Imagina a una chica promiscua de diecinueve años. Ya ha tenido trescientos amantes. Su cuerpo está tan inflado por las infecciones sexuales como el de una prostituta de cuarenta años. Pero hasta los diecisiete había sido virgen. Su padre era un sacerdote que le repetía una y otra vez, en su infancia, que el sexo en el matrimonio era un mal necesario, que el sexo fuera del matrimonio era el infierno y la perdición, que el sexo era la manzana del pecado original. Cuando semejante inhibición se derrumba, desaparece como una presa arrasada. Primero surgen una o dos grietas, hilitos de agua tan pequeños que nadie los nota (...) Y después todo se precipita simultáneamente, vomitando millones de litros de agua, destruyendo todo lo que encuentra en su paso, ahogando a todos los que se cruzan en su camino, ¡cambiando definitivamente el paisaje!
STEPHEN KING, Ojos de fuego
Cuando la directora Crouch terminó de contar lo sucedido aquella mañana en el vestíbulo, los padres permanecieron callados por un momento. Los labios de Jack Sloper estaban muy apretados. Fue el primero en hablar.
-Mentiras. Todo esto no es más que un montón de sucias mentiras. No puedo creer que mi hijo haya envenenado a su compañero.
Harry, Charlotte y Ginny lo miraron furiosos y estaban por protestar, pero Crouch les ganó de mano.
-Mire, señor Sloper: aún suponiendo que su hijo no haya tenido nada que ver en la broma que le hicieron al señor Lestrange, lo cual es improbable, hay decenas de testigos que lo vieron atacar a Albus Potter por la espalda. Créame, su querido Sam está en problemas.
-¡Pero Potter lo provocó!
El retrato de Snape soltó una risita. Crouch, sin inmutarse, dijo:
-Potter atacó a Finnigan, no a su hijo. Tampoco amenazó con atacar a su hijo o a sus amigos.
-¿Está defendiéndolo? -dijo Seamus amenazadoramente.
-No. Creo que todos, salvo el señor Lestrange, se excedieron.
-¿Y cómo es que no había ningún profesor en el vestíbulo? ¿Dónde estaban? ¿Y dónde estaba el celador? -preguntó Charlotte.
-Los profesores estaban en una reunión que convoqué para informarles sobre un cambio de currículum. El señor Filch estaba... asistiendo a Irma Pince con un problema que se produjo en la biblioteca.
Aquella implícita confesión de Servilia Crouch alivió un poco la tensión entre los padres, que recordaban los rumores sobre la relación pseudo-clandestina entre el celador Filch y la bibliotecaria Pince de sus tiempos de estudiantes en Hogwarts. Charlotte, que había estudiado en Beauxbatons y por lo tanto no sabía nada sobre Filch y Pince, seguía molesta pero no hizo más quejas sino que se limitó a preguntar:
-¿Puedo ver a mi hijo?
-Por supuesto. Pero supuse que querría estar aquí presente mientras discutimos las sanciones a Albus Potter, Eugene Finnigan, Randy Creevey, Henry Thomas y Sam Sloper.
-No me interesa. Estoy segura de que usted hará lo correcto. Quiero comprobar por mí misma si mi hijo está bien.
-De acuerdo -Crouch se puso de pie y acompañó a Charlotte afuera, donde se encontraron con Argus Filch-. Señor Filch, lleve a la señora Asset a la enfermería, y dígales a los profesores Longbottom y Slughorn que vengan aquí con Thomas, Creevey, Finnigan y Potter. Y también Sloper, en caso de que haya dejado de... En caso de que ya se encuentre repuesto.
-Por supuesto, profesora Crouch -dijo Filch-. Acompáñeme, señora.
***
Unos diez o quince minutos después, los jefes de Gryffindor y Slytherin llegaron al despacho de Crouch junto a sus alumnos. Por obvios motivos, quien más abochornado parecía era Neville, pues tenía a cinco estudiantes de su Casa metidos en aquel lío. Slughorn, no obstante, no estaba mucho menos descontento; Albus era uno de sus alumnos favoritos y si había algo que a Slughorn no le gustaba era ver a sus favoritos envueltos en problemas disciplinarios.
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Harry Potter Y El Hacedor De Reyes
FanfictionHan pasado ya varios años desde la caída y muerte de Voldemort. Parece que la tranquilidad ha vuelto a la Comunidad Mágica, este se encuentra en un orden perfecto y sus habitantes están muy tranquilos. Pero una reciente revelación ha causado fulgor...