Capítulo 45

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Daniel:

El espíritu de lucha. El deseo de venganza.

Es lo único que me motiva. La sed de sangre, la necesidad de verlos morir. De ver morir a Kyle. Yo asesinare a Kyle, así tiene que ser, tal vez no me haya hecho mucho, sin embargo el odio contra él, la furia, todo ha creado un rencor enorme, esto es personal, lo tengo que asesinar.

Me pongo de pie, sé que puede ser inútil, sin embargo comienzo a descargar toda mi furia contra la puerta, la golpeo con el puño, la empujo, la golpeo con el hombro con una esperanza patética de tirarla, grito de furia, la pateo, todo sin conseguir nada.

—Dan, basta —susurra Ethan a la distancia.

Retrocedo, agotado, adolorido, grito una vez más y me tiro al piso, quiero llorar, pero resisto. No puedo desmoronarme, no ahora. Me siento, intentando pensar en algo desesperadamente.

—Tiene que haber una forma de salir de aquí —digo lo suficientemente fuerte para que todos me escuchen—. Tenemos que salvar a Evan.

—No se nos ocurre nada —dice Caleb desde su contenedor—, pero tiene que haber alguna forma. ¿No es así Will?

No hay respuesta alguna, no logro más que imaginarme el dolor que debe estar pasando, la tortura que le provocan al dejarlo dentro, a un lado del cuerpo sin vida de su hija, la única razón que tenía para vivir. Pero sorprendentemente nos contesta.

—Un milagro —dice fríamente—. Un milagro es lo que necesitamos para salir de aquí.

Todos nos quedamos en silencio, una desesperación tremenda me carcome e inesperadamente un ruido invade la habitación, una puerta abriéndose, una serie de pasos avanzando por el lugar. Corro hacia los distintos agujeros en las paredes de los contenedores metálicos. Finalmente logro observar como un hombre de pelo largo y con un trapo rojo sobre su cabeza se acerca tranquilamente en dirección al tercer contenedor, el contenedor de Will. Se detiene por unos segundos y finalmente lo abre.

— ¡Will! ¿Me recuerdas? Charlie, el maldito infeliz que trataste como mierda cuando estabas aquí. ¡Sí! ¡Ese! Sal de ahí pequeño pedazo de mierda —dice el hombre mientras entra al contenedor, se escucha el forcejo y finalmente el hombre sale, arrastrando a Will por el suelo— ¿Si era pequeño pedazo de mierda como me decías?

Will luce agotado, cansado, desgastado y demacrado. Se pone torpemente de pie y observa de frente a aquel hombre.

—Sí, era pequeño pedazo de mierda —dice con un tono arrogante—. Mírate, como has crecido. Me siento ciertamente orgulloso de ti, aprendiste muy bien.

—Como no tienes idea —e inesperadamente el hombre le da un puñetazo en el rostro—. Me alegre mucho cuando Kyle me mando por ti, sería una lástima que no lograrás llegar al foso.

—Entonces mátame, mátame aquí, mátame ahora, si es que tienes el valor.

Ambos se observan fijamente, con furia mutua en sus miradas, el hombre saca su pistola, pero no le apunta.

—Es lo que quieres, ¿no es así? Y luego Kyle me castigaría, como lo hizo contigo. No, gracias. Tengo una familia que amo y que me importa.

—Siempre fuiste un cobarde, pequeño pedazo de mierda.

—Di lo que quieras, de todas formas disfrutaré verte morir igual.

—Y también, eres nuestro milagro —sé que esas palabras son para nosotros, pero, ¿qué piensa hacer?

— ¿Acaso tanto tiempo a lado del cuerpo de tu hija te hicieron perder la cabeza? —dice el hombre en tono de burla hacia Will, pero alcanzo a distinguir como solo pinta una sonrisa en su rostro.

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora