XII. La fortaleza

912 145 18
                                    

Capítulo 36

Daniel:

—Despierta mocoso.

Una voz ronca me despierta, mientras alguien me golpea levemente en el rostro repetidamente.

—Aquí no es lugar para los flojos, bienvenido a tu nuevo hogar —continúa diciendo el hombre, mientras se pone de pie y comienza a alejarse, su piel es morena, y luce bastante mayor. No logro distinguir bien el lugar donde estamos, no veo nada más que una habitación oscura y larga, iluminada únicamente por pequeños rayos de luz débiles que entran por pequeños agujeros y aberturas que hay en las paredes—. Espera visitas pronto niño.

—No soy un niño —susurro inconscientemente.

El hombre se da la vuelta camina unos cuantos pasos y cierra una puerta metálica grande detrás de él. Me toma tiempo ponerme de pie, y cuando por fin lo consigo, noto que el piso y las paredes son metálicas. Mi cabeza me duele terriblemente, estoy confundido y aterrado. Me siento desprotegido, vulnerable, con mucha incertidumbre y mucho miedo por lo que me depara. Intento buscar una forma de salir de aquí, pero no encuentro nada. Me asomo por los agujeros en las paredes metálicas, pero no veo a nadie afuera, solo observo cajas viejas y un lugar muy desacomodado, es como si estuviera en unos contenedores. No sé dónde esté exactamente, y tampoco tengo idea de donde este Caleb.

Comienzo a desesperarme y golpear las paredes sin conseguir nada. Me siento al piso y comienzo a llorar del temor.

—No seas un cobarde —dice una voz al otro lado del lugar—. Los ninjas no son cobardes.

Alzo la mirada y observo como Javi cruza la habitación hasta donde me encuentro.

—Siempre tienes que arruinar las cosas ¿No? —dice con un tono serio.

Comienzo a agitar la cabeza, me cubro los oídos intentando evitar a toda costa escucharlo, cierro los ojos fuertemente, intentando evitar ver su rostro.

«No ahora, no por favor. No pierdas el control, no dejes que te controle»

—Bonito lugar el que tienen para los prisioneros —dice otra voz, a pesar de que me cubro los oídos las voces siguen igual de presentes—. Me recuerda al mismo lugar donde te tuve encerrado, como te gusta ser un prisionero. ¿No es así Dan? Tengo que admitir que fueron muy inteligentes al dejarte dentro de un contenedor de metal, dudo que haya forma posible de escapar —Alzo la mirada aterrado y observo como Erik se sienta a mi lado, con una sonrisa en su rostro—. Solo les hace falta un pequeño detalle, una charola con comida podrida y orina como bebida, sería perfecto ¿No crees Daniel?

— ¡Basta! ¡Guarden silencio! ¡Lárguense de aquí! —Grito furioso poniéndome de pie, pero no les interesa en lo más mínimo, solo me miran inexpresivos.

—Todo lo que has hecho te ha conducido hasta aquí Dan —dice Javi poniéndose frente a mí, me siento indefenso frente a él, débil, insignificante—. Si me hubieras seguido las cosas serían diferentes.

—Sería un asesino si te hubiera seguido.

—Tampoco eres un santo —dice Erik a mis espaldas.

—La cosa es que estás aquí por pretender ser algo que no eres —continúa Javi, destrozándome con cada palabra—. No eres un salvador, no eres una buena persona. Eres un monstruo, un ninja, un depredador, un cazador. Un asesino. No trates de ocultar tu naturaleza, no trates de evitarla.

—No, no, no soy como ustedes, ustedes están locos, ustedes son los monstruos —digo entre lágrimas.

—Nosotros no somos los que vemos a gente muerta —dice Erik —, y por algo estamos aquí. Porque tú nos necesitas.

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora