La pelea y el soborno

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Efectivamente, el que Agamenón Lestrange y Albus Potter exhibiesen tan públicamente su nueva amistad generó un gran impacto en Hogwarts. Y que lo hiciesen quebrando una antiquísima regla no escrita aumentó la sorpresa. Pues hay que decir que, salvo en el memorable día de la muerte de Lord Voldemort, jamás alumnos de una Casa habían osado comer en la mesa de otra Casa; y en aquella jornada -conocida oficialmente como "el Día de la Victoria"- las cosas habían estado tan desquiciadas que a nadie le importó donde sentarse y donde no. No obstante, cuando después del verano se reanudaron las clases en Hogwarts, las cosas volvieron a la normalidad. Así que ver a un chico de Gryffindor almorzando y conversando tranquilamente con tres chicos de Slytherin en su mesa no pudo sino dejar a todos asombrados.Albus, a diferencia de su padre, sentía un perverso placer al ser objeto de todas las miradas. No era vanidad -al menos no del todo-, sino simplemente deseo de desafiar tanto a los Gryffindor como los Slytherin que desconfiaban de él por ser hijo de quien era y estar en la Casa en la que estaba.

Después de comer el postre, Agamenón regresó a la sala común de Gryffindor y Albus, Isaac y Scorpius se disponían a hacer lo mismo hasta que James Potter se les acercó en uno de los pasillos que llevaban a las mazmorras. Era evidente que quería hablar con Albus, y él les indicó a sus amigos que continuaran sin él. James esperó hasta que se quedaron solos y estalló.

-Ya sabía que eras amigo del hijo de Draco Malfoy, pero nunca habría imaginado que te vería confraternizar con el hijo de Rabastan Lestrange.

-La vida está llena de sorpresas -respondió Albus tranquilamente, sabiendo que esa misma tranquilidad sacaría de quicio a su hermano mayor.

-¡Mira, Albus, si vas a hacerte el gracioso conmigo...!

-No me estoy haciendo el gracioso -contestó Albus con una sonrisa irónica-. El que me da gracia eres tú, con tus prejuicios estúpidos.

-¿Me estás llamando estúpido?

-No exactamente, pero probablemente lo seas.

-¿Qué haces con Malfoy y Lestrange? ¿Quieres que te cuenten historias de sus padres Mortífagos? ¡Tal vez puedan hacer un tour por la Mansión Malfoy para que veas dónde tuvieron a papá prisionero o dónde torturaron a la tía Hermione!

-¿Y qué lugar ocupa Isaac Prewett en todo esto? Porque no me dirás que es un retoño de Mortífagos...

-¡No, es un tonto que fue criado entre muggles y que no tiene idea de en qué Casa lo han metido ni con quienes se está juntando!

-¡No le digas tonto a Isaac!

-¡Le digo tonto a quien quiero!

Albus se puso muy tenso, y sacó su varita, mirando a su hermano con tanta rabia que le hizo retroceder un paso (algo de lo cual James se arrepintió inmediatamente).

-James Sirius Potter -le dijo con mucha frialdad-, a menos que quieras que utilice el maleficio Cruciatus por primera vez a los once años, no volverás a insultar a mis amigos ni a...

-¡Albus Potter, baja esa varita inmediatamente! -dijo una voz detrás de ellos.

James y Albus se sobresaltaron al ver aparecer prácticamente de la nada a Firenze, profesor de Adivinación. El centauro se les acercó lentamente, haciendo sonar sus cascos sobre el suelo de piedra.

-Los centauros tenemos muchos defectos -dijo Firenze con calma, pero también con firmeza-, pero si hay algo que jamás sucede entre nosotros es que dos hijos de la misma yegua se peleen y se amenacen. No sé si eso es común entre ustedes los humanos, pero aún si lo es me parece una conducta absolutamente reprobable. James Potter, diez puntos menos para Gryffindor por insultar a los amigos de tu hermano. Albus Potter, diez puntos menos para Slytherin por amenazar a tu hermano. Ahora vuelvan a sus salas comunes.

Como ambos habían escuchado muchas historias de boca de su padre sobre lo orgullosos e irritables que eran los centauros, no osaron quejarse por los puntos descontados a sus Casas o negarse a obedecerlo. "Sí, profesor", dijeron al unísono, y se apresuraron a salir de aquel pasillo.

***

Al día siguiente, durante el desayuno, una lechuza voló hacia la mesa de Gryffindor y dejó caer una carta en el regazo de James Potter. Éste reconoció al ave como perteneciente a sus padres, lo cual no lo tranquilizó en absoluto; generalmente las cartas que recibía James del número doce de Grimmauld Place eran para quejarse por alguna de sus muchas travesuras en Hogwarts. Ciertamente James Sirius Potter podía decir que su llegada a Hogwarts había significado el regreso al castillo del espíritu de los legendarios gemelos Weasley (todavía se recordaba su memorable escape del colegio en 1996, y un trozo del pantano que habían colocado en el vestíbulo en su última y mejor broma permanecía intacto y a la vista de todos desde aquel entonces).

No obstante, la carta de Harry no era para reprocharle nada a su primogénito (que tenía la conciencia intranquila por unas gotas de poción que había dejado caer "accidentalmente" en el plato de la Señora Norris II y que habían hecho que su pelo se cayese por completo, generando un gran revuelo cuando Argus Filch exigió a gritos a la directora en pleno vestíbulo hacer que todos y cada uno de los estudiantes de Hogwarts bebiese el Veritaserum para averiguar cuál de ellos era el autor del "monstruoso envenenamiento" del que había sido víctima su gata). Harry empezaba saludándolo y hablando despreocupadamente de Quidditch -James había entrado al equipo de Gryffindor como Buscador ese mismo año- durante varios párrafos. Pero después de esa amigable introducción, comenzaba la artillería.

Otro tema del que quiero hablarte es tu hermano Albus. Imagino que el hecho de que haya sido sorteado en Slytherin debe haberte sorprendido o incluso enfadado. Sé que a pesar de tus bromas -que a la postre resultaron ser bastante premonitorias-, querías que Albus estuviese en la misma Casa que tú. Pero eres lo bastante mayor como para saber que uno no siempre consigue lo que quiere. Te digo a ti lo mismo que le dije a Albus: no hay nada malo en ser de Slytherin. No creo que haga falta recordarte cómo sendos miembros de aquella Casa como Narcisa Malfoy, Horace Slughorn, Severus Snape, Andrómeda Tonks y Regulus Black colaboraron, de una manera u otra, para lograr la derrota de Tom Ryddle. Ser de Slytherin no equivale a ser un mago oscuro o un fanático de la pureza de la sangre. Las cualidades por las que, según el Sombrero Seleccionador, se destaca esa Casa son la ambición y la astucia, que no son necesariamente malas. Por eso te pido que aceptes el hecho de que Albus está en Slytherin y hagas lo posible por que los demás lo hagan.

Y por último, tengo un regalo para ti. Como debes saber, mi padre, mi padrino Sirius, el padre de Teddy y Peter Pettigrew protagonizaron muchas aventuras durante su paso por Hogwarts, y llegaron a conocer muy bien el colegio. Ellos, utilizando una magia extraordinariamente avanzada, lograron crear el Mapa del Merodeador, que les fue muy útil durante sus años en Hogwarts. Luego el Mapa fue a parar a manos de tus tíos Fred y George, que me lo dieron a mí. Cuando Teddy fue a Hogwarts pensé en darle el Mapa, pero a la postre decidí quedármelo, pues me pareció que él no lo necesitaría tanto como yo. No obstante, he llegado a la conclusión de que el Mapa estará mejor en tus manos. Para utilizarlo, debes ir a un lugar en donde no te vea ni oiga nadie, apuntar tu varita hacia el pergamino y decir "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas". Pronto comprenderás lo verdaderamente útil que es. Úsalo bien.

Intrigado, James sacó el viejo trozo de pergamino, se lo guardó en el bolsillo y terminó rápidamente con lo que quedaba de comida en su plato, para luego subir a la torre de Gryffindor, ignorando las advertencias de sus compañeros de que llegaría tarde a la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Una vez que estuvo solo en su dormitorio, hizo lo que le aconsejaba la carta de su padre y, naturalmente, quedó extasiado al ver aquel mapa que le permitía conocer no solo los terrenos del castillo sino la ubicación de todos sus habitantes. Era como si la Navidad se hubiese adelantado dos meses. Y aquel disgusto que venía sintiendo desde el 1º de septiembre se desvaneció como por arte de magia. ¿A quién le importaba que Albus no estuviera en Gryffindor si él ahora tenía el mejor mapa de Hogwarts jamás fabricado?

Harry Potter conocía muy, muy bien a su primogénito.

Harry Potter Y El Hacedor De ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora