Capítulo 39: Fiesta sin permiso

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Capítulo 39: Fiesta sin permiso

-Vaya, que guapa estás de rubia. -Me dijo Mateo en cuanto me vio. Él me venía a buscar sin que mi padre ni mi madrastra se enteraran. Y... Misión cumplida, había salido de casa sin que me vieran ninguno de los dos ni su molesta hija Brittany.

No pude evitar sonrojarme. Mateo me había llamado guapa.

-Mhm... Gracias... -Murmuré y me aparté un mechón de pelo poniéndomelo detrás de la oreja.

-Sube. -Interrumpí mis sentimientos y me subí al coche. Este no era de tanto lujo como el de Marco, pero me sentía cómoda.

No sé por qué me tenía que llevar en coche, la discoteca estaría a diez minutos andando mas o menos, aun que me gustaba que me llevaran.

Mateo encendió la radio en cuanto subió al coche y empezó a conducir a la vez que cantar.

Reí unas cuantas veces y él me decía que cantara con él.

-Climb on board
We'll go slow and high tempo
Light and dark
Hold me hard and mellow

I'm seeing the pain, seeing the pleasure
Nobody but you, 'body but me, 'body but us
Bodies together
I'd love to hold you close, tonight and always
I'd love to wake up next to you
I'd love to hold you close, tonight and always
I'd love to wake up next to you

So we'll piss off the neighbours
In the place that feels the tears
The place to lose your fears
Yeah, reckless behaviour
A place that is so pure, so dirty and raw
Be in the bed all day, bed all day, bed all day
Fucking in, fighting on
It's our paradise and it's our war zone
It's our paradise and it's our war zone

Tenía que admitir dos cosas. La primera es que Mateo cantaba muy bien. Y la segunda es que odiaba esta canción y la estaba cantando como si la amara. Bueno, la verdad es que sí que me gusta la canción, se llama "PILLOWTALK" de Zayn. Eso es lo que no me gusta, que sea de ese cantante tan horrible que dejó su grupo para montarse una carrera él solito. Si yo tuviera una banda, nunca la abandonaría.

-No sabía que cantaras tan bien. -Me dijo Mateo sorprendido y yo sonreí creyéndome la reina.

-Tú cantas genial. ¿De donde has sacado esa voz? -Murmuré y él me escuchó. Reí al instante y él sonrió como un niño pequeño.

-Mi voz es especial. -Se encogió de hombros y volvimos a cantar.

Al momento llegamos a la discoteca y nos bajamos del coche.

Todo el recinto estaba a explotar de la música tan alta y habían dos guardias en la entrada para asegurar que no pasaran los menores de edad.

-Mejor que saques el carné. Te van a tomar como una chica de 15 años. -Me miró de arriba a abajo y yo fruncí en ceño. -Eres demasiado enana. -Mi mandíbula se tensó y lo siguiente que estaba pensando hacer fue tirarme encima de Mateo y matarle a patadas, pero no lo hice. Simplemente saqué el carné del bolso y le enseñé la lengua a Mateo mientras me dirigía a la entrada.

-¡Qué guapa, rubia! -Alguien gritó por detrás y no tardé en reconocer que era Marco. Me rodeó los hombros y le sonreí. Pude ver el ceño fruncido de Mateo por el rabillo del ojo. Puede que... ¿Estuviese celoso?

Entramos en la discoteca y lo primero que hicimos fue ir a la barra a pedir bebidas.

-No bebas, Sam. -Me advirtió Mateo y yo reí al recordar lo que pasó la última vez que me emborraché.

-Claro que no lo voy a hacer. La última vez acabé en una piscina. -Mateo rió conmigo y después de unos segundos, me dio la mano para sacarme a la pista a bailar.

-¿Sabes bailar? -Preguntó él y yo medio sonreí.

-Claro. -Empecé a moverme entre la multitud y Mateo me siguió el rollo.

Mateo me cogió de la cintura y yo rodeé con mis manos su cuello para bailar juntos. Se me hacía incómodo bailar así con él, pero me fui acostumbrando.

Mateo me sonreía todo el rato y su mirada estaba fija en mí, pero yo prefería seguir el ritmo de la música y que mis oídos solo se guiasen por ella.

De repente me paré, yo no era la única que sufría...

Cogí de la mano a Mateo y lo arrastré corriendo fuera del local decidida a hablar con él.

-Oye, Mateo... -Empecé pero vi a Mateo muy confundido.

Puse mis manos en sus hombros y él me miró a los ojos fijamente. Suspiré y empecé a hablar.

-Quiero saber algo. Solo si tú quieres contármelo. -Agité la cabeza y suspiré varias veces. Estos temas no se me daban muy bien y al final siempre acababa haciendo daño a alguien.

-¿Qué quieres saber? -Preguntó y yo volví a suspirar de nuevo. Espero que me lo cuente.

-Quiero... Saber que pasó con tu familia. -Lo solté directamente y él se quedó en blanco mirándome durante unos segundos. De repente, apartó poco a poco mis manos de sus hombros y yo me froté las muñecas mirando al suelo. ¿Había hecho algo mal?

-No... No puedo. -Dijo de la nada mirando hacia otro lado que no fueran mis ojos.

-¿No puedes? -Murmuré y observé sus ojos. Esos ojos oscuros que no me dirigían la mirada ni un segundo, que, en algún momento inesperado, empezaron a derramar lágrimas.

Me acerqué a él rodeando su cintura con mis manos y pegué mi cabeza en su pecho apretándolo mucho. Me había lanzado encima de él para abrazarle, y me había sentido bien. Mateo tardó en reaccionar, pero lo hizo, noté sus manos apoyándose en mi espalda y su cabeza agachada tocando la mía. Y... Me estaba devolviendo el abrazo.

Levanté la vista para poder mirarle a los ojos. Y esos ojos oscuros que tanto deseaba que me mirasen, por fin lo estaban haciendo. La mirada petrificante de Mateo me atravesó el corazón, y reflejado en ellos, pude ver dolor. Dolor relacionado con su familia, y en ellos me di cuenta de la realidad, Mateo no tenía familia.

Rompiendo Mis Reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora