La cena en el Gran Salón

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La cena en el Gran Salón, en el día de la derrota de Lord Voldemort, fue considerada histórica por todos los presentes, principalmente por el discurso de Harry Potter. Harry, Ron y Hermione se sentaron en la mesa de los profesores, ocupando los asientos pertenecientes a los Carrow y a Snape. Después de una hora en la cual las cientos de personas que asistieron al banquete comieron y bebieron a gusto, el ministro Shacklebolt se puso de pie y comenzó su discurso, utilizando el mismo hechizo para amplificar su voz que Lord Voldemort había empleado horas antes:

-Espero que la cena haya sido de su agrado. Esta noche celebramos algo que no hemos gozado del todo desde hace 30 años o más: la paz. Pues desde que Tom Sorvolo Ryddle inició su sangrienta guerra para "purificar" el mundo mágico, los magos y brujas de Gran Bretaña y del mundo hemos vivido aterrorizados por sus ataques. Incluso entre 1981 y 1994, cuando creíamos que Ryddle había desaparecido para siempre, seguíamos temiéndolo y no osábamos decir su nombre (o más bien el nombre que él mismo se inventó, "Lord Voldemort", pues su nombre real era Tom Ryddle).

"Hoy podemos decir que no tenemos miedo, magos y brujas. Ryddle ha muerto definitivamente, y frente a nuestros ojos. Su cuerpo ha sido cremado, sus cenizas descansan en fondo del lago. No volverá para ponerse al frente de sus "Mortífagos". La muerte, que es lo que ese mago tan terrible y poderoso más temía, lo ha alcanzado.

"Esto ha sido posible gracias a los esfuerzos de todos los magos y brujas de Gran Bretaña que no lo apoyaron en su cruzada maligna. Y todos serán recompensados en mayor o menor medida. Pero hay alguien a quien podemos llamar, sin temor a equivocarnos, el vencedor de Tom Ryddle: Harry James Potter.

El ministro se volvió hacia Harry y, con una gran sonrisa, le dijo:

-Harry, quiero agradecerte en nombre de todos los magos y brujas de Gran Bretaña y del mundo, y en nombre de todos los muggles que, sin saberlo, hubieran sido víctimas del régimen de Tom Ryddle. Y también en nombre de todos los hombres y mujeres (sin importar que fuesen magos o muggles) que fueron sus víctimas, personas maravillosas cuyas vidas fueron brutalmente segadas por Ryddle y sus seguidores. En nombre de todos ellos, te doy las gracias.

Un aplauso estruendoso inundó el Gran Salón. Todos los presentes se pusieron de pie y aplaudieron con entusiasmo a Harry Potter, mientras él sonreía, agradecía y se sonrojaba.Después de unos minutos, el aplauso amainó. Shacklebolt dijo:

-Nuestra lucha no termina, magos y brujas. Muchos Mortífagos consiguieron escapar y probablemente continuarán luchando por destruir nuestro mundo, nuestra forma de vida. Pero serán vencidos, pues lo único que los unía era el poder de Tom Ryddle. Muerto él, su causa está perdida. En cambio, nuestra causa no depende de una persona, nuestra causa es la de cada mago o bruja dispuesto a defenderla. ¡Nuestra causa vencerá!

Una segunda ola de aplausos, tan larga y ruidosa como la anterior, volvió a llenar el salón.

-Concluyo éste discurso pidiéndoles que recuerden a todos los que fallecieron para que éste día llegase. Ellos nos acompañan, se los aseguro. Sus espíritus están tan felices como nosotros por la victoria. Ellos también ocuparán un lugar importantísimo en un nuevo mundo que construiremos juntos.

"Ahora Harry Potter dirá unas palabras. Escúchenlo con mucha atención. Ven aquí, Harry.

Harry se puso de pie y se acercó hasta donde estaba Shacklebolt. Ambos se fundieron en un estrecho abrazo, y luego el ministro volvió a su asiento. Harry, visiblemente nervioso pero decidido a cumplir su rol, apuntó su varita a la garganta y susurró "Sonorus", tras lo cual dijo:

-Buenas noches a todos. En primer lugar, quiero agradecer a todos aquellos que dieron lo más valioso que poseían en la lucha contra Tom Ryddle: sus vidas. Quiero dar las gracias a mis padres, que murieron intentando protegerme de Ryddle hace diecisiete años; a Cedric Diggory, que murió hace casi cuatro años cuando Ryddle recuperó su cuerpo; a mi padrino Sirius Black, asesinado por Bellatrix Lestrange hace tres años en el Departamento de Misterios; a Albus Dumbledore -un tercer aplauso estalló, y Harry debió esperar unos minutos para continuar con su discurso-, el único mago a quien Ryddle tenía miedo, que murió el año pasado a manos de Severus Snape, en circunstancias de las que hablaré en más detalle más tarde; a Alastor Moody, asesinado por el propio Ryddle el año pasado; al elfo doméstico Dobby, quien nos ayudó a mí, a Ron Weasley, Hermione Granger y a otros prisioneros a escapar de la Mansión Malfoy, donde éramos prisioneros de los Mortífagos y donde seguramente hubiésemos muerto, pero que fue asesinado por Bellatrix Lestrange. Al ministro Rufus Scrimgeour, que fue torturado por los Mortífagos hasta la muerte por negarse a revelar mi paradero; pese a que tuvimos muchísimas diferencias, él dio su vida para protegerme, y le doy las gracias. A Ted Tonks, asesinado por Merodeadores hace unos meses por el "crimen" de ser hijo de muggles. A Remus y Nymphadora Lupin, que murieron combatiendo a Antonin Dolohov y Bellatrix Lestrange. A Fred Weasley, que también murió en la batalla, justo después de reconciliarse con su hermano Percy. A Colin Creevey, un joven mago hijo de muggles que eligió volver a Hogwarts para luchar contra los Mortífagos, y pagó el precio de su enorme valentía. A Regulus Black, que murió intentando destruir uno de los Horrocruxes de Tom Ryddle. Y a todos los magos y brujas que olvidé mencionar. A todos ellos les agradezco: ellos fueron los verdaderos héroes.

Harry Potter Y El Hacedor De ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora