerzas le fallarán.

-Ismael.

Entramos corriendo en la habitación, nos había parecido que Maddie había llamado a su hermano, y así era. Ismael se sentó en la cama junto a ella.

-Hola pequeña, ya me recuerdas. ¿Como te sientes?

-Isma, ¿Quienes son ellos?

-Son Laura, tu mejor amiga, Alex, tu novio, y Cristian, tu primo.

-Maddie, ¿no nos recuerdas?

-A ti si te recuerdo, pero a ella no.

-Es Laura, intenta recordar. El internado...

-Ahora si, ya si la recuerdo, venid a darme un abrazo. Gracias Darío. Alex ¿podemos hablar a solas?

-Si, por favor salir de la habitación.

-Madison, en un rato pasó a verte. Alex recuerda nada de estrés.

-Vale, gracias por todo Darío. Cariño, siento haberme ido sin avisarte pero necesitaba salir de aqui, se que está mal lo que hice y la vida me lo ha querido demostrar, pero he vuelto de una forma u otra y prometo no volver a irme si no es contigo. Perdoname por favor.

-Princesa, no pasa nada, ¿es por lo que pasó aquella tarde?

-En parte si, me asusté y decidí irme un par de días lejos, necesitaba pensar en ti, en mi, en nosotros. Pero también fue por trabajo.

-¿Madison, me estás diciendo que lo dejamos? ¿Quieres romper nuestra relación?

-¡No! Por supuesto que no Alex, sólo necesito tiempo para pensar y averiguar qué me está pasando, no es tu culpa. Y no quiero que lo dejemos.

Narra Madison.

Alex me besó en la frente y con los ojos llenos de lágrimas salió de la habitación, volvió a entrar Darío y le pregunte si podía levantarme e irme por la casa. En un principio no estaba muy seguro pero a continuación asintió y me dejó irme recordándome que con calma.

Me levante de la cama y me puse un pantalón deportivo y una camiseta de tirantes negra, recogí mi pelo en una coleta alta y baje al salón, me senté en el sofá junto a Alex y le abrace, pero él alejo su cuerpo del mío y se cambió de lugar. Ante su gesto me levanté del sofá y me fui a la terraza con una chaqueta corta porque ya empezaba a hacer frío en la calle, en Italia no hacía tanto frío, a estas horas allí podía estar tranquilamente en una camiseta de manga corta.

Me senté en el patio en la hamaca y comencé a balancearme lentamente. En ese momento me acordé de que no había llamado a Héctor, y aproveche el estar sola para poder hablar con él.

-¿Si? ¿Quien es?

-Hola Héctor, me alegra muchísimo oir tu voz, soy Madison ¿Tienes un rato?

-Si pequeña, ¿ha pasado algo? ¿Estas bien?

-Le he pedido tiempo haciendl mucho incapie en que no quiero romper con él, pero se ha tomado un poco mal mi petición. Creo que necesito volver contigo a Porto Cervo hasta que la situación se relaje un poco, no creo poder aguantar sus rechazos. ¿Tienes sitio en tu apartamento para quedarme unos días?

-Si, puedes venirte cuando quieras, ya sabes que mi casa es tu casa.

Colgué y volví al salón donde se encontraban todos. Me senté en un sofá y apague la televisión para hablar con ellos.

-Chicos, ante la situación y la tensión que hay en la casa, me quiero ir otra vez a Porto Cervo. Me voy esta misma tarde y estaré aproximadamente un año que es lo que dura la gira. -mentía, no tenía ninguna gira- A no ser que alguien pida disculpas por su estúpida reacción ante una petición en vez de hablar conmigo como personas que somos, en vez de simplemente rechazarme.

-Madison...

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