Capítulo 24: ¿Donde estás, Samantha?
*ESTHER'S POV*
9 horas antes...
Estampé mi cabeza contra la pantalla del ordenador. ¿Por qué diablos eran tan caras las entradas del concierto de Selena Gómez?
De todos mis cantantes favoritos, Selena era mi preferida. Simplemente la amaba, cantaba genial y no podía perderme ese concierto por nada del mundo. Pero por el precio, supongo que tendría que dejar de lado mi sueño. Mi madre no me dejaría ir, y yo no tenia suficiente dinero, aun que... Samantha sí.
¡Qué tonta! ¿Como no se me había ocurrido antes?
Fui lentamente a la habitación de mi hermana a hacer un trato con ella, esperando encontrármela, pero ya eran las 11 de la noche, no tenía esperanzas de que estuviera despierta. Ella es muy dormilona. Arrastré mis piernas a la habitación de al lado y me quedé frente a la puerta, mirándola como si quisiera que se abriera con mi mirada asesina.
Ohmmm, ábrete puerta...
Ohmmm, ábrete puerta...Vale, definitivamente, así no es como se abre una puerta, y menos con unos poderes mágicos imaginarios.
Decidí hacer lo que una persona normal (O sea, todo lo contrario a mí) hace siempre.
Piqué tres veces a la puerta y no contestó. Otras dos veces y nada.
-¿Sam? Soy yo, necesito hablar contigo. -Apoyé la cabeza en la puerta, me extrañaba mucho que un sábado se hubiera acostado tan pronto. Ahora que lo pienso... Podría estar enfadada conmigo por mi comportamiento con Brittany, aun que no tendría sentido, bueno, ella nunca tiene sentido así que...
Como vi que nada se movía a través de esa puerta, probé otra vez con una lógica de hermanas.
-Sam, ¿Estás enfadada? Sé que no debería haberme comportado así con Brittany por que solo me echó la bronca, y, en parte, yo también tengo la culpa. ¿Me oyes? -Puse el oído pegado en la puerta para escuchar su respuesta pero nada sucedió en su habitación, ni siquiera se movió. Estaba empezando a pensar que mi hermana era muy buena para no hacer ruido. Pero eso era imposible, ella siempre era muy ruidosa.
Me aparté de la puerta y me quedé mirándola fijamente como antes, al final, posé mi mano en el pomo de la puerta.
Me lo pensé unas cuantas veces, pero al final, la abrí lentamente.
Lo primero que se puede ver desde su habitación es mi cabeza. Con lo curiosa que yo era, Sam ya debería haberse dado cuenta de que yo estaba dentro, pero ninguna voz se escuchó.
Analicé toda la habitación, primero el armario medio abierto, luego el escritorio desordenado con una nota encima. Todo mi cuerpo entró en la habitación al ver la nota y fui corriendo a leerla.
"Querido papá, me quedé dormida estudiando y estaba muy cansada, tampoco tenía nada de hambre y esta noche he decidido no cenar. Buenas noches, te quiero. Sam"
Después de leer la nota detenidamente, levanté la vista de nuevo fijándome en todo lo de su habitación y siguiendo analizando la habitación.
Las ventanas estaban abiertas, y en la cama... Parecía haber un vulto. Esa era Sam.
Me aproximé a la cama y me senté al lado de Sam.
-Hola, Sam. -Susurré y destapé un poco la manta para despertarla. -Tengo que... ¡¡AH!!
Un grito de horror salió de mi boca y me caí de la cama. Noté el duro suelo en mi culo y gemí de dolor.
¿Había sido un sueño o... La niña del estorcista estaba en la cama de Sam?
Me levanté lentamente recuperándome del gran golpe que me había dado contra suelo. Si todo esto se trataba de una broma, no tenía ninguna gracia, tendría que acabar yendo al hospital.
Destapé la manta de Sam y allí vi una muñeca muy parecida a la niña del estorcista.
-¡Tú, muñeca horrible! ¿Qué diablos haces en la cama de mi hermana y qué demonios has hecho con Sam? -Le grité la muñeca señalándola con el dedo. Esto parecía una competencia "Esther contra Muñecadelestorcistahorrible". -¡Responde, asquerosa! -De verdad que yo era más que tonta. ¿Quién se peleaba con una muñeca preguntándole qué había hecho con su hermana?
Un momento... Mierda.
Miré la ventana. Estaba abierta.
Sam se había escapado.
Genial, estos adolescentes no hacen más que meterse en líos, aun que yo también lo era, pero al menos tenía un poco más de conciencia que mi hermana. Parecía mentira que yo era la más joven de las dos.
Miré otra vez a la muñeca y le sonreí en forma de disculpa.
-¿Pero qué diablos hago? -Me dije para mí misma sacudiendo la cabeza al ver que estaba sonriendo a una estúpida muñeca.
¿Por qué Sam se habría escapado? ¿Era por Brittany? Si se había ido por eso, no me extrañaba, por que ella era insoportable, pero no podía ser por esa razón. No, por que conozco a mi hermana y ella nunca se escaparía por una bobada así. ¿Y si era por mí? No, imposible, yo no le hice nada, al contrario, la ayudé a saber más sobre Dylan y su relación con Brittany... Que de momento, aún no sabía nada.
Cogí mi móvil y empecé a escribir un mensaje para Sam preguntando donde estaba y que se había metido en un buen lío como no regresara, pero tampoco hubo una respuesta y cerré la ventana para que no pasara el viento.
De pronto, escuché tres toques en la puerta.
-¿Sam? ¿Estás bien, hija? Te hemos oído gritar.
Mierda. Ese era papá preocupado. Sabia que no me dejaría en paz preguntándome donde se había metido Sam y encima le caería una buena a mi hermana. Así que hice lo que toda hermana hace en esos momentos, librarla de un gran castigo. Me hize pasar por ella.
Me acerqué a la cama rápidamente y tiré la muñeca al suelo para que mi cuerpo pudiera entrar en la cama y taparme entera antes de que mi padre abriera la puerta.
Escuché el chirrido de la puerta al abrirse y yo temblé de miedo.
¡Ni que fuera un monstruo, Esther!
Aun que, en cierto modo, mi padre lo era.
-¿Sam, cariño? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué has gritado? -Sentí unos pasos acercarse a mí y yo me estreché nerviosa.
Lo siguiente que noté fueron unas manos en la tela de la sábana y un culo apoyándose al lado mío.
-Sam... -Papá intentó apartar la manta, pero yo no podía permitir que eso pasara, si no, me descubriría.
Antes de que él la apartara, la cogí bien fuerte y estiré la manta hacia mí, la cogí con todas mis fuerzas y no la solté en ningún momento.
Mi padre pareció llevarse un gran susto ya que él se pensaba que yo... O sea, Samantha, estaba dormida y dejó escapar un pequeño chillido.
-Está bien, está bien. Estas cansada, lo siento. -Papá (O mas bien, elpesadosobreprotector) se levantó de la cama, se dirigió a la puerta y la cerró.
Me había ido de un pelo.
Sam, ¿Donde estás?
ESTÁS LEYENDO
Rompiendo Mis Reglas ©
Teen FictionIba tan concentrada en mis cosas que sin verlo venir, me estampé contra una puerta de las aulas de ese maldito instituto nuevo. Pero algo o alguien me cogió e hizo que no me cayera de culo al suelo. -¿Eres nueva, verdad? Aun que para ser nueva no ha...