Conociendo la camara

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Scorpius, pasmado, sólo atinó a decir:

-¿En serio?

Albus levantó una ceja.

-¿Alguna vez te he mentido, Scor?

El chico rió y dijo entre dientes:

-No que yo sepa.

-¿Vas a seguir dudando de mi palabra o quieres que lo comprobemos?

-De acuerdo, de acuerdo. ¿Así que la entrada a la Cámara Secreta está en este baño?

-Sí.

-¿Dónde exactamente?

Albus se maldijo a sí mismo silenciosamente. Debería haberle preguntado a Godricen qué lugar de aquel baño era más poderoso el olor a basilisco. Así que el muchacho tuvo que estar varios minutos diciendo "Ábrete" en pársel a los inodoros y las canillas del baño de niñas -todo ello mientras Scorpius lo miraba con sorna- hasta que finalmente la entrada a la Cámara se abrió, revelando una ancha tubería por la que deberían deslizarse. Scorpius se acercó y estuvo a punto de meterse, pero Albus lo detuvo.

-¿Qué eres, un Gryffindor? -preguntó entre risas- ¿Vas a meterte ahí sin tener en cuenta cómo salir? Esa tubería parece muy profunda y si bien debe ser fácil y hasta divertido bajar, no debe ser tan fácil y divertido subir.

-¿Deberíamos traer escobas? -preguntó Scorpius, un poco avergonzado.

-Así deben hablar los Slytherin, Scor.

***

Al día siguiente, Albus y Scorpius regresaron al baño, esta vez con sus respectivas escobas. Como había predicho Albus, bajar fue divertido. No obstante, lo que los esperaba debajo no era tanto. El túnel que conducía a la Cámara se había derrumbado muchos años atrás y las piedras seguían desparramadas por el suelo. En la semioscuridad, los dos chicos estuvieron a punto de tropezar varias veces con ellas. Y la presencia de la piel muerta del basilisco no era algo que les levantase el ánimo precisamente. Al llegar a la pared con las dos serpientes talladas, Albus supuso que sería el momento de volver a emplear el pársel, y no se equivocó.

Pronto los dos niños se encontraron en la Cámara Secreta de Salazar Slytherin. Avanzaron en la enorme estancia adornada con columnas en forma de serpientes hasta llegar a la gigantesca estatua de Slytherin, pasando junto al cadáver del basilisco muerto por Harry tantos años antes. De él solo quedaba la piel reseca y los huesos; sus colmillos, como ambos sabían, habían sido extraidos por el señor Ollivander poco después de la derrota de Lord Voldemort, tras lo cual la Cámara había sido cerrada.

Después de un largo silencio, Albus dijo:

-Es perfecta. Es el mejor lugar que podríamos haber encontrado.

-Qué curioso que digas eso -comentó Scorpius quedamente-. Por lo que tengo entendido, tanto tu madre como tu padre estuvieron a punto de morir aquí.

-Quizá te parezca insensible, pero no considero que eso sea tan importante. No fue la Cámara la que amenazó las vidas de mis padres, fueron el basilisco y el Horrocrux de Tom Ryddle. Y no soy de los que creen que cuando algo malo ocurre en un lugar, ese lugar queda maldito o algo por el estilo. La Cámara es nuestra, y no veo por qué no usarla.

-Estoy de acuerdo. Tan solo me llamaba la atención. Imagino -dijo, cambiando de tema- que tendremos que hacerle un par de reformas para que nos quede más cómoda. El cadáver del basilisco y el hecho de que el túnel ese esté a punto de derrumbarse no favorecen mucho a este lugar.

-No te preocupes, sé exactamente qué hacer.

***

Volando con sus escobas, Scorpius y Albus subieron por la tubería hasta el baño de niñas. Tras cerrar la Cámara, los chicos fueron a uno de los pocos lugares del castillo que no habían visitado antes -dejando de lado las oficinas y dormitorios de la directora y los profesores-, las cocinas. Un pequeño ejército de elfos domésticos los asaltó, ofreciéndoles comida y bebida sin cesar.

Harry Potter Y El Hacedor De ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora