Rompiendo Mis Reglas ©

Capítulo 33: Primer objetivo

Capítulo 33: Primer objetivo

Dina y yo seguíamos caminando hasta parar en frente de la casa de Dylan y Blanca. ¿Por qué me había traído hasta aquí?

-¿Qué hacemos aquí? -Le pregunté confundida pero ella me cogió el brazo y me empujó hasta la puerta. Fue increíble como Dina de una sola patada la abrió y pudimos entrar dentro. Ahora qué, ¿Resulta que Dina tiene poderes mágicos o algo así?

Pasamos de la entrada al salón de la casa. Pero no estaba vacío, había alguien más. Todos mis amigos estaban sentados el uno al lado del otro mientras yo fijaba mi vista en cada uno de ellos. Marco, Bruno, Dylan, Blanca... Y Mateo.

Fruncí el ceño al verlos. ¿Por qué todos están aquí en frente mío observándome detenidamente como si fueran estatuas?

Mateo fue el único que se movió de un segundo para otro. Metió su mano en el bolsillo y de él sacó un papel pequeño arrugado.

Mateo se levantó y se dirigió hacia mí. Extendió la mano para cogerme la mía y en la palma de la mano me colocó el papel.

-Ábrelo cuando creas que es el momento. -Me miró fijamente y yo asentí dudosa.

No sabía a qué se refería. ¿El momento? ¿Cuando yo crea que es el momento? Estoy perdida.

-¿Como sabré cuando es el momento? -Pregunté aun que sonó ridículo, ya que Mateo se rió.

-Yo lo abriría ya, pero tú eres tú, y yo soy yo. Decide por ti misma, Sam. -Mateo sonrió.

Todos, absolutamente todos se desvanecieron de la casa excepto Dina. Ella permanecía a mi lado y suponía que me tenía que decir algo, pero igualmente no la forcé.

Se giró para asegurar que todos habían salido de la casa y luego fijó la vista en mí.

-¿Qué crees que puede haber en ese papel? -Me preguntó ladeando la cabeza y yo me encogí se hombros mirando al papel que tenía entre las manos. Ella lo sabía.

-En realidad, no sé ni por qué os habéis reunido todos aquí solo para darme un... ¿Papel? -Fruncí el ceño aún mirándolo con atención.

-No lo pierdas de vista. Ese es un camino más para llegar a tu libertad. -Me señaló el papel. No entendía nada. ¿Otro camino para llegar a mi libertad? Dina se expresaba muy raro y ahora era ese momento en que no la entendía por completo. -Sea lo que creas que hay en ese papel, tú hazlo. Haz lo que el papel te diga y así lo conseguirás.

Poco a poco fui entendiendo a qué se refería.

-Es mi...

-Tu segunda regla. -Dina me acabó la frase y yo me quedé paralizada. ¿Por qué se habían dispuesto todos a ayudarme cuando el otro día casi nadie quería?

Levanté la vista mirando a Dina con el ceño fruncido ladeando la cabeza pidiendo explicaciones.

-Nos pusimos de acuerdo. -Se encogió de hombros y yo asentí. Aún así, aun que supiera qué era lo que había dentro del papel, no quería abrirlo. Aún no estaba lista para romper otra regla, pero tenía ganas de ser libre, por fin.

-Pero... Mis padres están divorciados. Eso les afectará aún más. -Miré hacia otro lado de la habitación. Me sentía mal por mis padres, ahora tendría que convivir con media familia mía y otra familia desconocida.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no sabía qué era lo que pensaba Dina sobre mí.

Me volteé a verla y ella estaba con los labios apretados, como si tuviese que decirme algo, pero no puede.

-No eres la única que sufre por su familia. -Alzó las cejas y yo fruncí el ceño. ¿Quién más estaba sufriendo por su familia? ¿Sería ella? -Y yo no soy esa persona. -Aclaró mis dudas pero yo me quedé aún más confundida. Ya me lo habían dicho Blanca y ahora Dina.

¿Quién podría estar pasando por lo mismo que yo?

Se me pasó tan rápido el momento hasta que llegó el lunes.

Estaba sentada en la mesa de más al fondo de la clase con Marco al lado. No sé por qué, pero estos últimos días me había pasado con el papel enganchado a la mano sin poder quitarle la vista de encima.

-¿Por qué no lo abres ya? -Me sugirió Marco y yo giré la cabeza para mirarle.

-Dina me dijo que yo no era la única que sufría por temas familiares. ¿Eres tú? ¿O siquiera sabes quién es? -Apreté los labios, por la expresión que Marco puso en su cara, él lo sabía. No era justo, todos los del grupo lo sabían menos yo, aun que fuera nueva, tenían suficiente confianza como para decirme quién era esa persona y por qué lo estaba pasando mal.

-No, no soy yo. Y creo que no te lo debería decir yo, esa persona ya te lo dirá cuando se sienta cómodo hablar de su familia con alguien nuevo en su vida. Mateo ha vivido muchas complicaciones y no sé si estará listo. -Marco no se había dado cuenta que acababa de revelar a la persona. Espera un momento, ¿Mateo?

Fruncí el ceño al momento y miré a Marco con confusión.

-¿Qué le pasó a Mateo? -Pregunté esperando una respuesta, no un suspiro que salió de sus labios.

-Ya te dije que yo no soy la persona con la que tienes que hablar, Sam. -Responde aun que eso no me sirve de mucha información.

-Si te hace sentir mejor, abre el papel. Ya te darás cuenta de lo de Mateo en otro momento. -Señaló el papel y volví a clavar mi vista en él. Ahora nadie podía apartarme la mirada del maldito papel.

Me lo estuve pensando unos segundos, pero ¿De qué servía? Tenía que abrir el papel fuese hoy o mañana. Lo tendría que abrir en algún momento, y... ¿Para qué esperar?

Desplegué el papel lentamente para ver las instrucciones de cómo romper la segunda regla... Y seguirlas.

Fui leyendo el papel con atención y parándome en cada palabra que decía.

"Regla N° 2: Estudiar y sacar buenas notas.

Pasos para romper la regla:

Técnica para suspender exámenes: "Estudiar" con música a tope y todas las máquinas a tu alrededor sonando cada dos segundos de mensajes de alguien.

Si quieres romper la regla, haz lo que aquí pone, Sam."

No acabé de procesar todas las palabras ya que alguien me arrebató el papel y yo me quedé confundida. Levanté la vista y fue cuestión de segundos en que se me volviera a nublar.

Amanda leía con atención el papel y cuando acabó, se dirigió hacia mí.

-¿Se puede saber qué es esto?