El desafio

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Mientras la amistad entre Louis Rosier y Hugo Weasley se iba profundizando, Valerie planeaba su venganza. Como Albus había predicho, el hecho de que Hugo siempre estuviese con Louis era un obstáculo en principio para que Valerie lo atacase, pero al cabo de unos días de reflexión ella decidió que ya no le importaba. Si Louis intentaba interponerse de nuevo, también lo atacaría. No obstante, cuando el propio Albus se interpuso, las cosas cambiaron.

Ocurrió tres días después del incidente del salón abandonado. Valerie conversaba con Roberta Goyle y Sandra Montague en la sala común de Slytherin, y como era habitual ignoraba olímpicamente a Albus Potter y sus amigos -a quienes recientemente se había agregado Ash Bennett. Pero Albus la sorprendió acercándose hasta el sillón donde ella se encontraba recostada.

-Valerie, ¿podría hablar contigo un momento?

-¿Qué diablos quieres, Potter? -replicó ella con frialdad- ¿Que te ayude a encontrarte otro sangre impura para incorporar a tu pandilla?

Albus solo sonrió y dijo:

-Quiero hablarte sobre cierto alumno de primer año de Hufflepuff.

-Ah, ese chico -dijo Valerie, y se puso de pie para seguir al muchacho a un rincón de la sala común donde no podían oírlos. Apoyada contra la pared, la niña preguntó:

-Bien, ¿qué pasa con Weasley?

-Tengo entendido que tú y él tuvieron un encontronazo hace poco, y que tú juraste vengarte.

-Sí.

-Quiero pedirte que no le hagas nada.

-Ni lo sueñes, Potter. Weasley debe pagar.

-Mi primo es un año menor que tú. Eso significa que tiene un año menos de educación mágica.

-¿Qué me importa? Ese imbécil me insultó y afrontará las consecuencias.

-Te lo advierto, Valerie -dijo Albus, mirándola fijamente-. No dejaré que le hagas daño a Hugo. No me importa si eres tan tonta como para odiar a tu hermano menor tan solo por no haber terminado en Slytherin, eso es asunto tuyo. Pero Hugo es mi primo, y lo que le pase a él es asunto mío.

-¿Estás amenazándome?

-No, como dije al principio, estoy advirtiéndote. No atacarás a mi primo Hugo.

Albus jamás había visto a Valerie Rosier tan furiosa. Y notó un detalle curioso: sus grandes ojos parecían haberse oscurecido. Por lo general, los ojos de la niña eran de un marrón claro, casi como la miel. Pero la rabia hacía que sus ojos ahora pareciesen mucho más negros que antes. "Por eso", pensó Albus, "es que me gusta tanto verla enojada. Esta chica tiene genes de metamorfomago".

No obstante, Albus debió dejar de divagar acerca de los ojos de Valerie, pues la niña había llevado la mano hacia su varita. El chico estiró su propia mano y la detuvo.

-¿Vas a atacarme en plena sala común, frente a los prefectos? -le preguntó. Valerie siguió mirándolo con odio, pero pareció calmarse un poco.

-Potter, nadie me llama estúpida y se burla de mi estirpe y sale bien parado. Pero que alguien me amenace es muchísimo peor.

-No te tengo miedo, Valerie. Simplemente preferiría no tener que pelear contigo aquí.

-De acuerdo.

"Albus Severus Potter, yo, Valerie Christine Rosier, os desafío a un duelo mágico. ¿Aceptáis?

Y le extendió la mano. Albus, sorprendido, guardó silencio durante unos instantes. Valerie acababa de hacerle un desafío formal, utilizando la más antigua fórmula. Eso significaba que al aceptar, estaba firmando un contrato mágico vinculante. No era como el Juramento Inquebrantable, que en caso de ser violado concluía con la muerte del infractor, pero no cumplirlo tenía un efecto muy grave: perder los poderes mágicos. Si él accedía al duelo mágico y luego no se presentaba, no sería capaz de hacer ni el hechizo más sencillo. De modo que era natural que dudase antes de estrecharle la mano y aceptar verbalmente. Pero por último decidió que lo único que podría hacer era aceptar.

Harry Potter Y El Hacedor De ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora