Capítulo 8

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Daniel:

La paranoia en mi cabeza me cegó.

Pero tengo que darle crédito, y gracias, a la sombra, es decir pudo haberme matado en cualquier segundo, pero el que lo quisiera hacer lo más lento y sigiloso posible que pudiera me dio una oportunidad. Aunque es una tonta, si fuera él o ella o lo que sea que sea, yo hubiera brincado sobre mí sin apenas pensarlo.

Corro tan rápido como puedo, atravesando el pasto largo del patio trasero de una casa.

«No desperdicies tus balas, ocúltate».

Eso es lo que grita mi instinto, pero mi mente aterrada solo dice:

« ¡Voltea y dale un par de balazos! »

Al final del patio hay un pequeño cuarto, de color rojo ya desteñido, decido meterme y detrás de mi cierro la puerta de madera vieja. Observo a través de un agujero el exterior. Los rayos del día comienzan a pintar el cielo de un tono naranja, al final del patio observo como la silueta larga y delgada de la sombra llega velozmente, corriendo, exaltada. Avanza lento entre el alto pastizal, sigilosa, sin apenas hacer ruido alguno, observa su alrededor, me busca. Observo como estira su brazo a su espalda y saca una enorme arma, no es como la de nosotros, como la de los humanos, es gruesa, larga y enorme. A eso se le suma por supuesto sus largas cuchillas en los costados de sus brazos que puede sacar en cualquier momento, lo cual reduce mis probabilidades de sobrevivir al cero punto cero cero cero uno por ciento.

«No seas tan exagerado»

Una vez más me doy cuenta de lo afortunado que soy y de lo tonta que es la sombra, pudo haberla usado mientras yo estaba con mis fantasías ridículas, pero prefirió matarme sin apenas hacer un ruido. Probablemente también quería matar a Evan, es por eso que no hizo ningún ruido.

Observo a la sombra alta y delgada, sin apenas moverse, y de repente desaparece, apenas un movimiento rápido y la pierdo de mi vista, como sí se hubiera esfumado.

—Deberías alejarte de ahí —escucho una voz poco profunda de hombre que ordena, giro la vista y me encuentro con Javi recargado en una esquina del pequeño cuarto con varios estantes con herramientas y varios objetos colgados en las paredes.

—Deberías dejarme en paz de una vez por todas —le susurro tan bajo que apenas puedo escucharme a mí, mientras regreso mi vista en busca de la sombra.

—Nunca, ¿no lo recuerdas? "Siempre que me escuches estarás bien" y "No dejaré que te lastimen... no dejaré que nada te lastime" —comienza a avanzar hacia mí mientras repite esas frases torciendo los ojos y hablando con voz chillona— y bla, bla, bla. Ahora, aléjate de ahí.

—O tal vez en lugar de todo eso solo quieres desquiciarme y volverme loco —no logro encontrar a la sombra en ningún lugar del patio.

—No lo creo, recuerda soy parte de ti, tal vez solo soy tu subconsciente que te dice lo que debes hacer sí no quieres morir, una forma bizarra que tu creaste con ese propósito o algo así, yo que voy a saber. Ahora, ¡aléjate de ahí!

Contengo las ganas de contestarle y decido ignorarlo, en ese momento la sombra aparece, sin que apenas me percate, en frente de mí, aún buscándome, pero me espanta y me alejo tan rápido de la puerta que tropiezo con unos baldes de agua metálicos, los cuales chocan y se caen, haciendo mucho ruido.

Caigo de golpe y un dolor recorre mi espalda solo por unos segundos, pero el lugar se queda tan silencioso que me aterro. Saco el arma y me pongo de rodillas.

—Te dije idiota —dice Javi apareciendo una vez más.

Observo la perilla de la puerta girando, pero después se detiene.

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora