Capitulo 31

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-- ¿Todo bien en el hospital? -- pregunté, tamborileando con los dedos.

-- Sí, muy bien. -- contestó, cortando con más fuerza lo que quiera que tuviera sobre la tabla de madera.

Hice una mueca, temiendo que se le fuera la mano y pasara algo.

-- No hace falta usar tanta violencia para cortar la comida. -- dije, dejando mis manos quietas sobre la mesa.

-- Hay cosas que se resisten más que otras. -- respondió, aumentando el ruido que producía el cuchillo al chocar con la madera.

Me tapé los oidos, elevando una ceja sin entender cómo podía sonar tan fuerte algo tan ridículo como eso.

Entonces me di cuenta. Giré la cabeza hacia ambos lados. ¿Cómo había llegado aquí?

Exacto. Había aparecido de la nada. Y eso solo podía significar una cosa.

Cuando quise levantarme de la silla, golpeé algo por detrás, y lo siguiente que oí fue el tintineo de dos cuchillos en mi oreja.

Grité, incorporándome en la cama y cogiendome tan fuerte a las sábanas que dejé de sentir las puntas de los dedos.

Cogí aire por la boca entrecortadamente, viendo las imágenes en mi mente en vez de lo que tenía ante mis ojos.

Ya. Ya. Ha sido un sueño. Más bien una pesadilla, pero bueno, todo ha venido de mi imaginación igualmente.

Bajé la cabeza, mirando el hueco que había dejado entre mis piernas al ponerme en esta posición.

¿Por qué me volvía a pasar esto? No era normal. Daba igual las veces que tratara de convencerme de lo contrario.

Era la segunda que tenía desde que había venido aquí. Desde que logré salir de esa casa.

Creí que aquella primera vez sería por el trastorno que me produjo vivir cosas que creía imposibles, pero ha vuelto a ocurrir, y aunque me gustaría poder pensar que todo volvía a la normalidad, no lo conseguía.

Quería hablar con él. Lo necesitaba. Él era la única persona con la que podía compartir estas cosas, y lo que dijera me lo creería. Ya fuera una locura o no.

Llevaba pensando en Luke desde que Calum me contó aquello. No podía dejar de sentirme preocupada por él, y resultaba frustrante, porque tampoco le quería ver si eso suponía quedarme a solas y un silencio incómodo.

Además, ¿cómo iba a hablar con él? No tenía ni idea de dónde podría estar, para empezar.

Aunque tenía una ligera sospecha...

No. Que Calum lo viera en esa zona no significaba que fuera a estar ahí... aunque tal vez si me metiera en un lio el apareciera...

Solté un gémido, apollando la cabeza en mis manos mientras trataba de pensar en algo más inteligente.

Nada me convencía. Y en el fondo sabía qué iba a hacer.

*******

Me arreglé el cuello de la camisa en cuanto cerré la puerta detrás de mí.

Cogí aire, miré a ambos lados de calle. La gente iba y venía de cualquier parte, agenas a lo que les pasaba a las demás.

A veces me preguntaba cómo reaccionarían otras personas de estar en mi lugar. ¿Habrían actuado diferente, pero acabado donde yo estoy? ¿O habrían muerto en el intento?

Me daba escalofríos pensar en la muerte de esa manera. No era algo que pudiera decirse a la ligera, pero últimamente no podía evitarlo.

Cuando quise darme cuenta ya estaba cruzando la esquina del gran árbol. Seguí recto, y cuando las pocas personas que habían se alejaron, giré a la izquierda, acercándome cada vez más a la zona menos agradable de este pueblo.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora