Lilit marchaba por las calles de la ciudad en la 6C. Al entrar habían visto un gran cartel luminoso que ponía:
«Bienvenidos al triple seis. Usted está en Tierra del Fuego, la ciudad en la 6C donde los demonios habitan»
—Estúpidos sureños, nos robaron el nombre —balbuceó casi para sus adentros.
Alan, Ciro, Miguel y las dos chicas iban detrás de ella, y atrás de ellos iba la multitud de vampiros y asesinos que se habían unido a ella.
Mientras marchaban por Tierra del Fuego, recordaba cómo sus amigos habían llegado justo a tiempo para detener a los asesinos y ayudarla a acabar con Barbatos. La Llorona recuperó a sus hijos y tuvo que irse con todos los niños que el demonio había secuestrado. Aunque no la acompañara en la batalla, Lilit estaba agradecida y se sentía feliz porque ella pudiera estar con sus retoños.
Dejó de rememorar todos esos sucesos y se concentró en el camino que tenía por delante. Miraba los edificios y los locales, cerrados y desiertos. Escuchó cómo sus tacos repiqueteaban al chocar contra el perfecto asfalto. La ciudad estaba apagada, puesto que los demonios sabían lo que se avecinaba.
Los que no se habían unido a ella ni a Astarot ya estaban recluidos. Esperaba que después de todo eso, las cosas pudieran volver a la normalidad.
Solía sentirse pequeña entre los grandes edificio de Tierra del Fuego, pero en ese momento, con la cantidad de hombres y mujeres que la respaldaban, se sentía más fuerte que nunca y una fe en sí misma la invadía por todas partes.
Ya estaban a mitad de camino cuando una muchacha con vestimentas elegantes, pero andrajosas, se le acercó a Lilit.
—¡Lilit! Se me hacía raro que te tardaras tanto...
La joven un poco familiar, tenía un vago recuerdo de haberla visto.
—Disculpame... No me acuerdo quién sos —dijo con todo el respeto que podía tener.
—Soy la entrevistadora del programa local, hace unos meses te hice una entrevista para "El show nocturno de los demonios".
—¡Aaaah! —exclamó Lilit al acordarse.
—La esperábamos para unirnos a usted y a sus huestes.
—¿Esperábamos?
—¡Vengan chicas! —gritó hacia un callejón.
Los carteles luminosos a los lados titilaban y un grupo de jóvenes se acercaron a ella.
—Estamos listas para pelear con usted.
Lilit sonrió. A pesar de lo triste que estaba la ciudad y tan lujuriosa que había sido, se sentía alegre de que todavía hubiera gente por las calles.
—Gracias, chicas. En serio, voy a necesitar toda la ayuda que pueda tener.
—No hay de qué —contestó la reportera.
Acto seguido, se unieron a las tropas y continuaron la marcha.
Cruzaron el río Lamia y dejaron Tierra del Fuego atrás. Ahora estaban en la 6B, donde una serie de pequeños edificios con departamentos se imponían en perfecto orden. Ahí habitaban todos los demonios.
Todos los edificios eran iguales por fuera, grises y destartalados, pero todos los demonios amaban el lugar, tal y como era.
Continuaron la marcha en silencio. Lilit sabía que algunos estaban escondidos en sus casas y debían de mirarlos desde sus ventanas; con los ojos asomados entre las persianas.
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Los huérfanos del infierno #TWGames
ParanormalDos años después de que Andras, el demonio de los asesinos, desaparece del internado abandonado donde se encargaba de custodiar a un grupo de jóvenes semi-demonios, uno de ellos decide salir a buscarlo. Alan, quien durante años quiso ser libre, se...