En los días que siguieron a su encuentro -por llamarlo así- con Valerie Rosier en aquel salón abandonado, Albus estuvo sintiéndose emocionalmente exhausto. Aquella primera sesión de sexo lo había dejado con una sensación extraña, como si todos los demás eventos de su vida cotidiana fuesen insignificantes en comparación. Incluso, cuando su hermano James recordó su promesa de dejarle usar la Capa de Invisibilidad durante el resto del año a cambio del uso de la Sala Multipropósito para usarla en su fiesta de cumpleaños y se presentó ante Albus para reclamarla, el muchacho no intentó quedársela con ninguna clase de argucia.
Lo que lo sacó de aquel estado de ánimo fue un sueño que tuvo en la noche del 26 de marzo. Al nunca soñaba, o al menos nunca recordaba sus sueños, pero este fue extraordinariamente vívido y sus detalles lo acompañaron cuando retornó a la vigilia.
Él estaba en su dormitorio en el número doce de Grimmauld Place, y Valerie lo acompañaba. No obstante, el lugar estaba decorado de la forma en que había estado en la época en que él mismo era un bebé (Albus recordaba el aspecto de su cuarto por fotos que le habían mostrado). Valerie lo miraba con simpatía y le indicaba que se acercase a la cuna. "Mira", decía la joven, "ahí está tu hijo". Y efectivamente, entre las sábanas había un bebé recién nacido, en el que ya se distinguía el cabello negro azabache y los ojos verdes de Albus y de su padre. "Es tan precioso...", decía Valerie. "Qué pena que no podamos conservarlo", añadía mientras sacaba un cuchillo. Albus se quedaba paralizado, incapaz de detenerla, mientras ella apuñalaba al bebé repetidamente. Lo único que Al podía hacer era cerrar los ojos.
Al despertar, Albus se vio abrumado por la idea de que lo que había visto en su sueño había ocurrido. Su lado más racional no creía que se tratase de una visión, pero algo en su interior le indicaba que no podía descartar aquella posibilidad. De manera que decidió acudir a la única que podía darle respuestas: Valerie.
La joven había estado evitándolo mucho más que antes, si eso era posible, por lo que Al tuvo que esforzarse seriamente para poder hablar a solas con ella. Finalmente decidió ser descarado y abordarla directamente, pidiéndole una conversación en privado. Valerie estaba sentada en la sala común con Antoine Zabini y Roberta Goyle.
-Valerie, necesito hablar contigo.
-¿Qué quieres, Potter?
-Tengo algo importante que preguntarte.
-No tengo ningún deseo de responder tus preguntas.
-Por favor, Valerie. Solo tomará un momento. Y créeme, te conviene que te lo pregunte cuando estemos solos y no aquí mismo, que es lo que haré si no me acompañas.
La chica lo miró con odio, pero Al le sostuvo la mirada. Con un suspiro de exasperación, Valerie acabó por ceder y se puso de pie. Albus advirtió que Antoine lo observaba con una enorme desconfianza, y empezó a preguntarse si él y Valerie tendrían algo juntos. En otras circunstancias, la idea no lo habría dejado indiferente, pero aquella tarde él solo estaba interesado en su sueño.
Ambos adolescentes salieron de la sala común, y una vez allí fuera, Valerie sacó su varita.
-Si me pones un dedo encima, Potter, te lanzaré cien maldiciones al mismo tiempo. Así que estás advertido. ¿Qué quieres preguntarme?
Al pensó en explicarle todo en detalle sobre su sueño, pero algo le dijo que sería mejor limitarse al interrogante que dicho sueño le había planteado.
-¿Estás embarazada?
-¿A qué viene eso?
-Al hecho de que ni tu ni yo usamos protección cuando... estuvimos juntos.
ESTÁS LEYENDO
Harry Potter Y El Hacedor De Reyes
FanfictionHan pasado ya varios años desde la caída y muerte de Voldemort. Parece que la tranquilidad ha vuelto a la Comunidad Mágica, este se encuentra en un orden perfecto y sus habitantes están muy tranquilos. Pero una reciente revelación ha causado fulgor...