Capitulo 6

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-- No importa, Luke, de verdad, ya se curará, no me duele tanto. Es soportable. -- intenté sonreír para convencerle de ello, pero volvió a tocar la herida para hacerme ver que no estaba en lo correcto, y un gruñido salió de mi garganta. Esto era lo que pasaba por intentar camuflar el escozor.

En realidad me avergonzaba un poco que pudiera pensar que era una torpe. Pero era lo más normal si decías que una muñeca se te había caído encima, como si estuviera viva o algo y quisiera atacarme.

-- No seas cabezota, se podría infectar... aún más. -- me miró una última vez antes de empujar la puerta del baño con la mano que no estaba agarrando la mía.

Esto me pareció extraño. Comenzaron de nuevo los ridículos pensamientos de si había venido antes a esta casa, porque sabía muy bien como manejarse, y que yo recuerde nunca le había hecho un tour por mi casa. Hay una posibilidad entre miles de que él tenga algo que ver con esta casa. Supongo que serán paranoias mías, y todo me lo estoy inventando yo...

¿Pero y si sí?

Me senté en el váter un poco más nerviosa que antes, y observé como Luke cogía el pequeño armario que había pegado a la pared, y tiraba de él. Fruncí el ceño, y abrí mi boca con intención de informarle de que eso no podía moverse, pero entonces lo consiguió dejándome aún más impresionada. Cogió lo que parecía un botiquín... que había detrás del armario.

-- ¿Seguro que de pequeño no te colabas aquí? -- pregunté igual de curiosa que de asustada sin poder evitarlo.

También me preocupaba verle sacar cosas del botiquín con gesto serio. Me preguntaba si el sabría algo de medicina, o simplemente hacía lo que pensaba que funcionaría.

Rio ante mi pregunta, y elevó la vista de lo que llevaba en la mano para mirarme, como si hubiera preguntado algo sin sentido y absurdo. -- ¿Por qué dices eso?

Puso un poco de alcohol en un trozo de algodón que parecía estar bastante blanco para el tiempo que suponía que llevaría eso allí, y lo presionó contra mi herida antes de que pudiera si quiera preguntar si era seguro.

Cerré los ojos con fuerza con la esperanza de que eso disminuyera el dolor, pero no tuvo ningún efecto positivo. Por un momento quise arrancarme el cuello del cuerpo, aunque la certeza de saber que no había vuelta atrás me hizo apartar esos pensamientos de la cabeza, y simplemente morder la lengua.

-- Sabías muy bien donde estaba el baño, y eso del botiquín detrás del armario... no sé cómo has llegado a imaginarte que estaría ahí... pero... -- movió su mano para presionar más la herida, y yo me tuve que morder el labio para evitar gemir otra vez. Ya sentía los ojos aguados.

-- Bien. -- sonrió mirándome a los ojos. -- Me has pillado. -- soltó una pequeña risa, aunque yo me veía incapaz de hacerlo. -- De pequeño era bastante rebelde, y me gustaba meterme en esta casa. Lo del botiquín... bueno, yo era un niño muy curioso, y se me ocurrió que lo necesitaría más en este lugar que en mi propia casa, así que lo dejé en un sitio que únicamente yo supiera donde encontrarlo. -- explicó.

Cerré mis ojos de nuevo asimilando la información.

Odiaba cuando pasaba algo como esto. Sonaba tan normal... y yo tenía una idea de él que ni siquiera tenía muy clara. Si alguna vez me ponía a pensar en ello más seriamente, me reiría bastante fuerte de la tontería que parecería. Estaba segura.

Se me ocurrió preguntarle acerca de su familia, ya que parecía que pasaba más tiempo conmigo, o alrededor de mi casa, que de la suya propia, y suponía que él tendría a una madre y un padre que le echarían mucho de menos, e incluso algún hermano o hermana.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora