Capitulo 30

95 11 2
                                    

Todo iba a mejor. Cada vez pensaba menos en él, incluso habían ratos en los que parecía que nunca le hube conocido.

Cuatro días habían pasado desde que fui a la piscina y conocí a gente nueva.

Gerard en especial fue quien más habló y estuvo conmigo, pero no hemos vuelto a hablar.

Calum me invitó a una fiesta que celebraron hace dos días, el sábado, pero no quise ir. Tampoco me parecía bien tirar la casa por la ventana de esa manera. Quería ir poco a poco.

Abrí mi correo por tercera vez en el día. Había recivido otro diciendo que me enviarían las notas en unos días, así que obviamente, ya estaba preocupada por si llegaban antes de tiempo o si no llegaban.

Suspiré intentando convencerme de que no debería preocuparme.

Necesitaba unas buenas notas. Conseguiría el módulo que necesitaba para tener oportunidad de trabajar. Sin eso no podría irme de aquí, ni ser independiente, ni poder olvidarme de todo lo que ha pasado ultimamente.

Debía admitir que la idea de irme sola y tener que empezar de cero me aterraba. Hubieron veces que me imaginaba con Luke tratando de surfear, en como se reiría de mí porque no sabría mantenerme en la tabla más de diez segundos, visitando la Opera de Sydney que siempre he querido ver, compartiendo un helado y contándonos chistes mientras que los demás nos miraban por reirnos en alto...

Supongo que tendré que olvidarme de todo eso.

Aunque hubiera seguido con Luke puede que no le gustara la idea de irse tan lejos. Probablemente no seguiría en el pueblo si quiera. ¿Para qué? No es como si tuviera algo aquí que le retuviera.

-- Kat, Calum está en el sofá esperándote. Creia que bajarías, pero he supuesto que no te has enterado del timbre.

-- ¿Timbre? Oh, claro, Calum. Vale, gracias. -- sacudí mi cabeza mirando el suelo para ordenar mis ideas.

Finalmente apagué mi ordenador y bajé las escaleras de dos en dos.

-- Cal, perdona, no me había enterado. -- sonreí, aunque no me convencí ni a mi misma.

-- No pasa nada. Vámonos. Quiero hablarte de algo.

Me cogió del brazo para que me diera más prisa a salir. Miré alrededor y por suerte no había ni rastro de mi hermano ni de mi madre. Podrían malinterpretar esto.

-- ¡Me voy, mamá! ¡No tardaré en volver! -- grité antes de que Calum cerrara la puerta.

Echó a caminar, y tuve que correr un poco para ponerme a su altura. Le miré por el rabillo del ojo. ¿Por qué parecía tan estresado y serio?

Decidí que me lo contaría cuando quisiera. No iba a recordárselo, aunque lo más probable era que estuviera esperando a que nos alejásemos de mi casa un poco más.

En cuanto doblamos una esquina y dimos con la gran casa llena de plantas que salían de su parcela y llegaban a la calle, me detuvo y se puso delante de mí.

-- Kat, puede que me vayas a malinterpretar, pero, ¿es verdad eso que dijistes de que en tu casa hay bichos?

Abrí los ojos y vacilé un par de veces hasta asegurarme de que la voz no iba a fallarme al hablar.

-- Claro que es verdad. ¿Por qué... por qué me preguntas eso?

¿Cómo podía sospechar algo? Es cierto que había estado un par de veces y había dormido allí y todo, pero estaba segura de que no había sucedido nada cuando él estuvo.

-- Porque... aún recuerdo eso que tenía Luke en la cara, y... apenas desapareció unos minutos. Claro que eso podría no significar nada, pero, me parece muy raro que de repente me encuentre a Luke por todas partes cuando nunca antes lo había visto por el pueblo.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora