Capitulo 47

19 4 3
                                    

-- ¿Crees que deberíamos empezar? -- preguntó Julia, y sentí su mirada en mí. Para haber estado tan inquieta por la presencia ajena hacía unos minutos, ahora se la veía seria, pero en cierto grado feliz, por verme en esta situación.

-- Sí. -- asintió él, mirando a la puerta, como si estuviera esperando a alguien. Temí por quien pudiera ser. A pesar de la seguridad que quería tener en que Luke estaba 100% de mi lado, no lo conseguía. Había una molesta duda en mi cabeza.

-- Y... ¿cómo empezamos? No la veo... -- dijo, dando una vuelta entera sobre sí misma para mirar toda la habitación, en busca de... alguien a quien yo no quería ver por nada del mundo. Me estaba dando un miedo enorme y no tenía muy claro si era tangible o no.

-- Eso déjamelo a mí. Tú ponte en la puerta de entrada a vigilar por si... ya sabes. Ha pasado mucho tiempo. -- hubo una pausa. -- No sé en qué estado se nos aparecerá... ni dónde.

Julia y su padre se dieron una mirada de entendimiento que me hizo temblar de pies a cabeza a pesar de estar sentada. Eso. Ese era un asunto que me preocupaba mucho también. Si ya era una miedica de normal, atada era la cobardía personificada. Me estaba angustiando ya.

-- Travis, ve con ella. Nathan, acércate.

Julia y el tal Travis subieron las escaleras y salieron del sótano. En el último momento recordé que era el gigantón que me había bajado aquí por primera vez, cuando creí que Luke me había traicionado... y me contó todo lo de la maldición de su tía.

Su tía... esa a la que Tate tanto había querido, por la que había tratado con la muerte para devolverla a la vida... algo imposible que sin duda le pasó factura. Si fue capaz de todo eso, en estos momentos que todavía estaba más enloquecido por el paso del tiempo, no sabría hasta dónde podría llegar.

Cómo me gustaría estar en el lugar de Julia y Travis ahora mismo.

Nathan se acercó a nosotros con paso lento. Quería ocupar más espacio para que no viera a Ashton y tuviera la tentación de tocarlo o hacerle cualquier cosa, porque la reprimenda sería la excusa perfecta para hacerme daño. Por desgracia hasta los pies tenía atados a la silla. No podía moverme en ninguna dirección. Casi no podía ni respirar, del agobio que me provocaban todos.

Le miré con odio, sin tener que esforzarme en hacerlo. Me salía solo.

-- Esto va a estar muy bien. -- sonrió, mirándome con malicia.

-- No lo sabes tú bien.

Mi contacto visual con Nathan fue roto cuando sentí que me cogían del brazo. Me volví a sobresaltar, dando un pequeño salto en la silla y mirando a Tate, a quien no había visto venir.

Apenas me dio tiempo a reaccionar cuando el cuchillo que habían acercado a mi brazo se clavó en la cara interna de éste, recorriéndolo verticalmente de modo que un riachuelo parecía emanar de él, solo que rojo y más denso.

Gemí de dolor, cerrando los ojos para no marearme por la impresión. ¿Qué se suponía que estaban haciendo?

-- Vale... llámala.

-- ¡Esperad! -- grité, sorprendiéndome a mí misma.

Yo creía en Luke, y también creía en el chico peli-azul. Tal vez porque no había nadie más en quien creer, y porque no me había dado por vencida todavía, por alguna extraña razón.

-- ¿Qué quieres? -- preguntó de mala gana Nathan.

-- Quiero... quiero que os llevéis a Ashton a un lugar seguro. A mí casa. Dejadlo en mi casa.

-- ¿Estás loca? ¿Qué te has toma...?

-- ¡Nathan! No hables con ella si yo no te doy permiso para ello.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora