Capítulo 25: Mateo demasiado silencioso

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Capítulo 25: Mateo demasiado silencioso

*SAMANTHA'S POV*

Me incorporé rápidamente y empecé a buscar mi ropa por toda la cama jadeando de lo nerviosa que estaba.

¿Qué había pasado? Oh, por dios, no pude haber hecho eso. Oh, dios, mío, no, por favor.

Vi a Mateo estrecharse tranquilo y despertarse lentamente.

-¡Mateo! ¡¡Mateo!! -Le llamé unas cuantas veces golpeándole, pero no me di cuenta de que le estaba dando demasiado fuerte y le hice daño.

-Ah. -Se quejó él y yo paré. Pero es que estaba demasiado nerviosa como para no moverme ni explotar a preguntas.

-Oh, dios, lo siento. No controlé mi fuerza. -Arrugué la frente en modo de disculpa y él asintió tranquilo. No duré ni tres segundos en volver a pegarle.

-¡Ah, ya vale! ¿Qué quieres? -Gritó agitando la manos como un loco. Eso pretendía, bien hecho.

-¿Qué mierdas ha pasado? -Pregunté con mis nervios aún activos.

Mateo no contestó y eso me hizo sentir aún más nerviosa. ¿Qué diablos había pasado? ¡Lo quería saber, ya!

-¡Eh! Mantén la calma, Sam. -Dijo él y yo pude más.

-¿¡Como coño quieres que me tranquilize cuando de repente me despierto en una cama desconocida para mí con a penas ropa en mi cuerpo, con un idiota pervertido durmiendo a mi lado y encima él estando desnudo!? -Grité y el silencio inundó la habitación. Después de eso, vinieron varias carcajadas. Que cada vez se hacían más grandes.

Observé a Mateo atónita y él solo seguía carcajeándose.

-¡Mateo! -Grité molesta golpeándole y éste aún se partió más de risa. Ya estaba harta. Iba a obligarle a que me dijera lo que había pasado esa noche.

-No me acordaba de que tú no te acordabas...

-¿Qué? ¡Mateo, eso ni siquiera tiene sentido! -Me crucé de brazos. Extrañaba mi ropa. Me encontraba en sujetador y con unos mini shorts que no eran míos y que me iban demasiado pequeños.

De pronto, sentí en mi barriga náuseas. Mierda, la resaca ya llegaba.

-El baño está ahí. -Y como si Mateo me hubiese leído la mente, me señaló una puerta al lado de un armario y fingí una sonrisa de agradecimiento.

Sin pensármelo dos veces, fui corriendo al baño y cerré la puerta detrás de mí. Lo que vino a continuación fue asqueroso.

Cuando acabé de vomitar, me miré al espejo, habían ojeras en mis ojos y estaba colorada. Al rededor del espejo habían unas fotos un tanto curiosas. Salían dos hermanos gemelos, una chica joven, un señor y a su lado, una mujer.

Todos eran bastante raros excepto los gemelos. Uno de ellos se parecía bastante a Mateo. Ésta debía de ser su casa.

-¿Mateo tiene un hermano gemelo? -Pregunté en un susurro pero la puerta se abrió dejando ver a un Mateo bastante molesto y yo me quedé atónita.

-Tenía.

Esa palabra produjo escalofríos por todo mi cuerpo. No dije nada. Estaba asombrada. ¿Tenía? ¿Qué significaba eso? ¿Que su hermano estaba muerto o que se había mudado con otra familia o...? No tengo ni la menor idea, y no quería meterme en ese tema.

Sin esperarmelo, Mateo me cogió los brazos y me dirigió a la cama de nuevo sentándome. Eh, que sé dirigirme sola.

-Ya pasó la resaca. -Él sonrió y yo se la devolví, pero... Mierda, mierda, mierda.

-¡Mis padres! Oh, no, me he metido en un buen lío. -Exclamé y puse las manos en mi cabeza intentando estrujarmela por ser tan estúpida.

-Tranquila, enana, son las 6 de la mañana, no creo que tus padres estén despiertos a esta hora. -Suspiré aliviada y aparté las manos de mi cabeza. Aún tenía al menos 3 horas para arreglarme y volver a casa sin despertar a mi madrastra ni a mi padre. Recordé dejar la ventana abierta así que no había de qué preocuparse.

-¿Y mi móvil? -Pregunté de repente al notar que no tenía la cosa más importante de mi vida en mis manos.

Mateo simplemente señaló algo detrás de mí y yo me giré desesperada. En cuanto lo vi, fui corriendo hacia él.

-Mierda. -Dije lentamente mientras veía todos los mensajes y las llamadas de Esther.

-¿Qué pasa? -Preguntó Mateo pero no aparté la mirada del móvil.

-67 llamadas perdidas y 124 mensajes de mi hermana. -Mateo se carcajeó, pero yo no le vi la gracia a eso. Mi hermana me había pillado, me fiaba de ella y que seguramente me cubría, pero no estaba segura, tenía que volver a casa lo más pronto posible.

-Me tengo que ir. -Dije cogiendo mi ropa y vistiéndome rápido mientras iba mirando todos los mensajes, aun que ya me los podía imaginar.

-Adiós, enana. -Se despidió de mí y yo le dije una cosa antes de irme de ese sitio desconocido.

-No te vas a librar tan fácilmente de mí. Me tienes que contar lo que ha sucedido. -Le señalé con el dedo y me dirigí a la ventana.

-¿Estás loca? No saltes por la ventana, está muy alto. -Me advirtió él pero yo no hice nada, simplemente me asomé por la ventana dejando mis piernas colgando. Ahora que lo veo bien, está bastante alto.

Escuché los pasos de Mateo dirigiéndose a mi como Superman al rescate, y me agarró por la cintura para sujetarme.

-Sé cuidarme solita. -Me quejé y me intenté deshacer de su enlace, pero no había manera.

-¿Sabes que existe un invento llamado puerta principal, verdad? -No pude evitar reírme. Pero qué estúpido que era Mateo, por favor. ¿Como diablos voy a salir por la puerta principal estando sus padres en casa? ¡A lo mejor los despertábamos y nos pillaban! O aún peor, ¡Puede que estuvieran ya despiertos!

-¿Y tus padres no crees que te echarán la bronca? -Apreté los labios y él apartó la vista.

-No creo que los muertos puedan echarme la bronca. -Inconscientemente me llevé una mano a la boca y casi caí de no ser por que Mateo me sujetó bien fuerte.

¿Cómo que...?

-Oh... Lo siento. -Me costó decir alguna palabra en esos momentos y él agitó la cabeza.

-No pasa nada. Fue hace tiempo. -Se apartó de la ventana arrastrándome con él y yo me sacudí los pantalones.

Me acompañó hasta la puerta y me despedí de él sin decir nada, solo un gesto con la mano. Estaba demasiado impactada sobre lo que me acaba de decir.

Caminé hasta mi casa pensando en todo lo que me había dicho. ¿Como podrían haber... Fallecido sus padres? No soy una cotilla, pero de verdad que me entra curiosidad. No me imaginaba si quiera como lo habría pasado Mateo. ¿Y su hermano? ¿Se suponía que también estaba muerto?

Teníamos muchas conversaciones pendientes y estaba decidida a hablar con él lo más pronto posible.

Rompiendo Mis Reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora