V. La chica solitaria

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Capítulo 14

Cada vez más cerca.

Así estaba la chica del pelo castaño rojizo. Cada vez más cerca de aquel lugar al que pretendía llegar, al que le costó meses, llegar, al que le costó vidas llegar. Con pasos ligeros y rápidos. Ella era ágil. Ella era veloz. Ella era lo más cercano a un atleta femenino que se encontrarían en aquel mundo apocalíptico en el que había nacido. Todavía recuerda las historias de su madre. Todavía recuerda aquel pequeño campamento en la mitad del bosque en el que nació, entre la luz de las fogatas y las linternas. Con un triángulo a unos kilómetros de todos ellos. Apenas unos meses habían pasado desde la invasión. Su madre se enteró de su embarazo dos semanas antes de que los primeros triángulos aparecieran en todo el mundo. Sin embargo, su madre no se rindió, luchó con la esperanza de que cuando su hija naciera todo hubiera acabado. Por supuesto, eso nunca ocurrió. Ella fue la hija consentida, a la que le enseñaron acerca de lo mejor del mundo, y la que también vio lo peor de él, a la que le enseñaron a sobrevivir desde los tres años, la que aprendió a disparar a los cinco y a pelear a los nueve, la única por varios años. Hasta que el campamento en el que vivían fue atacado, y con ello, su madre fue violada. Así fue como nació Mario. Su hermano menor, su hermano que desapareció, su hermano que ella dejó ir.

Caminaba a través de la carretera, entre los autos. Avanzaba lento, avanzaba segura, avanzaba decidida. Con el rifle en sus manos. El rifle de su padre. Avanzaba velozmente, hasta que se detuvo frente a un letrero que llamaba fuertemente su atención. Era justo lo que necesitaba saber.

"Resistencia militar, 20 kilómetros. Refugio, alimento, seguridad."

—Resistencia militar —repitió para sí misma, como un susurro. Lo repitió en voz baja, pero con su voz dulce. Cualquiera que la escuchará hablar se daría cuenta de su seguridad, de su confianza en sí misma, de la dulzura que la caracterizaba y pensaría que no era más que una jovencita frágil. Que equivocados estarían.

Siguió avanzando. Hasta que un zumbido pasó sobre su cabeza. No le presto mucha atención, se ocultó a la sombra de uno de los tantos edificios que había, creyendo que era una esfera, pero para su sorpresa, no lo era. Su padre le había contado de ellos, su padre le había enseñado juguetes con la forma de ellos. Aviones. Se quedó oculta, esperando a que regresarán. Nunca lo hicieron. Llegó la noche y buscó donde dormir, la travesía de todos esos meses le provocaban un cansancio excesivo al finalizar los días, acomodó todo en el pequeño cuarto que había encontrado para pasar la noche, solo pasaron segundos antes de que durmiera profundamente.

En su mente una pesadilla comenzó a figurarse, tenía que ver con su hermano. La carga que la atormentaba siempre, y que la seguiría el resto de su vida. Únicamente revivió aquellos días.

Estaba en la misma casa, estaba de pie, en el mismo lugar en el que solía estar aquellos días, después de que su padre muriera y su madre resultará gravemente herida. Únicamente observaba a su madre desde la puerta de la habitación, recostada en la cama, con el pecho vendado, con la cara pálida, con el cabello desteñido, su cuerpo parecía un muerto en vida.

Escuchó a su hermano subiendo las escaleras y de un golpe cerró la puerta. No quería que su hermano la viera en esa condición. Lo que él sabia era que su madre se había herido pero se estaba recuperando y necesitaba estar sola y sin visitas para que volviera a estar fuerte de nuevo. Su hermano solo tenía once años, pero la inocencia de alguien de ocho, su hermano podía creer la mayoría de las cosas que le digieran, aún era inocente, no había pasado por todo lo que ella había pasado y sus padres siempre lo protegieron, le querían dar lo mejor que ellos podían en este mundo. Ella veía a su hermano cómo alguien ingenuo, tal vez por ser la hermana mayor y querer protegerlo, pero se equivocaba, no era tan inocente como creía, su hermano era inteligente, sabía ver las cosas desde una perspectiva diferente a los demás.

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora