Capítulo 5

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El silencio. Estoy hundido en el silencio.

No me pongo de pie, me quedo sentado en el piso, contra la pared húmeda y manchada, con la voluntad cansada, o tal vez, rendida. Me quedo sentado por segundos, por minutos, hasta que pierdo la noción del tiempo. Tiempo. ¿Cuánto tiempo he perdido intentando lidiar con Daniel? Tiempo. Hace mucho que deje de contar el tiempo, tal vez porque he asumido que el tiempo es lo que menos importa ahora, es lo que más tenemos, o tal vez porque Daniel aún conserva mi reloj y yo su muñeco de plástico. Probablemente sea la primera.

Observo por varios minutos la corriente de agua oscura correr frente a mí, me he acostumbrado al olor, me he acostumbrado a la oscuridad, pero aún no logro acostumbrarme al silencio. El silencio en el que estoy hundido.

« ¿De verdad lo dejaste ir? ¿No crees que eso es un poco estúpido de tu parte? »

El silencio. Estoy hundido en el silencio. En la soledad. Y eso no me gusta. Me pongo de pie con gran esfuerzo, el dolor ha disminuido, pero aún me paraliza. Avanzo lento por el camino en el que ví la silueta de Dan desaparecer. El hedor crece hasta convertirse en algo insoportable, pero no me detengo. Comienzo a girar en unas esquinas, guiándome con las paredes, mientras siento el agua entrar más arriba de mis tobillos en algunas ocasiones.

— ¿Daniel? —pregunto a la nada, y el silencio es el que contesta.

No separo las manos de las paredes. No tengo idea de en qué lio me he metido pero sigo caminando, hasta que comienzo a escuchar un susurro, lejano, apenas perceptible, pero ahí está. No me está llamando, no está pidiendo ayuda, solo es un susurro constante, de aquellos que se escuchan de una conversación lejana. Daniel. Pero... ¿Con quién está?

Avanzo a brincos entre el agua cada vez más alta, hasta que comienzo a escuchar más cercano el ruido. Definitivamente es Daniel, y está hablando, pero no escucho respuesta alguna de alguien o algo más. A pesar de que mi vista se ha adaptado a la oscuridad, aún me cuesta trabajo avanzar sin tropezarme. El hedor ha disminuido, y me he acostumbrado al lugar: ratas corriendo por el piso, lodo en vez de agua, largos cables y enormes rocas debajo del agua.

De repente, el susurro se detiene y es sustituido por el sonido del agua agitándose. Es tan cercano el ruido que volteo a ver detrás de mí para comprobar que no hay nada. Llego a un lugar con piso de concreto y corro hacia el lugar de donde proviene el sonido. Giro una esquina y me topo con el haz de luz de la linterna dentro del agua, y a solo unos centímetros, el agua agitándose levemente. Cada vez más imperceptible.

— ¿Daniel? —Avanzo temeroso, precavido, después desesperado— ¡Daniel!

Brinco directo dentro del sendero de agua, el cual llega a mi cintura, y después bajo las manos para intentar sujetar a Daniel. Él me golpea y no se deja sujetar, hasta que lo abrazo del pecho y saco su rostro fuera del agua, después le comienzo a jalar y lo pongo sobre el piso de concreto, mientras salgo del agua, lo arrastro hasta que comienza a toser y escupir toda el agua. Su rostro se ha llenado de manchas negras, y su pelo castaño, ahora húmedo, cae sobre su rostro.

Respiro con esfuerzos, mientras el dolor en mi espalda regresa.

— ¿Qué demonios estabas haciendo ahí? —le pregunto alterado mientras lucho contra el dolor palpitante.

—Un... Una sombra —me contesta señalando al agua.

—Yo no ví ni sentí nada ahí —le contesto dudoso.

—Entonces compruébalo.

Guardo silencio unos segundos. Me pongo de pie, y avanzo lento, mis pies chocan contra algo, la mochila de Daniel. La recojo y busco entre sus cosas hasta que encuentro la pistola. La sujeto y le lanzo a Daniel la mochila. Me acerco al agua, precavido, pero no logro observar, necesito la lámpara, la cual está dentro del agua. Bajo al agua con cuidado, y volteo a ver a Dan, él solo me observa atentamente.

Camino con esfuerzos, dando grandes pasos, llego al haz de luz debajo del agua. El silencio nos rodea. El silencio. Estamos hundidos en el silencio. Dudo, pero tomo la decisión y me sumerjo rápido dentro del agua, hasta que sujeto la linterna y salgo rápidamente. Me limpio el rostro y resisto las ganas de vomitar. Me limpio los ojos y comienzo a buscar con ayuda de la linterna algo debajo del agua. El agua oscura ahora se pinta de un color café claro con ayuda de la luz. Recorro el lugar con la luz.

— ¿Está ahí?

—Aquí no hay nada —le contesto, alzando mi mirada a él. Aún no ha salido del pozo.

— ¿¡Que!? Es... Eso no puede ser posible, ahí estaba...

—Basta, Dan. Solo guarda silencio —lo interrumpo decepcionado.

—Es que no puede ser posible.

— ¡Basta! —le grito. El silencio regresa por unos segundos—. Deja de mentirme.

— ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

Avanzo molesto, salgo del agua y llego hasta él.

— ¿De qué estoy hablando? Me mentiste, ahí adentro no hay nada, ¿Sabes lo que ví cuando llegue? Solo te vi a ti, ahí adentro, resistiéndote a salir.

Parece desconcertado, confundido.

— ¿Qué estás insinuado? —Me pregunta desesperado— ¿Qué me metí ahí adentro para dejarme morir ahogado?

—Solo estoy diciendo lo que vi —me cuesta trabajo seguir hablando con él, me cuesta trabajo creerle.

— ¡Qué te ocurre! —Me grita mientras se pone de pie y me empuja— ¡Qué demonios te ocurre!

Sujeto sus brazos bruscamente y lo detengo.

—Entonces, ¿Con quién estás hablando? ¿Con una sombra? ¿Con Javi? ¿Con Tomás? ¿O con Cristina? ¡Con quién estabas hablando!

La pregunta lo detiene, me observa desesperado, pero no responde. Lo suelto y lo lanzo bruscamente, él tropieza y cae al piso.

—Ya me cansé de esto Dan.

—Créeme, por favor, créeme.

Me quedo en silencio, después le doy la espalda.

—Ya no puedo creer en ti, ya no más.

Nos quedamos en silencio, en medio de la oscuridad, en medio de la nada.

—Creí que lo habías superado. Que lo habíamos superado. Que equivocado estaba.

—Eres un... un... idiota —me contesta llorando. Se pone de pie, levanta su mochila y comienza a avanzar delante de mí.

—El día que dejes de ser tan inmaduro, volveré a creer en ti —se detiene por unos segundos, después vuelve la mirada hacia mí.

—Creí que eras diferente, que confiabas en mí.

—Me has dado razones para dejar de hacerlo.

Solo se gira y avanza, camino detrás de él.

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¡Hola a todos! Espero que les este gustando mucho la historia, agradezco mucho sus votos, cualquier opinión o comentario no duden en hacerlo, siempre lo tomo en cuenta.

Espero que disfruten mucho la historia. Cualquier duda u opinión sera bien recibida. ¡Gracias!

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora