Coma

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Valerie no podía creer lo que estaba viendo. Albus Potter estaba tirado en el suelo como si fuera un muñeco de trapo olvidado por un niño. Intentó acercarse a su novio, pero una pequeña multitud se había agrupado en torno a él y le fue imposible. Scorpius Malfoy, que estaba al lado de Albus cuando sufrió aquel ataque (si es que así se lo podía llamar), sí pudo aproximarse al muchacho caído y le apoyó la mano en la muñeca. Comprobó con alivio que su mejor amigo tenía pulso, pero muy débil.

-¡Está vivo! -exclamó para que todos lo oyeran. Como no tenía una voz tan potente como la de Al, solamente lo escucharon los chicos y chicas que estaban cerca suyo, pero la noticia fue corriendo de boca en boca.

Pocos instantes después, la directora Servilia Crouch se abrió paso entre los alumnos. Parecía asustada, pero conservaba la compostura. A su lado apareció Neville Longbottom, pálido y demudado.

-Gracias a Merlín que no ha muerto -dijo nerviosamente-. ¿Qué le ha ocurrido?

-No lo sé, y dudo que nadie más aquí lo sepa -sentenció Crouch-. Neville, quiero que lleves a Potter a la enfermería ahora mismo.

El profesor de Herbologia obedeció; con un Mobilicorpus trasladó a su ahijado fuera del comedor.

-¿Dónde estaba sentado Potter? -preguntó a continuación la directora en tono imperioso.

-Allá -dijo Scorpius señalando el lugar de la mesa donde había un plato con un poco de sopa y una copa con jugo de calabaza. Crouch avanzó con paso decidido hacia allí y levantó la copa y el plato.

-¡Profesor Slughorn! -llamó, y de inmediato vino el anciano profesor de Pociones, con una expresión de pavor absoluto en sus ojos- Lleve esto a su laboratorio y analícelo. Es probable que alguien haya envenenado al señor Potter y que el veneno esté aquí.

Slughorn tomó ambos objetos con cuidado, como si se tratase de serpientes peligrosas, y se dirigió a donde le había indicado la directora. Los alumnos, silenciosos, se apartaron a su paso, pero Agamenón Lestrange lo siguió.

-¿El señor Potter comió algo más hoy? -preguntó a Lily, que había conseguido abrirse paso para ver a su hermano, pero había decidido quedarse un rato más en el comedor antes de seguirlo a la enfermería.

-No, salvo el desayuno y algunas ranas de chocolate que compró en el Expreso de Hogwarts -dijo la chica con voz temblorosa.

-Entonces está claro que el veneno -dijo Crouch, casi para sí misma-, si es que Potter fue envenenado, estaba en su plato de sopa o que fue vertido en su jugo de calabaza -Luego la directora pareció recordar que la rodeaban decenas de alumnos y levantó la voz-. Quiero que regresen de inmediato a sus salas comunes. El resto de la cena les será enviada allí. Claro que los familiares de Potter -añadió con un poco más de cortesía, dirigiéndose a Lily- pueden ir a la enfermería.

***

Cuando Harry y Ginny Potter entraron a la enfermería, su hija, sus sobrinas Rose, Lucy, Molly y Dominque y su sobrino Hugo se quedaron de una pieza. Jamás los habían visto tan serios, tan... aguerridos. Su hijo estaba en peligro y los dos parecían dispuestos a matar o a morir por él si fuese necesario.

Fue solo cuando lo vieron que esa resolución pareció tambalear, debilitada por el miedo por la suerte de su hijo. Albus estaba tendido boca arriba en la cama, todavía con la túnica del colegio puesta. Sus ojos verdes continuaban muy abiertos, pero no había ninguna expresión en ellos. De no ser por el suave sonido del aire entrando y saliendo de sus fosas nasales, habría parecido muerto.

-¡Albus! -exclamó Ginny, y tomó su mano entre las suyas. Estaba muy fría y seca, pero se calentó un poco al tacto- ¿Qué te ha pasado, hijo mío? -musitó, horrorizada. Harry le acarició el hombro y miró a su hijo con idéntico espanto.

Harry Potter Y El Hacedor De ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora